Beach House + Tarántula + Za! + HEALTH

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Beach House + Tarántula + Za! + HEALTH

beach_house_bcnPasadas las 19:30 del pasado sábado, si entrabas a Neu! Club, parecía que no había nadie tocando. Había mucho silencio. Bueno, no es cierto. La JR estaba haciendo su post-jazz quedo y apasionante. Lástima que solo vi la última, vibrante, canción de su show. Poco a poco, más y más gente fue sumándose a los poquitos que estábamos ya dentro para ver, a tenor del lleno posterior, a una de las bandas más esperadas del Primavera Club ’09. Y Beach House estuvieron a la altura, desde luego. El dúo formado por Alex Scally y Victoria Legrand (cuya voz, por cierto, aparece en el tema de Grizzly Bear de ese anuncio de coches), acompañado por un batería, tiene mucha más pegada en directo de lo que aparentan sus discos. Su folk-pop oscuro, que podría tener un émulo estético en las películas de Lynch, llega más profundo en vivo y la voz al límite del desgarro de Legrand, con sus agitados melenazos, es aún más impactante. Las florituras de guitarras y coros de Scally son más bellas. Todo, en definitiva, es mejor. ‘Norway’, canción que adelanta su inminente tercer álbum titulado ‘Teen Dream’, es brillante, pero no lo son menos ‘Used To Be’, ‘Gila’ (maravillosa), ‘Childhood’. Su actuación epatante fue de menos a más, hasta acabar con un público absolutamente rendido a los de Baltimore, al que acabaron agradeciendo su «increíble energía». Uno de los momentos del festival, sin duda. 9 Caniche

Tarántula no fue la banda que más se aprovechó del excelente sonido disponible en la Sala Caracol, pero su propuesta desenfadada, tan de orquesta de pueblo o de fiestas del 2 de Mayo (cuando las había), sirvió para que la gente se echara unas risas en un festival lleno de propuestas intelectualizadas. El grupo interpretó canciones como ‘Es un soñador’, ‘Gusano’ y ‘Antisistema solar’, creciéndose durante ‘Con toda la marcha’, perfectamente consciente de que es la mejor apuesta de su repertorio. Joe Crepúsculo, a los teclados y coros, no habría pasado desapercibido de ninguna forma, pero con una camiseta «no a la violencia de género», menos. 6. Supervago.

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Se abre el telón y aparece uno de los dos miembros de Za! (¿eran los que tocaron los vientos para Tarántula, verdad?), el de las percusiones, a capella, de pie, en uno de los micrófonos. Nos habían descrito lo de los catalanes como una mezcla de africanismo y ruido, y eso fue lo que vimos durante su show, aparte de mucho, mucho experimento. Muchas canciones, cuando parece que se recrean en el noise, se paran de golpe y el grupo vuelve a hacer ruido con la boca sin música. Nadie sabe muy bien cuándo aplaudir o cuándo terminan las canciones. A veces da la risa, pero no hay lugar para el aburrimiento mientras el guitarrista agita su melena en cuclillas viajando de África a The Smell con escala en el post-rock de finales de los 90. 7. Supervago.

La actuación de HEALTH en Caracol gozó de un mejor sonido, más potente, que en Joy Eslava y esoes señal ineludible de un nuevo triunfo del cuarteto de Los Ángeles. Ni siquiera la muerte del bajo de John Famiglietti pudo evitar que nos remataran con un último bis que tenían reservado. ¿Para qué si no sirve un micro filtrado por un pedal de distorsión? Caniche

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Foto: Beach House pero en Barcelona.

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