Música

MGMT / Little Dark Age

“El éxito les persiguió, pero ellos fueron más rápidos”. Esa bobada podría rezar la esquela de MGMT el día en que desaparezcan, literal o metafóricamente, una imagen que ellos mismos emplean en ‘When I Die’, uno de los singles destacados de ‘Little Dark Age’, demorado cuarto álbum de su carrera. Todo en la carrera del dúo formado por Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser, incluido aquel glorificado debut –o mejor dicho, sus tres singles– convertido en icono generacional, alberga un doble sentido perverso y tragicómico: ni su en su día incomprendido segundo disco, ‘Congratulations’, fue algo por lo que sus numerosos “fans” se pudieran felicitar (je); ni ‘MGMT’ era un nuevo comienzo, sino una nueva finta a la (ya vaga) esperanza de aquellos. Por eso mismo, esta “pequeña etapa oscura” es precisamente lo que no se adivinaba: su regreso al pop.

Una etapa oscura que, de nuevo, podemos entender de manera literal –una crisis creativa con episodios de depresión–, figurada –el clima político-social en su país, Estados Unidos, asoma la cabeza en varios momentos del álbum– y, cómo no, sardónica y humorística: en el clip del tema titular, VanWyngarden se convierte en una suerte de Robert Smith/Eduardo Manostijeras al frente de un grupo emopop que suena como una versión de Depeche Mode producida por Daft Punk a cargo de Ariel Pink. El nombre de Ariel Rosenberg, como el de Connan Mockasin, asalta repetidamente a lo largo del álbum por la sintonía estética del mismo –esa reminiscencia por el tecno pop de los 80 con un filtro de serie Z–. Y no es casual: aunque la producción se la reparten Dave Fridmann y Patrick Wimberly (exChairlift), Pink y Mockasin –como también el francés Sébastien Tellier– colaboran en varios temas del disco con coros, sintes y guitarras. Dios los cría…

El dúo parece haber encontrado todo un universo de inspiración transformándose en una especie de falsa banda tributo a un artista/grupo maldito de los 80 que se basa en la obra de Daryl Hall y John Oates (‘Me and Michael’, que en su loco vídeo post-vaporwave ya etiquetan como su nuevo hit/no-hit), ABC (‘One Thing Left To Try’) o el yacht rock –en ‘She Works Out Too Much’ se perciben guiños al trabajo reciente de Thundercat–. Como si, en el fondo, ellos mismos se vieran a sí mismos como un grupo que triunfó de manera casual y que, tras una travesía por el desierto, vuelve a reclamar su cetro. Solo que todo suena deliberadamente demodé y decadente, como una gran burla, una broma con la que se les desencaja la mandíbula.

En todo caso, por más que buena parte del disco pueda ser definida por esa singular estética (John Maus es otro nombre que ayuda a enmarcar el sonido de ‘Little Dark Age’), también es muy reconocible la marca MGMT por su capacidad para transformar la psicodelia en pop, o al revés. El más claro ejemplo es la citada ‘When I Die

’ –cuyos guiños de producción a lo ‘Scary Monsters…‘ tienen visos de homenaje–, pero tan fascinante y adictiva –o más– resulta ‘TSALMP’, que ellos mismos definen con tino como “un ritmo electro de los 80 con los coros de ‘La Isla Bonita’ de Madonna y Margo Guryan»; o ‘Hand It Over’, la balada a lo ‘Let’s Get It On’ –con ansiolíticos de por medio– que cierra el álbum.

Esa canción, precisamente, esconde la clave lírica de este ‘Little Dark Age’, ya que ellos mismos han reconocido que su letra se nutre de la perplejidad post-Trump. Sin embargo, en este caso no albergan un mensaje mordaz, sino esperanzado, e invitan al pueblo a asumir la responsabilidad de su fracaso colectivo y a darle la vuelta. “Es hora de tomar las riendas”. Y es que en esta etapa oscura hay menos ironía y mordacidad de lo que parece, pese a su particular sentido del humor: la crítica a la tiranía de la tecnología (en ‘TSALMP’ –acrónimo de “time spent looking at my phone”/“tiempo perdido mirando mi móvil”– y la anti-Tinder ‘She Works Out Too Much’ –“la única razón por la que lo nuestro no funcionó es porque él no entrenaba”–) es tan directa como el cariño que dedican en ‘James’ a su guitarrista de directo James Richardson o el terapéutico mensaje optimista que reina en la vibrante ‘One Thing Left To Try’.

Hay pocos patinazos en ‘Little Dark Age’ aunque, eso sí, se agolpan en la recta final, rebajando la fulgurante impresión de la primera mitad y un poco más allá. Los más llamativos, el inane interludio de casi 5 minutos ‘Days That Got Away’ y la bajonera ‘When I’m Small’, en la que se permiten cantar líneas como “When you’re small / You’re not very big at all” o, aún más delirante, rimar “point” con… “point” (WTF). Pero incluso ese despropósito tiene una justificación, ya que el lenguaje infantil podría ser una manera de desmitificar la depresión como un monstruo innombrable. Nada –tampoco los estupendos vídeos revelados hasta ahora, repletos de múltiples detalles delirantes con los que especular/flipar– en este ‘Little Dark Age’ está dispuesto a la ligera. Todo encaja y, además, coincide con un reactivado interés por el gancho melódico, confirmando el regreso, probablemente incidental, de MGMT al pop.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Little Dark Age’, ‘Me and Michael’, ‘TSALMP’, ‘When I Die’, ‘Hand It Over’
Te gustará si te gusta: Ariel Pink, John Maus, Connan Mockasin
Escúchalo: Spotify

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Publicado por
Raúl Guillén
Tags: mgmt