Jornada de cierre de los conciertos en el Parc del Fòrum, que no se vio afectada ni siquiera de manera anecdótica (solo la proliferación de camisetas del Barça en el público lo recordaba) por la final de la Champions League, que finalmente se retransmitió a través de unas pantallas en el Llevant, escenario más alejado del recinto. En cuanto a lo artístico, que es lo importante, históricos (por diferentes motivos) conciertos de John Cale, Papas Fritas, Nosoträsh, Einstürzende Neubauten, Swans y PJ Harvey.
John Cale: El alma inquietante de la Velvet Underground hacía suyo el arranque de la tercera jornada del festival para devolver a la primera línea de fuego su ‘Paris 1919’ (editado en 1973). El músico salió al escenario del Auditori arropado por su banda y la orquesta sinfónica BCN216 para despachar las canciones de este álbum. Cale, ataviado con falda, chaleco y corbata, emocionó a los asistentes con un show cuya música, paradójicamente, parece de rabiosa actualidad y que consiguió arrancar grandes aplausos con su laureada ‘Paris 1919’. Elegancia, fuerza y un sonido exquisito fueron las principales bazas de Cale en un directo que vivió sus momentos álgidos con ‘Macbeth’ y ‘Andalucia’. Cale cerró la primera parte del show con la despedida de la orquesta sinfónica para revisar parte de los clásicos de su carrera en solitario. Unas canciones que no pudieron hacer sombra a la grandilocuencia de los primeros minutos de halo decadente que John Cale transmitió con la revisión de su disco más sensible. Como curiosidad, un despistado Jarvis Cocker se colaba entre la multitud para degustar el plato más exquisito del variado menú del Primavera. Msanchez.
Yuck: El cuarteto británico no hizo sino confirmar con corrección todo lo que apunta su debut, buenas canciones con trucos muy vistos. Pese a que en el ATP caía aún una buena solana, lograron atraer una buena cantidad de público que bailaba y canturreaba apaciblemente con ‘Get Away’, ‘Shook Down’ o ‘Georgia’ (una de las más coreadas), ejecutadas con la intensidad justa y necesaria, pero algo faltos de punch. Se echó en falta un punto mayor de entrega y carácter por parte de la banda, que parecía actuar de una manera un tanto mecánica, calcando cada segundo de cada canción tal cual suena en estudio. Ni siquiera con la extensa e intensa ‘Rubber’, que cerró su actuación como en el álbum, se desmelenaron más de la cuenta. Raúl Guillén.
Papas Fritas: En un bonito ejercicio de nostalgia, la banda Papas Fritas recobraba su actividad a petición de los usuarios del foro del festival que reclamaron este «comeback», que posteriormente ha desembocado en un pequeño tour europeo y algún show en su tierra de origen. El trío de Boston fue una rareza que allá por los noventa logró más repercusión en los circuitos indies de Europa que en su propio país, con tres discos pequeños y maravillosos que dejaron huella en muchos de nosotros y que han ido ganando adeptos con el tiempo, pese a su silencio. Keith, Shivika y Tony (más una teclista que les acompañaba) se alinearon en primera fila del escenario e hicieron justo lo que se esperaba de ellos: reproducir un buen montón de todas esas maravillosas canciones de pop atemporal para que el público pudiera rendirles homenaje, en pago a tantos buenos momentos. No faltó casi ninguna de las favoritas, sonando ‘My Revolution’, ‘Lame To Be’, ‘Smash This World’, ‘Hey Hey You Say’, ‘We’ve Got All Night’, ‘Passion Play’, ‘Vertical Lines’ o una ‘Way You Walk’ en la que Tony insertó tímidamente unas notas del ‘Ring My Bell’ de Anita Ward. Una delicia, posiblemente irrepetible, de concierto simbólico en el que lo importante, más allá de que sonaran más alto o más bajo, se equivocaran allá o acá, eran las canciones. Raúl Guillén.
Fleet Foxes: Fue comenzar su actuación e invadirnos enseguida la sensación de que el Auditori hubiera sido más apropiado para la actuación del grupo de Robin Pecknold (algo que, se rumorea, ellos rechazaron). En el Escenario San Miguel parecían perderse tanto sus armonías vocales como los arreglos de cuerda de Morgan Henderson, el más reciente miembro de la banda de Portland. Sin embargo, poco a poco, posiblemente favorecido por el setlist, su sonido fue ganando en contundencia y tras la genial ‘Mykonos’, pudimos ver que aquella sensación inicial era errónea. Su folk delicado también puede sonar potente y cohesionado y, con una segunda mitad más dedicada a su debut, terminaron por ganarse al numeroso público que se congregó, antes de despedirse con una estupenda versión de ‘Helplessness Blues’. Grandes de verdad. Raúl Guillén.
