En 2006 la escritora Elizabeth Gilbert publicó uno de esos libros de no ficción que se convierten en biblias para una generación. Las señoras urbanas estadounidenses adoptaron el best seller de la Gilbert como manual de instrucciones para superar la crisis existencial de la mediana edad. Una rentable mezcla de autobiografía, novela rosa, ensayo feminista y filosofía new age que la mayoría disfrutó de forma vicaria (no todas se pueden permitir un año sabático para viajar alrededor del mundo).
Desde este punto de vista, el de la pura fantasía para señoras deprimidas, la adaptación realizada por Ryan Murphy (creador de series como ‘Nip/Tuck’ o ‘Glee’ y señora de mediana edad) es modélica. Si ya era difícil identificarse con Elizabeth Gilbert, hacerlo con Julia Roberts, mucho más guapa y famosa, tiene que ser imposible. Y más aún si va diciendo que está gorda. ¡Ella! Pero bueno, como estamos de bajón, dejémonos llevar por la ilusión: la dolce far niente romana (come), la espiritualidad india (reza) y el despendole balinés (ama). Todo convenientemente fotografiado como para una revista de divulgación femenina: un poco de gastronomía, otro de arte, unos cuantos paisajes con luz de atardecer… Una agradable búsqueda turística de uno mismo.
El problema es cuando ni eres una señora de mediana edad, ni estás en medio de una crisis vital, ni estás (pre)dispuesto a dejarte embaucar por esa ilusión. Entonces ‘Come, reza, ama’ aparece como lo que es: otra comedia-romántica-con-Julia-Roberts, de discurso pijo (priv-lit le llaman), espiritualidad de resort y personajes monocordes (y que dan cosica, como el italiano seductor, el chamán risueño o el amante portugués que interpreta un Bardem de vacaciones). 3.