Los Grammy continúan a su puta bola

Hay algo que mola de los Grammys que no mola nada de los Oscars: nunca se sabe quién va a ser el gran triunfador de la noche. Los premios de la edición 2016 han estado bien repartidos, con Ed Sheeran y Mark Ronson (featuring Bruno Mars) triunfando en cuanto a Canción y Grabación del Año -y Ronson ya lo había logrado hace unos años como productor de ‘Rehab’ de Amy Winehouse-, pero en cuanto a Disco del Año, el premio más importante de la noche, el que más influencia tiene en los hábitos de consumo como se reflejará la semana que viene en el Billboard, ha sido para Taylor Swift por ‘1989‘.

Hay quien argumentará que es una pena que no haya ganado un disco tan significativo musical y socialmente como ‘To Pimp A Butterfly‘ de Kendrick Lamar. Tras la derrota el año pasado de ‘Beyoncé’ frente al último disco de Beck, hay quien hablará incluso de racismo entre los académicos, sosteniendo el debate similar que se está viviendo en los Oscars. Pero cabe preguntarse si, de haber ganado Lamar, no estaríamos diciendo que los Grammys son machistas por haber escogido a Kendrick frente a Swift cuando ha sido un gran año tanto para uno como para otra. Y en parte gracias al éxito de su colaboración común, ‘Bad Blood’, que ha recibido el Grammy a Vídeo del Año.

En realidad, como decía, lo que se ha confirmado esta noche es la falta de predictibilidad de los Grammy. Quien crea que Taylor es la niña mimada de esta academia y que estaba claro que iba a ganar, que recuerde su inolvidable careto cuando en 2014 perdió el premio al Disco del Año contra el álbum de un grupo francés, ‘Random Access Memories’ de Daft Punk

. Quien crea que los Grammys no son lo suficientemente alternativos, que recuerde que el año pasado ‘Morning Phase’ de Beck derrotó, sin ser ni siquiera disco de oro en aquel momento, a los multimillonarios discos de Beyoncé, Ed Sheeran, Pharrell y Sam Smith. Quien crea que los Grammys son nacionalistas que recuerde que en los últimos años han ganado Arcade Fire, Adele o Mumford & Sons. Quien piense que los premios son racistas, que recuerde que Outkast ganaron a Justin Timberlake con ‘Speakerboxxx/The Love Below’. Quien crea que son machistas, que recuerde que el año que ganó ‘The Miseducation of Lauryn Hill’ todas las nominadas a Álbum del Año eran chicas o grupos con chica (Shania Twain, Sheryl Crow, Madonna, Garbage). Quien crea que son predecibles, que recuerde que Herbie Hancock derrotó a Amy Winehouse el año de ‘Back to Black’.

Somos muchos los que pensamos que ‘1989’ no es el Álbum del Año, pero no hay que buscar tres pies al gato: desde luego mejor que ‘Fearless’ de Taylor Swift, que también ganaba hace 5 años, es. Podemos buscarnos la excusa que queramos, pero el disco ha tenido críticas espectaculares y se ha vendido como rosquillas. Quienes ayer en la encuesta de portada dimos por hecho que Taylor perdería (el 71%) estábamos subestimando a la artista y la capacidad de sorpresa de estos galardones.

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Publicado por
Sebas E. Alonso