Burrito Panza mostraron con ‘Solo y mal acompañado‘ que la saga del rock independiente albaceteño surgida de Surfin’ Bichos seguía expandiéndose en proyectos harto interesantes. El trío formado por Carlos Flan, José Manuel Mora y Carlos Cuevas (a los que se ha unido ahora Rafa Caballero para tocar teclados en vivo) funciona desde entonces como otro apéndice imprescindible para los amantes de las obras de Alfaro, Pascual y compañía, y este ‘Una familia desestructurada’ es un nuevo volumen que rumiar.
De la mano de Paco Loco, productor del álbum en esta ocasión, Burrito Panza se muestran más sólidos, afilan y afinan un punto más su propuesta, con unas guitarras que optan rotundamente por lo eléctrico e introduciendo sintetizadores y teclados que evitan la linealidad. Compactos y más frescos en lo sonoro, también la banda se afianza en lo compositivo, con ese punto entre lo reconocible y lo insólito que parece ser su marca. ‘Una familia desestructurada’ tiene una primera parte fabulosa, que hace entrar en calor muy pronto con ‘Un paciente tranquilo’, un gran grower que explota en esa parte final que coquetea con el funk, y ‘Un riesgo necesario‘, el que podríamos llamar «single» del álbum.
‘Papel Rayado (Declaración de guerra)’ y ‘El lado contrario’ (un dúo con Isabel León -Is- que además interviene con coros en todo el álbum), ambas con la necesaria implicación de Joaquín Pascual a la guitarra, contribuyen estupendamente a definir el espíritu del grupo, conservando el vínculo con viejos proyectos como Mercromina y Travolta. ‘La vida es un loop’, con una pequeña subida de tempo respecto a su demo que le sienta mejor que bien, cierra la más que notable «cara A» y deja paso a una «cara B» con muy buenos momentos, aunque algo más irregular.
En ella, cortes como ‘Unidad de recuperación’, ‘Alguien me vio tirado’ o ‘Sarah’ parecen algo por detrás del resto en magnetismo. Afortunadamente, se reconducen hacia el cierre con tres temas de altura, con los tintes épicos de ‘Mis teorías’ y el fantasmal tiovivo agridulce de ‘Celebración’. Sus letras son otro punto distintivo de Burrito Panza, y aquí abandonan aquel punto de vista inquietante de su debut para insinuar dudas y debilidades personales, reflexiones sobre los mecanismos del destino y la asunción de la madurez. Aunque quizá sea demasiado aventurar, dado que, del mismo modo que su sonido se ha hecho más vivo y complejo, sus textos parecen más enigmáticos que nunca. Y así uno no sabe si tomarse ese «hoy he vuelto a la bebida, que tanto me dio» al pie de la letra o soñar que ese sencillo y poético «papel rayado, verso atravesado» alberga una incitación a la insurrección.
Burrito Panza presentan estos días su nuevo álbum: el 14 de marzo estarán en El Veinitiuno de Huesca; el 15 en el festival BIS (junto a El Último Vecino, Alberto Montero, Gúdar o Da Souza) de Les Basses (Barcelona); el 25 en Microsonidos, en la sala 12ymedio de Murcia; y el 4 de abril en Pussy Wagon, en Albacete.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘El paciente tranquilo’, ‘Un riesgo necesario’, ‘El lado contrario’
Te gustará si te gustan: Mercromina, Travolta
Escúchalo: Soundcloud