TVE desaprovecha ‘Masterchef 4’ precipitando su final

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TVE desaprovecha ‘Masterchef 4’ precipitando su final

aniuska_masterchefNo empezamos la cuarta temporada de ‘Masterchef’ demasiado emocionados. El cásting no prometía mucho y la señalización «este programa acaba antes de medianoche» había durado un suspiro en el reality estrella de TVE, culminando ahora incluso más allá de la 1 de la madrugada. La final de anoche se extendió incluso más de la anunciado, más tarde de la 1 y media, y se me ocurren bastantes cosas mejores que hacer a estas horas que ver televisión.

Aun así, ‘Masterchef 4’ fue avanzando a mejor, como muestra la evolución de la audiencia, pese a la aparentemente inevitable casta/caspa que suele ser invitada. Y no me refiero a los cocineros con estrellas Michelín, de los que tanto estamos aprendiendo sobre la gastronomía, que ejercen una inequívoca labor didáctica sobre nuestra cultura. No, nadie aprende a cocinar viendo Masterchef, pero sí despierta interés y curiosidad sobre un arte que permanecía misteriosamente oculto. La alta cocina no está al alcance de cualquiera, y menos en tiempos de crisis, pero he visto mileuristas gastarse casi 150 euros en un jersey de Sportivo, así que ya no me resulta tan escandaloso gastar lo mismo en un restaurante con estrella Michelín. ¿Cuánto decías que vale el último iPhone?

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Me refiero más bien a esa retahíla de invitados de la jet set -o algo así- que suele aparecer en la prueba de exteriores. Gente tostada de rayos uva hasta la fealdad, con un aura bastante alejada de la realidad que da verdadero mal rollo. No fue lo peor, pero el equivalente entre alta cocina y lo mejor de la música de nuestro país da una pista. Apenas José Merce se salvaba de la quema el día que decidieron llevar a Manuel Carrasco, Pablo López o Antonio Orozco, mientras algunos tratábamos de adivinar cuál era cuál.

Y sin embargo, a pesar de esto y de lo cansino de los piques entre Jordi y Pepe, el cásting nos fue conquistando. Pese a que no sabían cocinar mucho, los nervios de Aniuska, la locura de Esmeralda, el desparpajo de Emilia o el encanto de David sumaban. Desde el punto de vista culinario, Natalia, Pablo y Reichel parecían favoritos, mientras Ángel y esa cabra loca llamada Jose Luis sorprendían con su evolución. Con las eliminaciones de Natalia, Pablo y Reichel y la permanencia de las insoportables gemelas (al parecer la ganadora quiere llenar su libro de cocina de recetas de la perdedora, ¿venderá alguna copia?), el programa lograba convencernos de que había hecho los deberes: cada vez que se iba uno de ellos, ‘Masterchef 4’ perdía un componente importante para el desarrollo del concurso. Todos tenían personalidad y algunos incluso dotes. La audiencia subía a los 3,5 millones. Oficialmente nos enganchábamos.

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Y justo cuando te estabas convenciendo de que el cásting molaba, zasca. El programa precipita su final terminando en junio cuando suele hacerlo a mediados de julio, con una gala final a cuatro de tres horazas que perfectamente se podía haber dividido en dos, y una semifinal con ciento y la madre en la que no te daba tiempo ni de acudir a la final con claro favorito: quien ganara era lo mismo.

El éxito de audiencia ha sido muy claro, dejando tocada y hundida ‘Vis a Vis’, una de las grandes apuestas de Antena 3, y ya se prepara ‘Masterchef VIP’. Igual el truco era no cansar a la audiencia para exprimir el nuevo formato hermano que se avecina.

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