Top 10: Los mejores momentos de ‘Masterchef’

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Top 10: Los mejores momentos de ‘Masterchef’

masterchef-maribelDesde el primer programa nos declaramos fans de ‘Masterchef’, pero además semana a semana el formato se ha crecido. A pesar de las cifras irregulares de audiencia de sus inicios, tras recibir algo más que un balón de oxígeno al emitirse un par de ocasiones inmediatamente después de la Champions, el programa ha ido batiendo sucesivamente su récord de audiencia, hasta el punto de derrotar en horario coincidente a la final de ‘Gran Hermano’ y de situarse como uno de los éxitos televisivos claros de 2013 en España, con más de 4 millones de espectadores. Antes de que llegue su último programa el próximo martes, con Juan Manuel, Eva y Fabián como finalistas, recordamos algunos de sus mejores momentos.

10.-«He armado una buena zorrera» y el rescate y expulsión de Santiaga el mismo día. Santiaga, además de contar con el mejor nombre del programa, y también representante de las amas de casa como Maribel (aunque no lo parezca, es siete años menor que esta), tiene el indiscutible mérito de haber sido repescada y expulsada durante la misma semana, creando una suerte de programa comodín involuntario que podría haberse emitido en Navidad o en Semana Santa, al modo de aquellos especiales de ‘Mujeres desesperadas’ que nadie fuera de EE UU vio. El culpable, entre otros, un lenguado que según el jurado, Santiaga había «sodomizado». Pero fue mejor su primera expulsión, cuando tuvo que cocinar un pichón asado con royal de sus carnes, colmenillas guisadas, risotto de piñones, romero y kumquat del jurado «Stroke» Jordi Cruz… que ella confundió con una codorniz. Su explicación en torno a esto estuvo a punto de alcanzar en gloria las sabidurías culinarias de Ana Botella: «Si hay que guisar una vaca y tú, por tus narices, guisas un pollo… Pues evidentemente has metido la pata»». «He armado una buena zorrera», reconocía también.

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9.-Masaje cardíaco al pollo de Noé. Noé, «revenue manager» de 31 años, fue humillado semana sí, semana también, hasta su expulsión, haciéndonos dudar que pueda dedicarse a la cocina en Marbella (aunque en la actualidad, ejerce de becario). Entre afirmaciones de que por sus venas corría horchata (hasta la aséptica presentadora le dijo una vez «¡espabila!») y sugerencias para que se presentara a un concurso de modelos (por si acaso el programa nos enseñó su culo de manera muy gratuita), quizá el mejor/peor momento fue aquel en que presentó un pollo asado crudo y Pepe intentó hacerle un masaje cardíaco para resucitarlo. El vídeo es completamente imperdible.

8.-«Te voy a castigar de la manera más cruel que puedo, que te comas tu plato entero. Todo»: el odio por José David. También conocido como «El Penas», José David ha acaparado todo el odio de la audiencia desde el primer programa. Si tiene dos dedos de frente, se quejará del algo exagerado montaje en su contra. El programa, ultra editado hasta el punto de que a veces un segundo visionado para enterarte de las cosas es obligatorio (sobre todo cuando eran 15), se ha preocupado de mostrar en primer plano su peor cara alegrándose de las desgracias ajenas y lloriqueando por las mínimas propias. Demasiadas veces no sólo ha sido una cuestión de montaje. En la recta final ha quedado claro que era el compañero con menos apoyos dentro de «la casa», quizá por su arrogancia, quizá por una competitividad un tanto fuera de onda en el contexto de compañerismo en que se ha ido desarrollando el programa. Incluso el jurado le ha llamado la atención un par de veces por su «falta de sencillez y humildad». Para regocijo de la audiencia, ha ido cayendo poco a poco, llegándose a olvidar de comprar arroz cuando tenía que hacer un arroz. Por si fuera poco, sus platos a menudo estaban inspirados en libros de alta cocina y a su vez, aparentemente, carentes de sabor. «Te voy a castigar de la manera más cruel que puedo, que te lo comas entero. Todo», le amenazó Pepe hace un par de semanas. Jordi, en Twitter, recientemente ha tenido que salir en su defensa visto el odio colectivo.

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7.-Eva Micaela, «La Alquimista». Juan Manuel llega a la final como más que posible ganador, pero sin haber dejado ningún momento reseñable como concursante de reality. Como buen participante de un programa divertido pero en el fondo serio, ha depurado su desastrosa estética y ha realizado buenos platos, aunque algo aburridos y poco deseables de imitar (¿venderá libros?). Eva ha sido ligeramente más interesante: ha realizado algunas de las mejores recetas, muchas de ellas improvisadas, pero misteriosamente se ha derrumbado en la semifinal, mostrándose como una concursante sucia, desorganizada y completamente caótica en las situaciones de crisis (apenas había afrontado pruebas de eliminación). Pasará a la historia ese día en que se le quemó una tarta y, para solucionarlo, intentó caramelizarla… pero confundiendo el azúcar con la sal. Y encima Ainhoa Arteta la llamó «alquimista»…