Nosoträsh: Muy lejos de llenarse quedó el Auditori para ver la primera presentación en directo de ‘Popemas’. Sin embargo, en torno a unas 400 personas se animaron a acercarse para ver a Nosoträsh, lo cual, en competencia directa con Fleet Foxes, el fútbol y una multitud guiri que las desconoce, no estaba mal. El concierto comenzó con Natalia recuperando ‘En ningún lugar’ sobre una caja de ritmos, como sucedía en la pista sorpresa de ‘Popemas’, para después recibir a Bea, Cova, una integrante de Pauline en la Playa y un par de músicos más. No se respetó el orden del disco, pero sí sonó el álbum al completo, destacando ‘Arte’, ‘Agarradita’, ‘Copiloto’ o ‘Tan sólo por los besos’. Quizá el show no terminó de arrasar porque algunas canciones son tan cortas que acababan antes de que te hubieras dado cuenta de que habían empezado (llegaron a bromear sobre este hecho, diciendo a los 15 minutos de salir a escena que ya estaban acabando), pero sí sobrecogieron desde los primeros segundos las pistas más intensas contenidas en el disco, como ‘Nada’, ‘Polilla’, ‘Cenicero’ o ‘Tan sólo por los besos’, acompañadas como las demás de unas espléndidas proyecciones. Hubo sorpresas. Fernando Alfaro apareció para interpretar ‘Saeta doble’ del EP de la misma época ‘Gloria’ y Nacho Vegas ‘Tres tristes tigres’. Tras la final ‘Corazón colilla’, que quizá habría funcionado mejor en un entorno más salvaje y alcohólico que el Auditori, se despidieron con una gran ovación que las hizo volver a salir a saludar. Esperamos que repitan. Sebas.
Einstürzende Neubauten: El fútbol en ningún caso era excusa para perderse la actuación de los veteranos alemanes, pioneros en la música industrial, pero no por ello viviendo de un pasado glorioso, pues siempre han mantenido una actividad constante, explorando e innovando disco tras disco. Su actual gira tiene como motivo la celebración de sus treinta años como banda y con un repertorio ajustado a la hora con la que contaban, interpretaron temas recientes como ‘Let’s Do It A Dada’ y otros de su primera década, como ‘Haus Der Lüge’. El álbum que acaban de reeditar, ‘Silence Is Sexy’ (2000), tuvo una presencia importante, con ‘Sabrina’, ‘Die Befindlichkeit Des Landes’, y ‘Redukt’, con la que cerraron su set. Razones de peso para no perderse jamás una actuación de EN: su manera de hacer música es muy poco convencional, empleando placas y barras metálicas como percusión, creando melodías al rasgar la turbina de un avión con unas baquetas (como si de un metalófono se tratase); y todo eso se traslada al escenario, con la espectacularidad que conlleva. Y no menos importante: con la de años que llevan en esto, la pasión y energía que imprimen a sus canciones es de quitar el hipo. Por si eso fuera poco, ofrecían en una memoria USB la grabación del concierto inmediatamente después de éste; un preciado objeto sonoro para todo fan que se precie. quietmansmiling.
Gang Gang Dance: Gang Gang Dance presentaron las canciones de ‘Eye Contact’, de nuevo en un escenario Pitchfork abarrotado. Lo más atractivo de su directo fue la sección rítmica de beats y percusiones y los sintes, a menudo de inspiración oriental, como parte de las voces. Menos convencía esa suerte de «go-gós» de aire perroflauta, que no se sabía si daba risa o buen rollo, pululando por el escenario. Alguien te preguntaba vía sms qué tal estaba el directo del grupo y la verdad, no sabías si recomendarlo o todo lo contrario, ni a quién en caso afirmativo. Sebas.
Kurt Vile & The Violators: Ataviados cual cuarteto de death-metal, Kurt Vile y sus Violadores se esforzaban en vano intentando replicar los truenos que emitían los chicos de Blixa Bargeld desde unos metros más arriba. Lamentablemente, solo lo conseguían en parte y sus intentos por llevar aún más lejos que en disco canciones como ‘Jesus Fever’ o ‘Freeway’ solo funcionaban a medias, al menos desde el fondo de una notablemente llena pista. Una pena, porque realmente se intuía que en escena había una buena banda que tenía mucho que decir. Raúl Guillén.
