«Tienes un teléfono digital, un ordenador, una televisión digital… ahora sólo te falta un reloj en lenguaje binario para estar un poco más cerca del futuro». ¿Perdón? Yo juraría que todos los cacharros antes mencionados nos hacían la vida más fácil, y que el futuro era hacer sencillas las cosas difíciles. Pues no, os habéis equivocado. Lo último es que alguien te pregunte la hora y tú te tires media hora intentando descifrar tu reloj binario de última generación. Ya me veo las conversaciones en la calle:
– Disculpe, ¿tiene hora?
– Sí, claro. Mire son las… 8+2=10 dividido entre 5 me da dos y me llevo una, multiplicado por el coseno de la hipotenusa del logaritmo de n son 2400 y eso, derivado a la raíz cúbica de 16573… Un momento que saco la calculadora… Las 11:51 (que os lo creáis o no, es la hora que pone ahí arriba).

Digo yo, ¿no es más fácil un reloj de manecillas de toda la vida? Es más, ¿no es más fácil un reloj digital de esos que dicen «11:51» directamente? No sé, yo es que esto lo veo un poco complicado, sobre todo ahora que el Brain Training para Nintendo DS me ha recordado que el cálculo mental no es precisamente mi fuerte… La versión elegante de este artefacto sólo recomendable para los más geek del lugar, aquí.