Zara Larsson no cumplirá hasta finales de 2017 veinte años, así que nadie debería buscar en este ‘So Good’ con el que debuta en el mercado internacional (anteriormente publicó un álbum que solo salió en Suecia) la solidez de un disco de pop innovador y adulto que a duras penas se exige a estrellas del pop experimentadas y de 30 años (saludos, Bruno Mars). Sí, la cantante sueca suena como una «Rihanna blanca que nadie pidió» en algunas de las canciones que hemos ido conociendo durante el último par de temporadas. Pero también es cierto que este álbum es mejor que, como mínimo, los dos primeros álbumes de la de Barbados.
Lo es sobre todo por la enorme cantidad de hits que contiene. ‘So Good’ llega al mercado al mismo tiempo que presenta su sexto single, y es el típico álbum que podría editar hasta 10 sencillos si Larsson y su equipo se lo propusieran. El potencial es tal que hay una canción co-escrita por Ed Sheeran (‘Don’t Let Me Be Yours’) y ni siquiera es de las más inmediatas. Zara, además, ha hecho bien en no dejar fuera más que una colaboración con David Guetta y otra con Tinie Tempah. Todo lo demás está aquí: la elegantota y llena de ganchos ‘Lush Life’ cuya estructura seguro que ha encantado a Meghan Trainor, la irresistible y ultra sexy ‘I Would Like’ -quizá su mejor canción-, una efectiva ‘Never Forget You‘ en la que se ha reunido con MNEK, la algo más chabacana e irritante pero funcional ‘Ain’t My Fault‘ (también la ha coproducido MNEK, aunque esta habría pegado más en un álbum de Jennifer Lopez) y esa ‘So Good’ que tantas comparaciones le ha valido con Rihanna, y no solo por su ramalazo jamaicano.
El sexto single, que cierra el disco, es una colaboración con Clean Bandit que también irá en el álbum del grupo británico; pero también podría haber sido alguna otra de las buenas canciones de pop que ocupan este álbum. Zara Larsson acierta al acercarse tímidamente a las sonoridades del UK garage, el drum&bass, el dubstep y el dance británico, de manera que no es tan raro imaginar a un seguidor de Rudimental, Disclosure o Katy B disfrutando de canciones como ‘What They Say’, otra de las que ha contado con MNEK.
Mención especial merecen las baladas. No son excesivamente edulcoradas (‘Make That Money Girl’ es sobre feminismo, como denota ese «Queen / Why you so hesitant? / You can be the next female president») e incluso puede que tengamos aquí uno de los éxitos del próximo otoño, como ‘I Can’t Fall In Love Without You’ u ‘Only You’, a todas luces una gran canción, sobre todo cuando atendemos a su lado guarrete («no quiero ducharme aunque apeste / porque no quiero quitarte de mi piel») y también cuando parece una oda a la masturbación (al final no lo es, al menos, no del todo).
Es cierto que en muchos casos las composiciones se parecen demasiado a hits de hace dos o incluso más años. Si la Rihanna de ‘You Da One’ es una referencia también lo es ‘Purpose’ de Justin Bieber en ‘Sundown’. Igualmente, puede que la casi enfermiza ‘TG4M’ llegue demasiado tarde a la moda ‘Lean On’, pero la adulteración de las voces engancha y como séptimo u octavo single de un álbum no es que podamos exigirle muchísimo más. Para aquellos fans del pop sin prejuicios, uno de los discos del verano.