Polémica política por un concierto de Soziedad Alkohólika en Leganés

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Polémica política por un concierto de Soziedad Alkohólika en Leganés

El alcalde de Leganés ha mostrado su «disconformidad» (¿es esto un eufemismo?) con la celebración de un concierto de Soziedad Alkohólika, ese grupo, después de que Esperanza Aguirre (a.k.a. La Lideresa) hubiese anunciado que iba a tratar de impedirla. Todo esto viene por la AVT, que dice que la banda simpatiza con el entorno de ETA, a pesar de que los jueces absolvieron al grupo de este delito allá por 2006. Vamos, un tejemaneje de no te menees.

A través de una notificación oficial, el Ayuntamiento ha pedido que se suspenda esta actuación, que se supone tendrá lugar el 20 de diciembre, y que se enmarca en un festival de iniciativa privada. La Asociación de Víctimas del Terrorismo asegura que «debe impedirse este concierto» porque «socialmente está admitido que la banda simpatiza con asociaciones del entorno de ETA, sobre todo con sus organizaciones juveniles». Se trata, como todo el mundo se puede imaginar, de una acusación muy grave.

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Sin embargo, hace justo ahora dos años, el grupo fue absuelto de semejante delito, y el tribunal determinó que la canción de la discordia, con el bonito título ‘Explota cerdo’, no desprendía un delito enaltecimiento del terrorismo.

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La AVT, esa organización privada que a veces goza de status de organismo oficial -y a las plazas de aparcamiento privadas en algunas de nuestras calles nos remitimos-, ignora aquí una sentencia a favor del grupo, y vierte unas acusaciones tremendamente graves. Sin embargo, no hay ni rastro de ellos cuando, por otro lado, se organizan conciertos pro-nazis. A Esperanza Aguirre tampoco solemos oírla en estos casos, suponemos que porque -por suerte- estos conciertos congregan a mucha menos gente que Soziedad. Aunque den miedito.

De la misma forma, no hemos oído pronunciarse a Esteban Ibarra, gurú del buenrollismo y la libertad, y mandamás de la asociación ‘Movimiento contra la Intolerancia’, que sin embargo, sí pone la voz en el cielo cuando los conciertos son de -digamos- otro signo político. Toda una demostración de que, para unos, los conciertos de su bando son los buenos, pero los del de enfrente no. Y nos da igual derecha que izquierda, ocho que ochenta. En el fondo, el mismo perro con distinto collar.

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