Conocimos a la alemana afincada en Asturias Fee Reega a través de letras tan provocativas como ‘Pito morado’ o ‘El hombre que fuma heroína te quiere conocer’. La cantante, colaboradora y pareja de Pablo und Destruktion, ha publicado este año un disco llamado ‘La raptora’ que ha venido presentando en directo durante los últimos tiempos.
Fee Reega toca en Monkey Days junto a Nacho Vegas, Black Lips o The Dodos. El festival se celebra los días 22 y 23 de agosto. A ella le toca el 22, a Pablo el 23.
¿Qué diferencia este nuevo disco de los anteriores?
El proceso de grabación fue totalmente distinto. Los anteriores los hice en casa yo sola. Esta vez quería grabar con presupuesto, en un estudio de grabación y de manera más profesional. Quería hacer algo más «convencional». Hice un crowdfunding y con ese presupuesto grabé durante mucho más tiempo, medio año casi. Está mucho más pensado. Los otros discos los grabé y los saqué a saco, en un mes. Y este representa lo que estoy haciendo de una manera más completa.
¿Esos seis meses incluyen también la composición de las canciones?
Empecé en octubre, grabando fines de semana, luego vinieron Navidades y al final mezclamos en marzo. La mayoría de las canciones las fui reuniendo el año pasado, pero algunas las escribí al grabarlo, como ‘Sangre cachorro’, que era una línea nada más con la que no sabía qué hacer. Es la grabación más loca por su estructura extraña, la cantidad de instrumentos… Y la otra fue ‘No cierres el bar’, sobre un bar en Oviedo.
¿En qué momento salieron el concepto de ‘La raptora’ y su diseño?
Siempre pienso en una cosa al grabar y todo es parte de ello. Me imagino el disco en físico. Me ayuda verlo como acabado. ‘La raptora’, la canción, es muy vieja, la escribí hace tres años en Madrid. No la quería meter, pero eché una canción del disco y necesitaba una más. Decidí regrabar esta porque me pegaba. Representa un poco todo el disco y por eso lo llamé así.
¿Y la portada?
La foto la hice con Javier Bejarano, que toca conmigo. Fuimos a un pueblo, a una fábrica de madera. Era una mañana friísima y buscábamos algo que fuera muy serio, un poco oscuro, que me representara como un personaje que da un poco de miedo. Él hace todo en analógico, reveló mogollón de fotos y no me gustó ninguna. Al final me gustó otra de un carrete que reveló un mes después. Fue la última que sacamos y la mejor.
Hay algo sórdido en el disco, pero también juegas con el humor, aunque eso no sé si te lo da el hecho de ser una alemana que canta en castellano con el correspondiente acento. ¿Juegas con el humor en ese sentido?
En los discos del principio esto es más fuerte. Ahora todavía, pero no tanto. En alemán mi música no tiene tanto este toque de humor. Para mí sí, pero los alemanes se la han tomado muy en serio. Aquí parece muy gracioso y muy divertido. Me vino bien. Me sentí más entendida. A veces canto cosas fuertes, siniestras, sinceras, pero hay un retorcimiento y el humor también sale. Es un poco satírico, hay humor negro, a veces es muy sutil. Me gusta si alguien lo reconoce y puede oír la música sin sólo reírse.
¿Cómo definirías tus letras? ¿Costumbristas, surrealistas…?
Surrealistas no directamente, porque me refiero a hechos concretos. Pero tienen un nivel poético. Intento encontrar imágenes para lo que quiero decir y a veces tienen un toque surrealista. Encontrar una palabra me resulta difícil.
Por ejemplo ‘Automuerte’ parece retratar la vida cotidiana, pero de una forma un tanto peculiar…
Mis canciones salen de una frase, de algo que oigo, de una idea, y lo quiero nombrar, pero no quiero nombrar por lo más obvio. Esta canción se puede oír que trata de un suicidio. Hay un tema y quiero dar ejemplos para ellos, hablar en imágenes… y después nombrarlo muy directamente, con una frase que lo representa tal como es. Hay temas un poco tabú y es lo que resulta chocante y lo que provoca a la gente también.
¿Te has arrepentido de alguna canción tuya a la que se ha dado demasiado protagonismo?
No, la verdad es que no. Tuve mucho feedback con ‘Pito morado’. Al final dije «ya no la canto más». No me arrepiento pero en algún momento digo «esto no es tan importante, hay otras cosas» y ahora no la toco.
Siempre que hay una referencia sexual, la gente se vuelve loca…
No lo entiendo. Porque para mí todo está lleno de sexo y de connotaciones sexuales, en el arte, la fotografía, hay porno en todos lados. Para mí no es una cosa muy provocativa. Después del disco de ‘Pito morado’, quería ir a lo contrario, porque me parecía más provocativo hacer algo sin connotaciones sexuales. Hoy en día ser provocativo no tiene que ver con el sexo.
