‘Los chicos hoy saltarán a la pista’, el veredicto

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‘Los chicos hoy saltarán a la pista’, el veredicto

«‘Los chicos hoy saltarán a la pista’ es exactamente lo que esperábamos de La Casa Azul, lo que necesitábamos como adelanto para recuperar la fe en ‘La polinesia meridional’ tras las dudas de ‘Todas tus amigas’. Que sea más de lo mismo, y no necesariamente mejor, es secundario para nuestro conformismo.» Xandre.

«Guille no es infalible, y ‘Todas tus amigas’ no funcionaba del todo. Pero lo verdaderamente grande de La Casa Azul, lo que le valdrá pasar a la Historia del POP en castellano, es su casi inhumana habilidad para crear canciones como ‘Los chicos hoy saltarán a la pista’: un collage creado con clichés y guiños melódicos escuchados cientos de veces, reunidos con un corta-y-pega a la velocidad de la luz, que resulta un himno prodigioso que insufla vida y energía ya en la primera escucha. Otra vez, Milkyway demuestra que la originalidad está sobrevalorada, que la automímesis está justificada si el resultado es tan profundamente emocional como ‘Los chicos hoy saltarán a la pista'». Raúl Guillén.

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«Da la sensación de que el inminente nuevo disco de La Casa Azul, ‘La Polinesia meridional’, va a ser el que toca poner mal: el contexto musical no le favorece, en las últimas entregas ya ha mostrado algunos signos de agotamiento y el adelanto ‘Todas tus amigas’ supuso una ligera decepción. Sin embargo, esta canción presenta una vuelta al Guille Milkyway «supervitaminado y mineralizado» y, por eso mismo, es especialmente notable la manera en la que se sortea el evidente peligro de repetirse y, ante la falta de sorpresa, acabar cayendo en el cliché, en una canción de La Casa Azul de manual.

Las claves son una composición clásica muy sólida (como se decía por aquí, una especie de canción melódica acelerada) y una producción minuciosa y detallista, en la línea «control freak» que el propio Milkyway defendía en el vídeo de presentación del álbum. Con eso, construye una canción. Sin llegar a morder, enseña los dientes. Expectación». Carlos Úbeda.

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«¡Cómo me gustaría poder oír esta canción despojada de su ritmo! Pisando un poquito el freno, adaptándola a la velocidad acorde a un recital de Raphael en 1968… No haría falta prescindir de los vientos, ni de la gran mayoría de sus arreglos. Sólo aflojar los tiempos, poder bailarla sin dar lugar a ataques epilépticos, cantarla, deleitarse con cada frase, como las canciones de antes. Como el temazo que es. Tal vez con un ritmo de bossa nova (o interpretada de manera más desnuda, al piano, por ejemplo) pudiera apreciarse mejor la gran calidad de su composición. Ojalá la oigamos así en alguno de los directos venideros de Guille Milkyway, que sin duda sigue siendo uno de los autores más talentosos de la actualidad». Angèle.

«Aunque en su momento no lo pareciera ni de lejos, ‘Yo también’ ha supuesto un antes y un después en la carrera de Guille Milkyway. La polémica rumba que terminó ganando el Goya a mejor canción tardaba varias escuchas en gustar tanto como sus clásicos, pero cuando lo conseguía, servía para dejar bien claras de una vez y para siempre las múltiples facetas que esconde el gran genio detrás de La Casa Azul. A partir de ahí, todo paso atrás empieza a parecer algo aburrido, como este tema acelerado sin motivo que hace suspirar, efectivamente, bien por un disco más clásico o bien por otro más moderno (el chillwave no le sentaría nada mal, para muestra, la portada del disco)». Sebas.

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«Dicen los detractores de La Casa Azul sobre los talifanes de Guille que podría darnos cualquier desecho a probar y nos parecería gloria bendita, y posiblemente tengan razón, pero lo que es innegable es que la inmediatez con la que la mayoría de sus canciones se instala en la cabeza de los que la oyen no es algo fácil de conseguir. Y ‘Los Chicos Hoy Saltarán a la Pista’ no es una excepción. El sello de la casa queda bien patente, con una producción barroca pero impecable, unas letras pastelonas pero con un mensaje directo y los habituales cambios de ritmo que hacen que esperes ansioso al último estribillo para explotar levantando las manos. Se le puede achacar un excesivo continuismo frente a las influencias japonesas de ‘La Revolución Sexual’, sí, pero ¿acaso es eso intrínsicamente negativo cuando su último disco fue redondo? Resumiendo, ganazas de oírla en las pistas de baile muy pronto». Ann O’Nadada.

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