Como el jueves, el viernes comenzó con amenaza de lluvia en Santander Music Festival y parecía que toda la jornada iba a ser así. Sin embargo, ayer brilló el sol hasta el anochecer. Quizá por eso, y por ser viernes, daba la sensación de que había una notablemente mayor afluencia de público.
Belize fueron la gran sorpresa del viernes. El grupo de Pamplona llegó y arrasó. Para ser el primer concierto de la jornada, nos sorprendió y enganchó de una forma apabullante. El sexteto, liderado por los hermanos Ana y Ángel Fuertes, demostró por qué son una de las bandas emergentes más brillantes del momento y por qué, con tan solo un disco, ya se han recorrido casi toda la península. A pesar de ser sólo las nueve de la noche, es decir, bastante pronto, estaba bastante lleno de fans y no de un público que esperaba por esperar, sino que sabían perfectamente a quiénes estaban viendo. Una vez más, lo de menos es más se cumplió y la ausencia de visuales o algún otro atractivo sobre el escenario no empañó el show gracias al carisma de la banda. Cuando comenzó el directo, el dueto de voces de los hermanos Fuertes y el juego de idiomas, unido a un gran sonido y una actitud humilde, sencilla pero efectiva por parte de la banda, encandiló al público. Entre su repertorio sonaron la reciente ‘L´Hiver (Qui Sera)’, además de sus singles más conocidos, ‘Stab My Heart’ y ‘Little Secrets’. Terminaron con ‘Teenage Wasteland’, canción con la que, según explicó Ana Fuertes, “empezamos hace años y nació todo”. Ni una sola pega a esta joven banda que, de haber gozado de un mejor horario, a buen seguro habría captado nuevo público.
En esta jornada, los DJs entre bandas fueron Bitches Deejays que si bien comenzaron la jornada con obviedades tipo MGMT, M83 y Two Door Cinema Club, demostraron pocos remilgos al pinchar a El Canto del Loco, BackStreet Boys, Estopa, Chumbawamba y Gala, que supusieron algunos de los momentos más divertidos de sus sesiones. Una mezcla original y, al menos, distinta a la del día anterior.
Como León Benavente después, Novedades Carminha venían de actuar la pasada semana en Low Festival y, al igual que ellos, ofrecieron una actuación mucho mejor, más potente y más auténtica que en Benidorm. El trío gallego comenzó fuerte con ‘Devórame Otra Vez’, ‘Quiero Verte Bailar’ y ‘Capricho de Santiago’. También sin visuales ni parafernalias y con un muy buen sonido, arrasaron sobre el escenario por su actitud deslenguada, desvergonzada y divertida. Supieron aderezar el show con divertidas anécdotas y mostraron gran cariño por León Benavente que, tal como dijeron los Novedades, “son nuestros hermanos”. Un gran concierto tanto a nivel técnico como a nivel musical, que culminó con ‘Antigua Pero Moderna’ y ‘Dame Veneno’.
León Benavente, una vez más, se coronan como una de las mejores bandas en directo de nuestro país. El cuarteto liderado por Abraham Boba sigue la estela brillante de su gira nacional y, si hace una semana les vimos en el Low y sonaron igual de bien que siempre, anoche nos pareció que ofrecieron un concierto incluso mejor que en el festival de Benidorm. En aquel estaban en un escenario secundario donde tenían alrededor stands de marcas, bebidas con neones y muchas distracciones, mientras que aquí, lo único que tenías delante era a la banda. Por eso, resultó mucho más impactante e intenso que la semana pasada. Sobre el escenario estaba la portada del disco ‘2‘ como fondo para el cuarteto. Boba, de nuevo, rezumó carisma, fuerza y personalidad desde el contundente arranque con ‘Tipo D’, el single que ya es un hit (tal y como su misma letra pide) y los momentos álgidos del directo estuvieron a cargo de canciones de este último disco, como ‘Gloria’ y ‘Habitación 615’, y ‘Ser Brigada’, de su debut, que cerró el set. La simpleza de su puesta en escena, sin visuales, sólo luces y ellos sobre el escenario, contrastó con la fuerza que transmitían allí arriba, con un sonido sin pegas, correcto y potente. Lo más curioso es que, para ser una banda de rock que remueve tanto a nivel letras, el público estaba bastante pasmado y tranquilo, pero fue sólo una falsa impresión porque, en cuanto terminó su show, todo el público, al unísono, comenzó a chillar y a aplaudir. Un directo de 10 para los que nunca han visto a León Benavente y de 10 también para los que ya los hemos podido ver varias veces, porque siguen sin bajar el nivel. ¿La única gran pega? El corte en seco con el que terminó, esperábamos alguna despedida o algo, pero Abraham Boba hizo un mic drop en toda regla. Esta era su segunda vez en el festival como León Benavente y bueno, con ese directo, se lo podían permitir.
Tras la pinchada de Bitches Deejays comenzó Izal, el concierto más esperado de la noche y quizá, para muchos, del festival. Este grupo liderado por Mikel Izal ofreció un buen directo, sí. La puesta en escena fue impecable: un llamativo rótulo en neón de ‘Copacabana‘, nombre de disco y gira, bonito y vistoso. La iluminación, perfectamente sincronizada con los ritmos de las canciones, una buena interacción con el público, con intros de Mikel previas a cada tema… Todo era de una perfección tan calculada que ofrecía una sensación de prefabricado, una representación perfectamente maquinada y superficial, como sus canciones. Especialmente chirriante fue, por ejemplo, cuando Mikel contó la historia de un fan mexicano que en su gira por aquel país les seguía pidiéndoles la misma canción cada noche, y que ellos no la podían interpretar porque no disponían de una guitarra que necesitaban. Era la introducción para ‘Los seres que me llenan’, la canción que les pedía aquel fan y que interpretaron seguidamente. Todo esto te hace pensar en un guión muy pensado y estudiado y eso le resta espontaneidad y frescura a su propuesta, por inmaculada que sea técnicamente. Esto no pareció alterar lo más mínimo a sus numerosos fans que disfrutaron al máximo de ‘Jenna Fischer’, ‘Pequeña gran revolución’, ‘Agujeros de gusano’, ‘Tóxica’, ‘La mujer de verde’ o ‘El baile’, pero algunos no podíamos evitar que esa constante sensación de cálculo frío e impersonal de su show hiciera del de Izal un concierto más.