¿Estás pensando en algún artista en concreto?
Por ejemplo Terry Richardson, hay muchos fotógrafos como él si ves el Vice Magazine, yo creo que eso ya no tiene ese encanto de provocar a la gente. En su momento funcionó pero creo que ya no es interesante.
¿Crees que el arte tiene que ser provocativo, entonces?
Sí. Para que cause emociones y haya una intensidad tiene que tener eso, pero da igual sobre qué hablas. Puedes hablar de política, del amor, pero lo tienes que hacer de manera que provoque algo. Si no, no habría conciertos. Si la música fuera para mi realización la podría hacer para mí. Pero como yo canto para un público, tengo que causar emociones, tengo que mover algo en la gente. Si no, no tendría sentido para mí.
¿Qué opinas del componente político de la música que se hace en Asturias, de Pablo und Destruktion, Nacho Vegas…?
Muy bien. A mí me interesa también. Yo critico de otra manera. Mi crítica social funciona enfocándome en gente marginal, gente de fuera de la sociedad. Para mí eso es una crítica también. Apoyo mucho a la gente que hace canción política buena, pero yo tengo una crisis personal. Yo soy extranjera, no puedo hacer crítica para un país que no es el mío. No puede ser una alemana que viene a criticar España, tendría muy mala pinta. (risas) Quiero hacerlo con respecto a mi propio país. En tiempos de crisis es necesario tener otra gente que expresa lo que ellos sienten, para no… ¡reventar! Lo veo en conciertos de Pablo, de Nacho y de otra gente, creo que de verdad conmueve a la gente porque se identifican. Yo intento hacerlo en otro campo.
Decías que tus canciones a veces parten de una sola frase, ¿en qué idioma está esa frase?
Depende. ‘Sangre cachorro’ parte de un niño que me estaba tocando los huevos en una clase de alemán. A cada pregunta me contestaba «sangre», quería matarlo. Al saludarme un día me dijo «qué pasa, cachorro». No lo entendí pero me dio tan mala hostia que hice una canción de mala hostia, también con un componente erótico que luego se añadió aparte.
¿Y este niño es el que hace de animal?
No, soy yo. Yo canto ópera y hago de animal y hago todo lo que haga falta. (risas) ‘El hombre que fuma heroína te quiere conocer’ es una frase que Pablo me dijo.
¿Inspirada en hechos reales?
Sí. Si alguien dice algo en un contexto cotidiano me gusta mucho. Me gusta cuando la gente dice algo que no pretende ser original pero de repente suena bien en una canción.
¿Qué artistas te han influido? Siendo alemana supongo que no te compararemos con quienes sean tus referencias. O igual sí, Marissa Nadler, Nick Drake…
En Alemania no sé, la gente me dice de todo: Janis Joplin, Tori Amos, no artistas alemanes, hay muy poca gente que canta en alemán y me parece fatal. Por otro lado está bien porque contribuyo a la cultura en mi país. En este tipo de letras quizá soy la única, no lo sé… Yo no conozco a nadie más y normalmente vas conociendo a los músicos por ahí. Hay un grupo alemán que me inspiró mucho, que conocí después de haber empezado, Element of Crime. Cantan casi todo en alemán, me inspiran mucho en la forma de escribir. En lo musical mi grupo clave de este año es ruso, Kino, he traducido una canción suya para el disco. Cambié el texto mucho, cantan todo en ruso y no entendía nada, pero en enero aprendí ruso para entender lo que decían.
Esta canción que es una versión, ‘Kamchatka’, presenta un registro más pop con un tipo de arreglos tipo años 80…
Quería una canción más pop en este disco pero no necesariamente esta, porque el original es lo-fi, garajero, y yo la quería hacer más punky, pero terminó así por el ritmo que tiene. Quería representar todos los estilos que he tocado en este disco. Siempre he intentado llegar a una melodía que se te pega, tener un poco de posibilidad de bailar, y con esta canción está un poco representado eso de tener una canción más de radio.
¿Cómo ha sido meter las cuerdas, los metales?
Normalmente tengo bastante claro lo que quiero hacer. Es complicado cuando trabajo con alguien porque me pongo mucho a mandar. En mi cabeza ya está la canción y a veces eso se puede realizar pero a veces cuando viene alguien a hacer cuerdas, le digo lo que quiero hacer y esa persona me dice que no es posible. Hay cosas que suenan mal, aunque yo estoy convencida de que suenan bien. Esta vez grabé con muy buenos músicos, como Sara en las violas, Miguel a las trompetas y hammonds… Les dejé más libertad.
