Ayer a media tarde Nacho Vegas decidió colgar un texto en su página de Facebook, un «comunicado populista» con aroma a Inocentada que concluía con la retirada de su apoyo a «todas esas formaciones a las que he sido afín en el pasado y que no han demostrado sino encontrarse fuera de otra realidad que no fuera la suya propia (Podemos, IU, plataformas municipalistas varias…)». El desarrollo del texto, con referencias a los problemas internos de Podemos, que son evidentes; la realidad de que muchos músicos necesiten a los festivales para su existencia y estos a su vez a las cerveceras dejaba en cambio un regusto amargo, muy poco de Inocentada. De no ser por alguna salida del tiesto tipo «¡Cómo no desear que exista un Amazon de la música en directo que lleve a todas partes toda la música que se produce hoy!» o algún atisbo de ironía (¿de verdad reflejan los «grandes festivales» lo «más excitante que está aconteciendo en la escena musical actual»?), en partes pareciera estar escrito bastante en serio. ¿Acaso quería aprovechar el día de ayer para forzar un nuevo debate, por supuesto político, entre sus seguidores?
En el texto criticaba «el ejemplo más nefasto de autoorganización en las tripas de Podemos, la formación política en la que muchxs hemos depositado nuestras esperanzas y que ha acabado por desencantarnos a tantxs con sus luchas intestinas de poder y su empeño necio en avanzar mientras los puñales volaban en todas las direcciones». A continuación afirmaba que la autoorganización perfecta había terminado siendo la del «mercado», pues «es en el mercado donde hemos logrado alcanzar las mayores cotas de libertad, aunque aún quede mucho camino por recorrer», añadiendo que es de ahí de donde sale el sustento de sus canciones «a través de las empresas cerveceras (que) nos permiten a ciertos músicos que esforzadamente hemos conseguido un determinado estatus mantener un nivel de vida al que nos resultaría muy difícil renunciar».
No solo las cerveceras, sino también los tan necesarios festivales para muchos artistas aparecían en su texto: «reconozcamos que necesitamos un mercado que garantice la supervivencia de las giras en directo y los grandes festivales que sirven de necesario escaparate en el que exponer lo más excitante que está aconteciendo en la escena musical actual, dándonos la oportunidad sagrada de elegir, esa a la que nunca debe renunciar el individuo».
Y al final la renuncia a su ideario: «desde aquí pongo mi proyección pública al servicio de cualquier proyecto político de futuro, radicalmente liberal e ilusionante que me lo solicite, con la salvedad de que a partir de ahora por principios lo haré cobrando, como es natural».
Este es el texto completo:
«COMUNICADO POPULISTA
Esta última semana, tras intensas horas de reflexión, he llegado a tomar una decisión que llevaba en realidad ya unos meses barruntando. Pero las cosas se han ido precipitado en cuestión de días, y unas cuantas creencias se han desmoronado como un flan rancio al tiempo que otras cuantas se erigían ante mí como un sólido rascacielos. Creo en la autogestión y en la cooperación en los niveles más importantes de la vida en general y de la mía en particular: en la escena musical, en la sociedad y en la política. Pero visto lo visto, el ejemplo más nefasto de autoorganización lo tenemos hoy en las tripas de Podemos, la formación política en la que muchxs hemos depositado nuestras esperanzas y que ha acabado por desencantarnos a tantxs con sus luchas intestinas de poder y su empeño necio en avanzar mientras los puñales volaban en todas las direcciones. Es de agradecer, sin embargo, que todo ello me haya ayudado a ver algo que de lo que antes yo renegaba con idéntica necedad, y es que el ejemplo que más se acerca a la perfección en lo que se refiere a autoorganización lo tenemos muy cerca, tanto que en realidad estamos inmersos en él: el mercado. Es en el mercado donde hemos logrado alcanzar las mayores cotas de libertad, aunque aún quede mucho camino por recorrer. Es al fin y al cabo la explotación mercantil de nuestras canciones y las mareantes cantidades de dinero que nos ofrece el mercado a través de las empresas cerveceras las que nos pagan el sustento y nos permiten a ciertos músicos que esforzadamente hemos conseguido un determinado estatus mantener un nivel de vida al que nos resultaría muy difícil renunciar.
Sigo creyendo en el populismo, pero no en un populismo anti-élites que se ha mostrado ineficaz a la hora de calar entre la mayoría, ni mucho menos en el populismo xenófobo de la ultraderecha. Creo en un populismo liberal que nos conduzca hasta una hegemonía cultural capitaneada por las clases medias y le permita al mercado visibilizar las músicas surgidas de las clases populares. Desterremos de nuestro vocabulario esas frases tan vacías como altisonantes que aseguran que “el mercado fagocita” y reconozcamos que necesitamos un mercado que garantice la supervivencia de las giras en directo y los grandes festivales que sirven de necesario escaparate en el que exponer lo más excitante que está aconteciendo en la escena musical actual, dándonos la oportunidad sagrada de elegir, esa a la que nunca debe renunciar el individuo. ¡Cómo no desear que exista un Amazon de la música en directo que lleve a todas partes toda la música que se produce hoy!
Por el contrario, he dejado de creer en el anticapitalismo, pero sigue sin gustarme este capitalismo. Necesitamos libertad real y autorregulación real para los mercados ya; necesitamos que el mercado libre tienda a un mercado libertario. Me declaro anarcocapitalista.
Por todo ello he decidido retirar mi apoyo a todas esas formaciones a las que he sido afín en el pasado y que no han demostrado sino encontrarse fuera de otra realidad que no fuera la suya propia (Podemos, IU, plataformas municipalistas varias…) y desde aquí pongo mi proyección pública al servicio de cualquier proyecto político de futuro, radicalmente liberal e ilusionante que me lo solicite, con la salvedad de que a partir de ahora por principios lo haré cobrando, como es natural.
Me consta que la mayoría de mis compañerxs de profesión apuesta por estas mismas ideas de forma pasiva y silente y les animo a que sigan haciéndolo, así o de manera más explícita.
Salud, música y libertad.
Nacho Vegas, 28 de diciembre de 2016».