Air, desde el principio de su carrera, se han movido (levitando, eso sí) en una frontera estrechísima entre el ensimismamiento arty o la emoción analógica, entre aburridas postales o bellos paisajes, entre sintonías de relleno o canciones eternas. Entre el pan sin sal o el pan tumaca. ¿Y qué les hace ser/parecer unas cosas u otras? Siendo claros, la diferencia entre el coñazo y la gloria es que tu amiga Sofia Coppola te regale un videoclip en ‘Lost In Translation’, o toda una película (‘Las Vírgenes Suicidas’). ¿O soy el único al que aquellas escenas de Tokio le cambiaron la forma de apreciar ‘Talkie Walkie’?
A falta de otra película que les ampare, ‘Pocket Symphony’ contiene de lo mejor y lo peor de Air, introduciendo como única (pequeña) novedad una mayor presencia de guitarras acústicas y la de un par de tradicionales instrumentos japoneses. Entre lo mejor están el single ‘Once Upon A Time’, ‘Leftbank’, ‘Napalm Love’ y, sobre todo, las dos colaboraciones estelares del disco: ‘Somewhere between waking and sleeping’, una evocadora y bonita canción escrita a la medida de la voz de Neil Hannon, y ‘One Hell Of A Party’, el drama de la resaca contado cantado por Jarvis Cocker (amigo y residente en París) entre acordes de koto, un ancestral instrumento japonés que Godin ha aprendido a tocar. Por otra parte, rozan la obviedad cansina con la temática nipona tanto en el vídeo de ‘Once Upon…’ como llamando a un tema ‘Mer du Japon’ (vaya tela, tíos). E incluyen dos o tres temas (demasiados) muy insulsetes (‘Mayfair Song’, ‘Redhead girl’) cuya aportación a su bagaje es cero. Un disco que, escuchado en el momento y en el lugar adecuados, puede ser muy bonito. Si no, pasará por tu cabeza sin dejar apenas huella. 6,5