PJ Harvey: Valiente, delicado, sobrio y solemne son algunos calificativos que aplican perfectamente al espectáculo que Polly Jean Harvey ofreció el sábado, certificando seguro uno de los mejores shows que uno ha podido ver esta temporada. La Harvey apareció en el lado izquierdo del escenario, enfundada en un raro vestido largo y blanco coronado por un tocado de plumas del mismo color al estilo indio cheyenne, con una cítara en brazos (instrumento que tocó en varias ocasiones) para interpretar ‘Let England Shake’ (la canción). Al otro lado de la escena y más retrasados, sus inseparables Mick Harvey y John Parish (más el batería Jean-Marc Butt) se alternaban magníficamente coros, teclados, guitarras para reproducir casi íntegramente el último álbum que han parido juntos. Con una escenografía muy básica, que focaliza una iluminación muy blanca sobre el vestido de PJ que, no casualmente, le entrega todo el protagonismo, y con un volumen muy controlado que permitía apreciar sus interpretaciones, sólidas y delicadas a la vez, este casi teatral espectáculo tenía cierto aire de narración en el que, con cuidadas elecciones de su larga discografía, la artista de Dorset daba las claves de su último largo. Así, pudimos escuchar repartidas en el setlist canciones como ‘Pocket Knife’, ‘The Devil’, ‘Angelene’, ‘C´mon Billy’ o ‘The Sky Lit Up’, interpretadas de tal manera que parecían nuevas piezas en ese puzzle magnífico que es su último álbum, mostrando una pasmosa coherencia. Soberbia. Raúl Guillén.
Matthew Dear: La expectación que causó Matthew Dear en el escenario Pitchfork se debía, sobre todo, a su anunciadísima actuación con banda en directo. Ataviado con un impoluto traje blanco (como en honor de PJ Harvey, con quien coincidía) y con un pelazo engominado que le hacía parecer todavía más alto y espigado de lo que es, se fue haciendo fuerte a base de electrónica oscura, trompetas y guitarras. Que hay que ver cuánto bien hace una trompeta a cualquier canción con bien de ritmos sintéticos. El momento apoteósico del concierto fue, sin lugar a dudas, aquel en el que se encontraba jugueteando con un aparato que contenía unos fluorescentes blancos, se le cayó el micrófono al suelo y tuvo que agacharse a recogerlo mientras la gente le vitoreaba. Farala.
Dean Wareham plays Galaxie 500: Como ya hicieran en su reciente gira por nuestro país, Dean Wareham y su inseparable Britta Phillips repasaron con la misma formación (la cual incluye a un miembro de los recientemente disueltos Polar) los grandes éxitos de los míticos Galaxie 500. El hecho de coincidir en horario con PJ Harvey no les impidió contar con una buena parte de los asistentes, y es que la ocasión merecía la pena, especialmente para aquellos que no hayan podido ir a verlos. ‘Snowstorm’, ‘Flowers’ o ‘Strange’ hicieron las delicias de los presentes. quietmansmiling.
James Blake DJ: Tras su concierto el día anterior, el británico se puso a los platos en el escenario Pitchfork, en el que aún quedaban rezagados algunos de los asistentes de Matthew Dear. La sesión de Blake devaneó entre el ambient, el house y el dubstep, pero sobre todo se caracterizó por hacer algunas concesiones, por así decirlo, petardas, que tuvieron su máximo exponente en las Destiny’s Child de Beyoncé, mientras el público bailaba absolutamente enloquecido. Eso sí, la medianoche parecía algo pronto todavía para programar a un DJ. Farala.
Mogwai: Los escoceses tienen un 2011 cargado de quehaceres, gracias al reciente (y excelente) ‘Hardcore Will Never Die, But You Will‘. No quisieron perderse el fútbol y por tanto tuvieron que luchar en la misma franja horaria que Swans, pero los de Michael Gira no les restaron capacidad de convocatoria, a juzgar por el llenazo frente al escenario Llevant. Martin Bulloch, el batería, llevaba una camiseta vintage del Barça, con lo cual estaba más que claro a qué equipo de la contienda apoyaban (posteriormente Stuart Braithwaite les dedicó uno de los temas y también homenajeó al tristemente desaparecido Gil Scott-Heron). Sonaron cortes de su nuevo álbum, como ‘White Noise’, ‘Rano Pano’, ‘George Square Thatcher Death Party’, ‘San Pedro’ o ‘Mexican Grand Prix’, para la cual contaron con la colaboración vocal de Luke Sutherland, quien también tocaba la viola en algunos momentos. No faltaron otras grandes canciones como ‘Auto Rock’, ‘Hunted By A Freak’, y por supuesto ‘Mogwai Fear Satan’, cuyos crescendos y atmósferas nos mantuvieron en un estado catártico. La brutal ‘Batcat’ ponía el punto final a otra estupenda actuación de los reyes del post rock. quietmansmiling.