Tu disco y el de Pablo und Destruktion convergen en algún momento por el uso de cuerdas y de distorsiones…
Sí, totalmente. Pablo tocó conmigo desde el principio, siempre pilló exactamente mi rollo. Cuando toco con otros guitarristas quiero que hagan lo que hace él, arreglos ruidistas, distorsión… Funciona de puta madre. En ‘Varsovia’ tienen mucho protagonismo sus guitarras. Yo le digo «dale caña» pero luego él pone sus propios sonidos. En ‘Kamtchatka’ cogimos un cacho de una canción de él y lo cortamos y lo pegamos: hay un cacho de ‘Sangrín’ que está en mi disco. Luego yo hago coros en sus discos.
No os aburrís en casa…
¡No! Él estuvo meses grabando su disco y cuando acabó yo empecé, así que fue un año entero grabando. Cada noche volvía, ponía las canciones que ha grabado… Ayuda mucho a la otra parte tener alguien con quien comentar y que te dice la verdad, si algo no mola. Yo lo necesito porque hay cosas que no puedo oír como un español. Por ejemplo me dice «esto no lo puedes decir porque pareces una tonta» y yo digo «vale, pues lo cambiamos».
En la entrevista con Pablo se habló de que hicierais un disco conjunto. ¿Hay canciones hechas?
Sí. Tenemos muchas maneras donde llevarlas y aún no lo tenemos muy claro. Es lo siguiente. Si hacemos algo juntos vamos a intentar unir lo mejor de los dos.
Te podría preguntar por muchas frases del disco, pero voy a escoger una al azar: «aunque sea americano, tiene un corazón». ¿Eres anti-americana al modo en que tanta gente lo expresaba en los 90?
La frase en verdad es «es mi amigo aunque sea americano». En esa canción presento a tres de mis mejores amigos.
Nunca estuve en Estados Unidos, no puedo juzgar, hay muchos músicos que yo sigo de allí, pero es un poco el reino de la basura capitalista. (risas) En este disco me fijo en la cultura rusa, soviética, en Polonia, la primera canción es sobre un escritor ruso, Venedikt Yerofeyev… Estuve detrás del alma soviética y lo contrario es lo americano. Pero tengo muchos amigos de EE UU y de Latinoamérica evidentemente. Era un poco una broma para mí misma…
¿Te hace ilusión lanzar el disco en vinilo? ¿Eras coleccionista?
Mucha, mucha. Toda mi infancia era vinilo. Mis padres tenían muchos vinilos, de cantautor alemán Klaus Hoffmann, Konstantin Wecker, también tenían Bob Dylan, Genesis (risas), un popurrí de los 80, 60, 70…
¿Qué opinan tus padres de tu música?
Les va gustando más y más. Están muy orgullosos, también les gusta mucho la música de Pablo. Vienen siempre a los conciertos y les parece estupendo. Pero al principio cantaba cosas súper turbias y de mala hostia y ellos no conocían este lado de mí. No vieron cómo era yo elaborándome como persona. Me había ido a vivir sola, vuelvo y canto estas burradas en el pueblo, está mi abuela en el público y les da vergüenza… pero ya se han acostumbrado y saben cómo soy.
Te refieres a que no conocían ese lado más oscuro de tu personalidad.
Yo creo que sí conocían esto de mí de alguna manera, pero no expresándolo públicamente y tan bruto, exponiendo lo más profundo. En una familia siempre hay emociones distintas, como la preocupación, entran otro tipo de cosas. Si te oyen cantar algunas cosas, les preocupa, les produce emociones mezcladas.
En definitiva qué prima en tu música: ¿el humor, el lado más oscuro o más bien la depresión?
La tristeza no, pero lo oscuro sí. Lo que normalmente no se ve a la primera vista. Todo el mundo tiene cosas dentro de sí que no entiende él mismo y hay muchas mierdas en la vida y secretos. Antes me interesaba qué piensa, qué hace la gente de verdad, y luego también he buscado respuestas dentro de mí, quise entender por qué cojones estoy pensando en esto, por qué tengo estas ideas, deseos, por eso llamé mi música «folk freudiano», pero sólo porque me ayudaba a entender a la gente o a mí, a hacer una pequeña investigación sobre el ser humano.
A Marissa Nadler no le mola nada que llamen su música «weird folk». Lo de «folk freudiano» creo que ya va más allá…
«Weird», «raro» para mí simplemente significa que está fuera de lo normal. Algo excéntrico me gusta. Yo quiero hacer algo que no hace todo el mundo. Me parece bien, aunque cambio muchas veces el nombre de mi música porque hay distintos lados y en el mejor de los casos no haces siempre lo mismo…