Hanne Hukkelberg / Featherbrain

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Hanne Hukkelberg / Featherbrain

Frecuentemente reducida a la absurda etiqueta de “nueva Björk”, Hanne Hukkelberg vuelve a reafirmarse en su cuarto disco, ‘Featherbrain’, como una artista de ideas lo suficientemente personales y atrayentes como para ser valoradas por sí mismas y no a través del patrón de otras. Lo hace, eso sí, en un disco que recuerda a sus tres trabajos anteriores, pero que aporta elementos nuevos a su sonido, dando lugar finalmente a un trabajo clásico pero sorprendente en la carrera de la autora de ‘Rykestraße 68’.

Tal y como puede leerse en el comentario sobre el disco que aparece en la página web de Hukkelberg, el “mayor logro” de ‘Featherbrain’ es que representa musicalmente algunas de las contradicciones inherentes en la condición de ser humano. Es, según se dice en el texto, “quebradizo y suave, poderoso y frágil, pero ante todo asombrosamente humano”. Nada nuevo bajo el sol: no hay nada más propio de la producción de esta noruega que su austeridad (siempre de la mano de su afán de experimentación), en ‘Featherbrain’ quizás más marcada que nunca (‘SMS’, de hecho, pasaría perfectamente por un tema del joven Daniel Johnston o de las primeras CocoRosie), y es ese, junto a sus personalísimas melodías, tan pronto delicadas (‘I Sing You’, ‘The Bigger Me’) como terroríficas (‘My Devils’, ‘Too Good to be Good), el elemento clásico, recurrente en la carrera de esta autora, el que hace de ‘Featherbrain’ un disco que solo podría hacer ella.

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Sin embargo, el deseo de Hukkelberg por que este álbum sea lo más “humano” posible no se ve directamente plasmado por su adorable componente casero sino por sus evidentes imperfecciones, traducidas aquí en disonancias, gritos, ruidos o ritmos irregulares. En ese sentido, las dos piezas que forman el núcleo de ‘Featherbrain’, definidas más arriba como “terroríficas”, junto a temas como ‘The Bigger Me’ (que hace plantearse a uno si de verdad es tan poco apropiado lo de “nueva Björk”) o ‘The Time and I and What We Make’ son claros ejemplos de la intención de Hukkelberg en este disco y constituyen el aspecto sorprendente y más o menos novedoso en la música de esta artista. De todos modos, entre todo este caos experimental no hay que olvidar delicadezas tan emotivas como ‘Noah’ o la pieza final ‘Erik’, pues es la clásica Hanne Hukkelberg la que predomina en ‘Featherbrain’, conque difícilmente sus seguidores quedarán decepcionados.

Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Noah’, ‘My Devils’, ‘Too Good to Be Good’, ‘The Time and I and What We Make’
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Escúchalo: Spotify

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