¿Llevas todo el día discutiendo si ‘Pop negro‘ es el disco nacional del año o Mondo Sonoro y Rockdelux lo están sobrevalorando? ¿Pero en qué mundo vives? Anne Igartiburu acudió anoche puntual a su cita anual en TVE para que los españoles pudieran escoger a través del televoto su verdadero «disco del año», expresión que no por estar manida en webs independientes adquiere algún tipo de significado particular a pie de calle. Como siempre, se partía de la base de los álbumes más vendidos del país, lo que incluía bastantes ediciones «especial gira» y algún recopilatorio. En la pre-selección de internet figuraban, a pesar de no estar exactamente entre los 30 más vendidos de 2010 (???) lo último de Fangoria o Love of Lesbian, pero en antena finalmente no figuraron como finalistas.
El ganador resultó Sergio Dalma, aunque quizá en su entorno alguien pudo mostrar cierta disconformidad con el premio por la confusión que genera. El disco ganador del título fue ‘Trece’, editado en primavera, mientras que el que está arrasando estas Navidades, inamovible del número 1, es ‘Vía Dalma’, que recoge versiones de temas en italiano. ¿Cuál regalar, entonces, a tu madre? Mejor el de otro cantante, no vaya a ser que metas la pata con el que no es.
El programa fue todo lo inenarrable que suele, presentando actuaciones y testimonios inverosímiles: Albert Hammond interpretando un popurrí inmediatamente después de un vídeo grabado en la calle Preciados, en el que un montón de transeúntes dicen que no tienen ni idea de quién es; Hurts apareciendo en un vídeo diciendo que su disco del año es el de Dani Martín, compañero de discográfica (gracias a Tuhpilisa en los foros por el dato); un guiri asegurando que le encantan Love of Lesbian; una actuación supuestamente improvisada en un garaje a cargo de Mägo de Oz rodeados de sierras eléctricas y vinilos; y, sobre todo, un premio revelación, de nuevo, para unos artistas nominados que nadie sabe muy bien de dónde salen. Mientras en internet está anunciado que ha ganado un tal Danny Leiva, que actúa con los ojos vendados cual Hidden Camera, en la tele se le da toda la emoción del mundo extrayendo su nombre de un misterioso sobre.
Cabría la esperanza de que programas familiares de este tipo pudieran servir para reivindicar a Miguel Poveda o El Cigala, pero nada más lejos. Cuando la, por otro lado, gran Anne despide la, glups, gala, lo único positivo que queda es la experiencia de haber bajado por un día al planeta Tierra. Bueno, eso, e imaginar que se sigue grabando una decena de finales falsos del programa entregando el premio a los distintos artistas… que al final se han quedado sin él.