Anoche me cobraron 10 euros por un mini de cerveza Heineken en el aniversario de la Sala Heineken, antigua Sala Arena. El disco de Albert Hammond Jr. valía 12 euros. Creo que sobran las palabras, ¿no?
Bien, a lo que venía. Siempre hay un disco que te encanta, que te vuelve loco, que te pones a todas horas y que luego va la crítica y lo pone fatal. ‘First impressions of Earth’ de los Strokes ha sido el hazmerreír de incluso revistas de tan dudoso criterio como el EP3 o el Go. Sin embargo, a mí y a otros miembros de JENESAISPOP (a otros no), nos parece un disco de cabecera. Yo me lo compré cuando salió, los primeros días de enero de 2006 y a fecha de hoy he sido completamente incapaz de sacarlo del iPod. Canciones que no me gusten creo que hay dos, las dos últimas, y canciones que me encanten hay bastantes: las 5 primeras, la extraña balada ‘Ask me anything’, ‘Vision of division’ que ya la dejas porque va en medio, ‘Electricityscape’, ‘Fear of sleep’, ‘Evening sun’ y otras que nos han llevado a escuchar este álbum desde luego mucho más que ‘Room on fire’.
Así y todo, me daba pereza ir al concierto de presentación del disco de Albert Hammond Jr en solitario, pero al final me animé. Para muchos Albert Hammond Jr es sólo el hijo del cantante de Gibraltar Albert Hammond, de la misma manera que Vincent Delerm es sólo el hijo del escritor Philippe Delerm, pero para nosotros no. Albert es el guitarrista de los Strokes. Y anda que no se nota en su debut, ‘Yours to keep’. Las canciones mejor acogidas de anoche entre el público, como ‘Back to the 101’, podrían colar perfectamente como de la banda, mientras que las que por algún detalle podían sonar más diferentes, como ‘Hard to live (In the city)’ o ‘In transit’, perdían sus matices en directo.
La banda de Albert tocó casi la totalidad del disco delante de una tela que representaba la portada de ‘Yours to keep’. Él empezó cantando no muy allá y teniendo que repetir el principio de una canción, pero la sucesión de canciones breves y potentes y la duración del concierto, a lo Strokes, 43 minutos y sin bises, a mí no me sonó a timo, sino a aliciente para escuchar el disco, que es lo que estoy haciendo en estos momentos encantado de la vida. 6.