Algo que ha demostrado ya sobradamente a lo largo de sus más de 25 años de carrera y que hoy repasamos en 8 instantes que, de forma particular, nos cortaron el aliento. Algunos en primera instancia, conformando un recuerdo imborrable, y otros que se han ido revelando con el tiempo.
El single con el que PJ inició su carrera (entonces junto a Rob Ellis e Ian Oliver), con ese chelo acechante, sigue resultando fascinante, con esa forma en que la base rítmica irrumpe tras marcar los acordes y la caja aparenta sonar fuera de ritmo. Su letra, sobre una mujer penosamente obsesionada por llamar la atención (sin éxito) de su amado con un vestido ya da cuenta de que no es una artista que acepte sin más los roles sexuales preestablecidos.
Personalmente nunca olvidaré cuándo y cómo me voló la cabeza esta canción, que me reveló un mundo nuevo en el que una mujer podía expresar, a un tiempo, ternura y violencia. Dos sentimientos que se contraponen en el instante que va del minuto 2:09 al 2:10 de la canción que abre precisamente ‘Rid of Me’. Y ya nada nunca volvió a ser igual para mí.
¿Cuán lejos podía llegar la autora de aquel segundo disco tan superlativo? ‘Down By The Water’, sorprendente primer single de ‘To Bring You My Love‘, era la respuesta, una canción en cuya melodía se intuye cierta inspiración folclórica, amordazada por un bajo que chisporrotea negrura y unas cuerdas que erizan el vello, mientras Polly susurra con ansiedad lo que interpretamos como una murder ballad. Inolvidable, también, ese vídeo con aspecto de mujer fatal del Hollywood clásico.
Este disco, que parecía algo esquivo en su momento, ha ganado crédito con el paso del tiempo. La canción que le da título, relegada al final del álbum, permanece resonando en nuestra cabeza cuando termina el disco, con esa historia de dos amantes que se preguntan si su deseo será suficiente para mantenerse juntos y vivos. La creciente desesperación que imprime Polly a la frase “Is this desire enough?” a medida que la repite no puede ser más desasosegante.
En la recta final de ese magistral giro pop rock que Harvey obró en ‘Stories From The City, Stories From The Sea’, uno de los primeros discos memorables de la pasada década, se sitúa esta canción que resulta inusitadamente directa, incluso para tratarse de ella. “No puedo creer que la vida sea tan compleja, cuando lo único que quiero es sentarme aquí y ver cómo te desnudas”, comienza cantando en esta historia de “amor” que también tuvo como soporte un vídeo icónico. En él se presentaba con un arriesgado traje de chaqueta y pantalón blancos, de inspiración country, mientras mostraba sus mejores poses con la guitarra y miraba desafiante a la cámara.
En esa experiencia gótica –en el sentido de Mary Shelley, no en el de Siouxsie– que fue ‘White Chalk’, la canción que lo cerraba resultaba una de las más impactantes del conjunto. Empleando uno de los tonos vocales más agudos de su carrera, Polly Jean se eleva sobre un piano melancólico para elaborar un relato en el que su protagonista canta “Junto a la montaña, no siento nada, puesto que en mi corazón cada árbol está roto / el primero no florecerá, el segundo no crecerá, el tercero casi ha caído / desde que tú me traicionaste”, antes de entonar unos lamentos totalmente desquiciados. El silencio posterior es aún más aterrador.
En estos días dramáticos resulta difícil no sentir congoja al leer la letra de esta canción que habla de todos los muertos en guerras y conflictos de la humanidad, a los que va dedicado este tema del sobresaliente ‘Let England Shake’ (mejor disco del año 2011 para nuestra redacción). Tampoco al escuchar, como una especie de letanía, al irrumpir el coro, para cantar ese “nuestros jóvenes golpean con armas en la suciedad y en los rincones oscuros” en vano. Porque “ni un hombre, ni una mujer, ha desvelado los secretos de este mundo”.
El contraste entre el jaleo y ruido despreocupado de la que quizá es la canción más inmediata del notable ‘The Hope Six Demolition Project’ y la terrible realidad de su letra es demoledor: durante un viaje a Kosovo, la visión de una noria a la que se subían los niños y desaparecían le hizo pensar en la limpieza étnica a la que fue sometida el país.