Swans: Terrorífica es una buena palabra para definir la nueva encarnación de la banda de Michael Gira. Erigido como una especie de oscuro maestro de ceremonias, Gira se quitó su inseparable sombrero de ala ancha para dirigir a esta temible orquesta que construía monumentales olas de ruido controlado. Más allá de las canciones que interpreten (aunque centrado en su último álbum, ‘My Father Will Guide Me Up A Rope To The Sky’), el descubridor de Devendra Banhart sabe que existe un camino que conecta el blues con el death metal y que él puede guiarnos por él. La espectacularidad de ver a Thor Harris (que parece empeñado en parecerse lo máximo posible al dios nórdico que le da nombre) semidesnudo aporreando las campanas es solo una anécdota en una banda increíblemente engrasada y brutal, que Gira muestra que estalla con un simple gesto suyo. Brutal lección musical. Raúl Guillén.
Animal Collective: Los autores de ‘Merriweather Post Pavillion’ demostraron que, por más experimentales que sean y por más ego que contegan sus talentos, son una banda. Con Panda Bear sentado permanentemente a la batería y con Deakin y Geologist a los teclados y guitarra respectivamente, Avey Tare se intuía como el frontman en un papel muy activo, presentando más novedades que viejas conocidas en el setlist. Entre estas últimas, obviamente las más celebradas fueron ‘Brothersport’ y ‘Summer Clothes’, que encendieron la chispa de una masa que se moría por bailar. Raúl Guillén.
DJ Shadow: Probablemente el mejor exponente del hip-hop en gran parte instrumental, DJ Shadow ofreció un espectáculo idóneo como despedida del festival, al menos en el Fòrum. La puesta en escena no podía ser más impresionante: metido en una bola giratoria y rodeado de proyecciones (como en su momento en el FIB), Josh Davis ofreció un set muy bailable que mantuvo eufórica a la audiencia. Entre los hits que pinchó y mezcló hay que destacar ‘Organ Donor’, de su fabuloso ‘Endtroducing…..’ (1996). quietmansmiling.
Holy Ghost!: La decepción con la que algunos salimos del concierto de Animal Collective tuvo su compensación con el bolo de este dúo neoyorquino, que confirmaron en el escenario del ATP que el hype que ha despertado la publicación de su debut está más que justificado. A esa actitud de mojabragas que siempre es un plus para cualquiera que quiera hacerse grande en esto de la música acompañó un setlist redondo que comenzó con su celebrado ‘Static On The Wire’ y que desgranó nueve de las diez canciones que han incluido en su LP, como ‘Hold My Breath’, ‘Wait And See’ o ‘Say My Name’, además de ‘I Will Come Back’, single publicado en 2009 y que se quedó fuera de su larga duración. Con un sonido que recordó mucho a New Order, LCD Soundsystem o Cut Copy, los nuevos niños mimados de DFA se metieron al público en el bolsillo sin mucho esfuerzo. Y sus felicitaciones al Barça o su recordatorio de que era la primera vez que tocaban para una audiencia española poco tuvo que ver en ello. Habrá que seguirles la pista. Claudio.
Caspa: Después del triunfo seguro del huevo de DJ Shadow, cerró el Escenario Llevant y para muchos el Primavera Sound, la actuación de Caspa, con permiso de la mítica y muy abarrotada sesión de DJ Coco en el ATP, quizá la mejor manera de cerrar un festival «trendsetter» de estas características, con guiños a muchos de los hits del electro o el hip-hop de los últimos años, como el ‘I Remember’ de Deadmau5. Si las islas y la electrónica internacional miran al dubstep en su vertiente más hip-hop, pocas propuestas podían triunfar más que esta a las cuatro de la mañana, con la gente bailando entregada desde las últimas filas y la posibilidad de meterte entre las primeras para hacer todo lo que Caspa te ordenara. Sebas.
Foto: Inma Varandela para Prensa Primavera Sound.