Que lo que es indie y lo que es mainstream se ha difuminado todavía más en los últimos tiempos lo sabe hasta Dani Martín. Recordad: Daft Punk publican en una multi y Adele en una indie; Vega en una indie y Los Planetas en una multi. Entre los artistas que han salido en defensa de las multinacionales están Cults, que han concedido una entrevista a la revista Spin que está levantando cierta polémica. En ella hablan maravillas sobre estar fichados por Columbia (Sony) y muy mal sobre las condiciones de sus compañeros indies. Estas son las declaraciones de Brian, la mitad masculina del dúo:
«Me gusta pensar que lo que obtenemos al estar en un sello discográfico es, en primer lugar, gente inteligente. Todo el mundo que trabaja allí mola y es muy profesional, y no está en las drogas o siempre de fiesta como muchas personas en la industria. Tenemos más dinero por adelantado, por lo que podemos grabar en buenos estudios y pasar el rato durante meses a la vez. Conozco a bandas indies que tienen muchísimo éxito que apenas pueden pagar más de tres semanas en un estudio. No pueden hacer vídeos musicales, que es una gran cosa con la que nuestro sello nos ayuda. Me da la sensación de que un montón de sellos independientes más pequeños están dando a las bandas realmente malos contratos y robándoles. Ves a un montón de sellos dando a una banda 40.000 dólares como anticipo, lo que parece un montón de dinero, pero en estos tiempos, compartiendo todo el dinero con el sello. Una banda indie termina en un anuncio de Hyundai y hace 100.000 dólares, y el sello dice algo como «¡a la mierda!». Todas estas bandas están negociando por dinero en efectivo, y los sellos se están comportando como bandidos».
¿En todas partes cuecen habas? Es fácil recordar declaraciones de grupos que se han visto perjudicados por estar en una multinacional. En general, los últimos años de EMI antes de ser adquirida por otras compañías, provocaron que Radiohead o Róisín Murphy salieran echando pestes de la multinacional. Fueron años de grandes recortes tras el entusiasmo y la locura de los 90 y principios de los 2000. The Sound of Arrows ficharon por Geffen, subsidiaria de Universal, pero no pudieron publicar su álbum de forma internacional porque el pequeño sello cerró. Nadie en la discográfica madre les recogió. En algunos casos, incluso el grupo no ha podido editar sus discos, como The Good & Natured, que han terminado separándose porque su disco estaba encerrado en el cajón de una multinacional. En la línea, recientemente Sharleen Spiteri se ha quejado porque Texas dejaron de ser una prioridad para Universal en los días del resurgimiento del pop comercial femenino con cantantes como Rihanna o Lady Gaga a la cabeza.
Sin embargo, en los sellos independientes también se han vivido incidentes e incomodidades, a pesar del mutismo que suele rodear estas relaciones contractuales, quizá porque debido a su condición de pequeñas y medianas empresas atravesando dificultades de manera perenne, no merece la pena echar más leña al fuego. El dúo Ellos es de los pocos en nuestro país que no se ha cortado en contar sus problemas en Subterfuge o PIAS, y Austrohúngaro organizaba una exposición con los discos que le había devuelto la división española de la misma PIAS, quienes dejaban de distribuirles por sus bajas ventas. «Dejamos la compañía (PIAS) en la mayor ruina que hemos sufrido desde que empezamos, ya que hemos tenido que pagar por el disco en su totalidad, por el videoclip, y por todo», escribía Guille Mostaza de Ellos en su blog.
Hace cuatro años, cuando las discográficas empezaban a renovarse, tratando de exigir un porcentaje de la caja de las giras de sus artistas, realizábamos un reportaje preguntando a varios artistas sobre esta cuestión. Desde Subterfuge explicaban que ya entonces (2009) algunas compañías ejercían por un lado la labor de promotoras y por otro la labor de discográficas, implicándose en la promoción en todos los sentidos. De aquel artículo, es especialmente significativa la opinión de Christina Rosenvinge por su condición a medio camino entre ambos mundos: Warner continúa pagando sus grabaciones, y sus conciertos son promocionados por I’m An Artist, el mismo equipo que se encarga de Marxophone, el pequeño sello donde se autoedita (más o menos) Nacho Vegas. Christina se movía en una posición muy parecida a Cults, en realidad. «Me parece injusto que los sellos pidan un porcentaje del caché, teniendo en cuenta las pérdidas que hay a veces. Pero me parece igualmente injusto que no tengan ninguna posibilidad de recuperar la inversión que hacen en las grabaciones y promociones. Grabar un disco cuesta. Puede ser 6.000 ó 30.000 ó 60.000 euros, pero el estudio, los músicos, los técnicos y todos los demás trabajan y cobran. También el diseño, los videoclips cuestan dinero. Son las compañías y los propios artistas los que cubrimos esto». Dos años después, continuaba hablando bien de Warner con motivo de la edición de su caja recopilatoria: «La idea era regrabar lo que me apeteciera en ese momento sin imposición. Warner ya me trata como si estuviera loca (risas): “danos lo que quieras cuando a ti te parezca bien”», bromeaba.
Recordando la conexión de David López (luego en Limbo) al trabajar de A&R con Los Planetas en Sony (RCA) cuando ellos podían haber editado en Elefant, o la función de Javier Liñán en Chewaka cuando Astrud eran distribuidos por EMI, es fácil concluir que influye y mucho las personas en concreto con las que tienes que trabajar, independientemente del tipo de empresa al que pertenezcas. Es habitual que el grupo se habitúe a trabajar con un equipo en concreto y, cuando ese equipo es despedido o abandona el trabajo por diversas circunstancias, la banda pase a sentirse incómoda, como contaban los Cranberries cuando abandonaron Island (Universal): allí ya no quedaba nadie de la era ‘No Need to Argue’.
Y desde luego, es una influencia la posición en el mercado que tenga el grupo en cada momento o cuán leonino o abusivo haya sido su contrato… y lo que cada uno considere abusivo, ya que hay artistas más dispuestos que otros a salir en anuncios o tocar en ceremonias de premios (por no hablar de la posición del propio sello, no es lo mismo uno indie internacional que uno indie local). Pero es curioso que sean precisamente Cults quienes hayan desatado la tormenta, por no ser uno de los grupos más vendedores de la actualidad. Habría sido más imaginable oír hablar a Haim maravillas de la promoción que Universal ha hecho con ellas o a Black Keys de Warner. Esperemos que les dure…