Después de la sobrecogedora ‘Declaración de guerra’ (2011) Valerie Donzelli lo tenía difícil, el listón lo había puesto demasiado alto. Quizá por eso, y por tomar aire (‘Declaración de guerra’ es un dramón con una carga autobiográfica muy fuerte y dolorosa), la directora francesa decidió que su siguiente película fuera una comedia ligera, un divertimento sin demasiadas pretensiones (se puede ver hasta hoy en el Atlántida Film Fest).
‘Main dans la main’ es una comedia romántica sobre la dependencia emocional a la que, sin embargo, le falta emoción, aunque no romanticismo. Los protagonistas, la directora de una escuela de danza de la Ópera de París (Valerie Lemercier) y un cristalero de pueblo y bailarín aficionado (Jérémie Elkaïm), están unidos por un hilo invisible que no les permite separarse. A partir de esta premisa argumental, burlesca y metafórica, Donzelli construye una fábula que gira en torno a conceptos como la lucha de clases, las relaciones de pareja, el conformismo o el miedo a la emancipación.
Más que la originalidad de la propuesta, que se agota bastante rápido, lo que hace interesante a esta película es la manera en la que está narrada. Como ocurría en ‘Declaración de guerra’, importa menos lo que se cuenta que cómo se cuenta. Una vez más, la directora vuelve a desplegar todo su talento para las soluciones narrativas; para inyectar a sus películas, sea cual sea su argumento, unas ajustadas dosis de colorido, agilidad, melancolía y encanto pop.
Donzelli es algo así como una Truffaut del siglo XXI. Una cineasta capaz de sorprender y cautivar al espectador con, por ejemplo, una canción (de Bonnie Tyler, de OMD, de Dominique A), un baile, un detalle inesperado de puesta en escena, una pincelada poética o una sugerente voz en off. Todo ello para reflexionar de forma divertida sobre esas cadenas que “todos arrastramos, pero cuyo tintineo es agradable”. 7.