Que Stephen Malkmus es un artista que no hace concesión alguna es de sobra sabido por sus seguidores. Parecía el mundo al revés que se reuniese con sus ex compañeros de Pavement en 2010, porque el otrora líder de la celebrada banda es de todo menos acomodaticio, haciendo casi siempre lo que le viene en gana en su carrera en solitario. Otro ejemplo de su absoluta indiferencia frente a crítica y público es ‘Wig Out At Jagbags‘, su nuevo álbum junto a The Jicks, cargado de canciones que si llegan a gustar a su audiencia potencial es por pura casualidad, ya que dudo que le importe un carajo mientras él esté conforme. Con esa misma actitud de aparente pasividad afronta los conciertos: parece que va a pasar un buen rato con su banda y si sale un buen concierto, pues estupendo. Es algo tan integral que se ve hasta en su forma de tocar la guitarra, como si estuviera en casa, improvisando a ver qué sale. Ese estilo tan chapucero y a la vez genial de tocar y cantar sus canciones es lo que por otro lado aporta el magnetismo que tiene.
Malkmus vino anoche de gira a la madrileña Joy Eslava para presentar su nuevo álbum y parecía que el hecho de que fuera lunes y que la sala apenas pasara del medio aforo influyó en que esa aparente desgana de la que hace gala fuera algo más que aparente. Durante la escasa hora y veinte (bis incluido) que duró su set hubo tanto momentos brillantes como ocasiones en las que el frontman iba a lo suyo y jugaba al depiste con su banda, improvisando demasiado, dejándoles adivinar cuál iba a ser su siguiente movimiento. A veces eso tenía buenos resultados, como en las versiones extendidas de temas como ‘J Smoov’, pero también podía resultar en un desastre, como en alguna de sus improvisaciones excesivas (a mitad del bis tenía a su banda despistadísima).
Por suerte, todas las piezas encajaron cuando sonaron temas como ‘Senator’, ‘Houston Hades’ o ‘Stick Figures In Love’, redondos y con el público muy a gusto. En cualquier caso, tanto el grupo como los asistentes pasaron un buen rato y es algo bonito ver la buena relación que Malkmus tiene con sus compañeros, bromeando entre canción y canción y echándose constantes miradas de complicidad. Al final acabaron por meterse al público en el bolsillo y con la coreada ‘Baby C’Mon’ se despidieron para volver con un único bis que, como decía, fue un poco confuso pero también guardaba ases en la manga, como la estupenda y breve ‘From Now On’ de los primeros Pavement y el extraño (para bien) final de ‘Harness Your Hope’, cara b de la última etapa de su anterior banda, la cual mezcló con ‘Stairway To Heaven’ de Led Zeppelin y aparentemente con ‘House Of The Rising Sun’ de los Animals. Malkmus se disculpó al finalizar esta última, dando por terminado el concierto, tal vez reconociendo que se le había ido la olla un poco. Nadie quería disculpas y los que le conozcan bien ya saben de lo que es capaz, para bien y para mal, pero son dos caras de una moneda que se necesitan mutuamente, ya que sin ese punto destartalado se perdería cierta magia. Concierto irregular, sí, pero que no nos importaría volver a vivir. 7.