Beach House / Depression Cherry

Dedicar una tarde a escuchar la discografía de Beach House cronológicamente, atendiendo al modo en que Victoria Legrand y Alex Scally han ido evolucionando y desarrollando su sonido ha sido un ejercicio fascinante durante los últimos años. Fueron muchos los que creyeron en primera instancia que ‘Bloom‘ (2012) palidecía en comparación con ‘Teen Dream‘ (2010), aquel tercer álbum que los confirmaba gracias a la magia de canciones como ‘Zebra’, ‘Norway’, ‘Take Care’ o ‘Silver Soul’. Pero ‘Bloom’ era un álbum de largo recorrido y, sin descuidar las composiciones (de ‘Myth’ a ‘Wishes’ pasando por ‘Lazuli’, ‘Other People’, ‘On The Sea’, ‘Irene’…), el perfeccionamiento de su fórmula. Casi sin agentes externos, solo con la ayuda puntual de Chris Coady como co-productor, Beach House profesionalizaban y daban más empaque a su sonido sin renunciar a su personalidad, como si para llegar a la cumbre del dream pop sólo se necesitasen a sí mismos en lugar de empollarse la discografía de Cocteau Twins, This Mortal Coil y Angelo Badalamenti y su colección de guitarras, pedales y sintetizadores favoritos.

‘Depression Cherry’, que por primera vez ha tardado 3 años en llegar, interrumpiendo su costumbre de editar disco en año par, que permanecía inalterable desde 2006, decepciona en ese sentido. La fórmula de lo que identificamos como «sonido Beach House», tanto en cuanto a instrumentación como en cuanto a la búsqueda de estructuras alternativas que construyen «canciones viaje» (más que «canciones río»), ya no puede sorprender ni alcanzar cotas más altas. Escuchando ‘Space Song’ o ‘PPP’ es difícil no pensar en los trucos e instrumentación de sus últimas obras maestras, ‘Myth’ y ‘Wishes’, que tanto hemos quemado desde su edición.

Sin embargo, como si ellos mismos planearan la filtración de sus discos dos meses antes de tiempo (aunque me consta que no es así), sólo para que al llegar el día de salida la experiencia esté mucho mejor asimilada, ‘Depression Cherry’ sí ha resultado ser otro álbum al que merece la pena dedicar tiempo y paciencia, esa cosa de la que en 2015 el público parece carecer. Los discos de Beach House no prescinden de las bases del pop ni en cuanto a duración ni en cuanto a experimentación, pero las escuchas van revelando ganchos justo donde creías que no los había. No hablo de dar una cuarta o quinta escucha: casi todas las canciones editadas por todo artista mejoran en ese punto. Hablo de que las de Beach House te asaltan semanas después, cuando, donde y de la manera que menos esperabas. Con el tiempo, ‘Beyond Love’ pasa de sonar como una canción reiterativa con respecto a su discografía, casi holgazana y aburrida, a confirmarse como otra auténtica maravilla en la que sumergirse, adictiva en su poética repetición del título y de los «We really wanna know / We really do agree» o en la revelación cristalina de su temática en el bonito final: «All I know’s what I see / and I can’t live without this / could you ever believe beyond love / I really wanna know».

Lo mismo pasa con la irrupción de la guitarra en ’10:37′ que da un giro a la canción. O con ‘PPP’: ya no es una imitación de tiempos pasados como nos pareció en junio, sino una de sus composiciones más trabajadas y novedosas. Sí, el estribillo está donde dicen, pero también una inusual estructura con parte hablada, muy teatral, en la que va emergiendo uno de sus ya clásicos celestiales punteos, que te eleva más alto imposible en los dos minutos finales, que ojalá fueran diez. Aunque para riff el de ‘Space Song’, acercando a Beach House al pop tanto como la luminosidad de ‘Wildflower’, que como ‘Sparks‘ quizá es una búsqueda de uno mismo a través de un paseo nocturno por la ciudad (ambas contienen ese verbo, «drive», aunque ellos por supuesto llegaron antes).

Continuando con la teoría de la «canción viaje», ‘Sparks’, entre guitarras y teclados muy My Bloody Valentine, que hacen sonar a Beach House también más kraut-pop que nunca, nos «conduce» hacia un final subyugante («Make it / Wave it / Alive») ante el que sólo se puede asentir. ¿Nos ofrece en el fondo este disco de título agridulce («depresión cereza») un punto de esperanza? No especialmente cuando los frustrantes «simplemente así / se ha ido» de la última canción y el universo que se aleja llevándose al ser querido (interesante imagen la de los «ride on» y «ride off») podrían arrastrarte a las lágrimas. Pero como ellos mismos explican, el disco termina dejando pasar el dolor tras aceptarlo… dando lugar a pocos errores. No encontramos en ‘Depression Cherry’ un salto como el dado entre ‘Beach House’ y ‘Devotion’, entre ‘Devotion’ y ‘Teen Dream’, entre ‘Teen Dream’ y ‘Bloom’, pero sí les mantiene como uno de los grupos esenciales de nuestra década.

‘Depression Cherry’ fue puntuado con un 8 por JENESAISPOP en 2015, modificándose su calificación en 2022 durante la «Semana Beach House» a la edición de ‘Once Twice Melody.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: beach house