6.-El ‘Misión Imposible’ de Fabián. El montaje ha sido fundamental en este programa, confirmando una vez más que, no, no queremos galas de cuatro horas de televisión en directo porque para eso ya tenemos nuestras vidas propias, gracias. En muchas ocasiones, la música y la edición han sido propias de película de acción. Uno de los ejemplos más claros fue aquel día en que Fabián, experto en postres, tuvo que desmontar un volcán de chocolate con el molde aún a 200 grados. La capacidad de los editores para hacer creer al espectador que en este molde con un poco de chocolate dentro se te iba toda una vida merece un diez. Y es que ya habíamos visto manos temblando en primer plano decenas de veces, y también algunas entrando sin temblar en una sartén con aceite para comprobar la temperatura, pero este día fue de infarto hasta para el más pintado.

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5.-José, padre de Fabián, devorando a su hijo. El concursante que consideró a «Lola Herrera y El Brujo los David Guetta de su generación» no ha sido nuestro favorito particularmente, pero sí ha dejado otro de los momentos más dignos de mención aparte. Hablamos de aquel episodio en el que los familiares acudieron para probar algunos de los platos de los concursantes y tuvieron que juzgarlos a ciegas. José, el padre de Fabián, no sólo no reconoció la cocina de su hijo sino que la valoró como la peor. Por si no hubiera sido poca humillación, el jurado intervino para en realidad hacer de aquello «la noche Santiaga», nombrando a esta y no a Fabián lo peor. El muchacho hizo gala de nuevo de su madurez consolando a su padre. Otro, si ganara esos 100.000 euros que relucen desde una urna, probablemente no le dejaría ni entrar en su futura casa.

4.-Cerezo, rey del puré. El único trepa aparte de José David ha sido Cerezo. Ya destacó en el primer programa incapaz de responsabilizarse de un puré de patata («no quiero encasillarme en el puré de patata», se animó a pronunciar siete días después), pero destacando después por la tarta de queso más fea del mundo pero la más rica, entre otros platos que le salieron bien. Aunque nada como aquel día que tuvo que volver al puré de patata y cocinó sudando con toda la cara bien restregada del mismo. En su día de expulsión, sonó la mejor frase de la jurado Samantha de todo el concurso, pronunciada ante los complementos de su volcán de chocolate: «¡qué asco!».

3.-«Sube esa escalera ahora mismo»: la bella Clara. No todo han sido tragedias y humillaciones del exigente jurado en ‘Masterchef’. Nuestra concursante favorita, la que mejor habría quedado sin duda en la portada de un libro de recetas y la que más habría vendido en Malasaña, realizaba el mejor plato de todo el programa: un ravioli invertido de gamba roja. El momento en el que Jordi se acerca a ella para cogerla de la mano y decirle que suba la pasarela sin más dilación, aparte de medio erótico y muy emotivo, supuso un punto de inflexión: el jurado abandonaba la sobreactuación y la querencia por el grito para mostrarse un poco más prudente y llano, aunque aún exigente.

2.-«No lo voy a saber hacer»: la expulsión de Maribel. A pesar de que a veces ha rozado lo irritante (el primer programa se tiró al suelo al ser salvada, nadie se ha acercado siquiera a este nivel de «attention whore»), Maribel ha sido claramente la concursante más entrañable. Ya tiene su sección de recetas en Diez Minutos. Suyos han sido muchísimos de los mejores momentos, como aquel grito al jurado «¡¡¡No se lo coma, está crudo!!!» el día del fatídico pichón, pero refiriéndose a un complemento; o el constante jueguecito sexy con Pepe Rodríguez Rey, incluso el día que confesó haberle servido una hoja de espinaca sacada de la basura. «Te nombraré heredero si me tratas bien», le dijo encima. Mención especial para el día de su expulsión, completamente hundida al darse cuenta de que no iba a poder hacer la esferificación de unos ñoquis modernetes. No puedo resumirlo mejor que nuestro usuario Kilgore, llorando como una magdalena en nuestros foros: «por una vez siento algo con un reality que no sea odio y deseos de venganza».

1.-La Croquembouche: El mejor resumen de toda esta mezcla de dramas y comedias fue el episodio Croquembouche, en el que los aspirantes tenían que imitar la imposible receta de Paco Torreblanca. El desastre fue mayúsculo: lo de Cerezo era una fuente de profiteroles definida como «una fuente de mejillones»; lo de Maribel, previo baño de caramelo, no se conseguía desmontar ni con un taladro («¡no te da miedo que se caiga, eh! ¡Esto es incomible! ¿Nos estás tomando el pelo?», le decían); lo de Noé, cemento armado; lo de Eva, pasta amorfa amasada por el jurado… Lo bueno, a partir del minuto 21 de este vídeo.

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