Mishima: orfebres del pop en el Teatro Lara

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Mishima: orfebres del pop en el Teatro Lara

mishima-directoCuando pensamos en bandas que viven de la música o al menos están establecidas en la escena musical, se espera que muestren un nivel mínimo de profesionalidad que se traduzca en buenos conciertos. No siempre es así, pues iconos del indie nacional como Los Planetas son dados a ofrecer algún que otro concierto irregular: no todos son Vetusta Morla. En el caso de la banda de Tres Cantos, su directo está tan pulido que es fácil imaginárselos en el local de ensayo día a día. Te gustarán más o menos, pero sus conciertos son expresiones de seriedad, concentración, trabajo y constancia. El grupo que aquí nos ocupa es Mishima, quienes tocaron la semana pasada en el madrileño Teatro Lara, presentando su excelente ‘L’ànsia que cura‘, que continúa una línea de inspiración que parece no tener fin.

¿A qué viene toda la parrafada anterior sobre profesionalidad en directo? Todo nace del asombro al ver sobre las tablas a David Carabén & Cía. Suenan inmaculados, imprimiendo pasión a cada tema, y lo hacen de una manera que parece que no les cueste esfuerzo alguno, como quien se va a dar un paseo al parque. Ante un Lara que superaba ampliamente el medio aforo, los catalanes (acompañados por un trompetista en algunos temas) ofrecieron un set donde su último trabajo fue el protagonista, con temas a destacar como ‘La Brisa’, ‘El Corredor’ o ‘Mai Més’, que ya van calando entre el público, aunque hits más añejos como ‘Qui N’Ha Begut’, la enorme ‘Un Tros De fang’ o ‘Miquel A L’Accés 14’ fueran más celebrados con coros y palmas. Carabén se sorprendió gratamente al comprobar que el público, por muy madrileño que fuera, se sabía las letras en catalán, ya que pidió ayuda a la hora de cantar algún tema alegando que estaba un pelín ronco, hecho casi inapreciable en su voz por otra parte.

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El frontman, que ejerce como tal en todo momento, moviéndose y gesticulando micro en mano por todo el escenario cuando suelta la acústica, se quedó acompañado solo por el piano de Marc Lloret para la preciosa y breve ‘Aquí Hi Va Un Do’, volviendo el resto de la banda para ‘Els Vells Hippies’. Cabe destacar también el cuidado juego de luces, sencillo pero acompañando perfectamente la actuación, y enfocando a cada miembro cuando éste cobraba protagonismo en alguna parte de algún tema. Con la citada ‘Mai Més’ se despidieron temporalmente, pero no tardaron en volver y regalarnos algún otro hit, de nuevo coreado por el entregado público, como ‘El camí més llarg’. Si ahora mismo tuviera que cerrar la crónica de otro grupo, no usaría una frase tan manida, pero tratándose de Mishima, quienes hacen su propio vino, no queda otra que afirmar que los catalanes mejoran con los años. Estupendo despliegue de calidad para la noche de un jueves.

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