¿Cómo han pasado Izal de ser unos completos desconocidos a llenar estadios de más de 15.000 espectadores con semanas de antelación? ¿Cómo han pasado de ser un grupo del que nadie sabía nada a gozar de una popularidad superior a la de Fangoria, Lori Meyers y Sidonie, en su caso sin ni siquiera el apoyo de Los 40 Principales? Esas son las respuestas que nos da en parte el documental sobre el grupo ‘Crónica de un parpadeo’ que se incluye en su disco en directo ‘Vivo’, que precisamente recoge su concierto en el Palacio de los Deportes de Madrid ante miles de personas, y también puede verse en plataformas online del tipo Filmin.
El documental recuerda el modo en que Izal nace en 2009 en Macedonia, como un proyecto de Mikel, que ya funcionaba como cantante en solitario, y Gato (bajista), después añadiendo varios músicos de vuelta en Madrid, incluyendo uno que superaba por bastante la edad de la gente que buscaban y que, no obstante, se quitó algún que otro año por si acaso. Plantea además algunos puntos de inflexión fundamentales en la trayectoria del grupo, como un concierto en el Café La Palma, la primera vez que fueron a verles más de 100 personas, muchas ya cantando sus letras; la oportunidad que les dio Javier Ajenjo de Sonorama, y aquel año en que el Telediario de TVE conectó en directo con su salvaje concierto en el festival de Aranda de Duero, planteándoles como absoluta revelación; o el día que en Bilbao BBK Live casi se caen las barras, literalmente, de los botes que estaba pegando el público.
Algunas de estas imágenes sin precio han sido recuperadas para el documental, al tiempo que la banda recuerda su pasado desde sus casas y cuartos de baño, y se dirige al Palacio de los Deportes para disfrutar de su gran día después de haber vivido unos inicios «ruinosos e ilusionantes». Mikel, conejo en mano, narra algunas de las anécdotas de este llamado «milagro musical» y a lo largo de esta cuenta atrás vamos comprendiendo, sí, cómo el grupo pasa de repartirse 18 euros después de tocar un fin de semana fuera de Madrid (3,60 para cada uno) a llenar estadios.
Pese a lo amena que resulta su hora de duración, está claro que esto es un documental de Izal sobre Izal, y sí se echa de menos algo más. No habría estado mal profundizar en los factores que han podido poner un granito de arena en la explosión del fenómeno Izal: se habla de festivales, se menciona a grupos anteriores de cierto éxito como Second como influencia, pero nadie menciona la ceguera de las discográficas o se detiene a analizar cosas como qué habría pasado con Izal de haber salido 10 años antes cuando no existían Youtube ni Spotify, el tipo de público con el que han conectado (sin ser precisamente unos guaperas se oye a muchísima chica cantar en sus conciertos), bien sea este ultra joven (no, no solo hay post-adolescentes escuchando trap) o mayor, por ejemplo fan de los Héroes del Silencio más intensos. ¿Acaso no dejaron estos un hueco que nadie ha querido cubrir?
Quizá no corresponde a un DVD de Izal dar estas respuestas, pero lo seguro es que su entretenido documental sí sirve como retrato de las miserias que tiene que pasar un grupo autogestionado en España para llegar a algún lugar. Ahí queda esa anécdota que sitúa a Mikel, líder del grupo, haciendo el booking, haciéndose pasar por una mánager inexistente llamada Pilar, mandando mails y dossiers a las salas «para dar imagen de profesionalidad»; o esa en la que en una sala de Madrid se negaron a darles agua cuando tenían que tocar. «Bastante que os dejamos tocar», fueron las palabras que hicieron historia. ¡Que aparezca la persona culpable! 7.