The Breeders / All Nerve

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The Breeders / All Nerve

Comparar puede resultar feo… pero es que Kim Deal le ha pasado la mano por la cara a Black Francis. Y que conste que soy más de Pixies que de The Breeders (y de las que echan de menos a Deal en la banda). Pero ella está feliz y se muestra infinitamente más creativa en su propio barco. Aquí es la capitana y no debe andar recibiendo órdenes. ‘All Nerve’ patea en el culo a los dos últimos discos de Pixies porque, básicamente, suena tremendamente sincero y genuino; a Breeders y no a cualquier otra cosa como ‘Indie Cindy’ o ‘Head Carrier’. Las hermanas Deal se dedican a revisar su obra anterior sin nostalgia, como si no hubieran pasado 28 años desde ‘Pod’, en un álbum de logrado sonido noventas (Steve Albini, entre otros, es uno de los encargados de la mezcla y la masterización), de producción austera (prácticamente todo es batería, bajo, guitarras y voces), pero limpia y extrañamente acogedora, nada tosca o seca, más tersa que tensa. El anterior ‘Mountain Battles’, era más elaborado, menos crudo y… más aburrido. Este ‘All Nerve’ no engaña en su título. La garra está ahí. Y una férrea voluntad de permanecer, de parir una obra perdurable y con sustancia. Lo único que falla es la portada. Demasiado fea para ser suya.

La primera canción, ‘Nervous Mary’, es un tiro. Un caramelo pop coronado con las armonías vocales de las hermanas Deal, de suave melodía pero contundente arrojo; arrojo que se prolonga y acrecienta en ‘Wait in the Car’. El entusiasta “Good morning!” con el que empieza resucitaría a un muerto para, a continuación, hacerle bailar con su alegre furia guitarrera. Luego hay un aparente respiro en ‘All Nerve’, que se volatiliza en un ruidoso estribillo. Los Pixies asoman la cabeza en ‘MetaGoth’ (ay, ¿no asemejan esos guitarrazos los de Joey Santiago?). ‘Howl at the Summit’ es la más Beatle, con un camuflado homenaje a ‘A Day in the Life’ en versión ligeramente bruta. Aunque las mejores canciones son las más calmadas. ‘Walking with a Killer’ está construida con una preciosa melodía, guitarras y juegos de voces narcóticos. Ya autoeditada por la propia Kim en 2013, parece relatar un asesinato narrado por la víctima. Pero realmente la canción tiene un trasfondo antimachista, porque resulta ser la fantasía macabra de una adolescente asustada por la amenaza constante de los hombres. Kim explicaba en NME: “ [‘Walking with a Killer] viene de estar en el instituto y caminar de mi casa a la tienda y que hubiera unos putos gilipollas gritando desde la ventana “¡Víctima de violación”. Era jodidamente chungo estar por allí. Creo que era porque estaba la base áerea militar de Wright-Patterson (…). Lo que más odiaba era: “¡Sonríe! ¡SONRÍE!”. Esos putos tíos pidiéndome una puta sonrisa. Putos gilipollas. Como si yo tuviera que tener un buen día para poner una pequeña luz en sus vidas. “Venga, chica. ¡Dame una sonrisa!”. ¡Que os follen!”.

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Tan hermosa como esa, encantadora y con un punto hechizante, es ‘Dawn: Making an Effort’, con emocionante crescendo protagonizado por los platillos y el órgano Farfisa, mientras las guitarras crean trenzados casi hawaianos y las voces juegan etéreas, casi religiosas. ‘Blues at the Acropolis’ es un número juguetón y nervudo para cerrar, con final apasionado, en que Kim narra la depresión que le produce llegar al eterno monumento griego y tropezar con despojos humanos (“Drunks take a piss where heroes once bled out”), que podría haber formado parte de cualquiera de sus dos discos clásicos. De hecho, ‘All Nerve’ es casi tan bueno como ‘Pod’ o ‘Last Splash’, aunque corra el riesgo de quedar como un hito fuera del tiempo solo apto para los que vivieron la adolescencia entre 1988 y 1995. Claro que, ahora que emergen bandas que reivindican la sonoridades crujientes del rock alternativo de los 90 (a bote pronto, se me ocurren las Mourn), puede llegar a tener una brillante autoridad entre las nuevas generaciones.

Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Wait in the Car’, ‘All Nerve’, ‘Walking with a Killer’, ‘Dawn: Making an Effort’
Te gustará si te gusta: El rock alternativo americano de finales de los 80-principios de los 90, especialmente la escudería de 4AD (Pixies, Throwing Muses y, por supuesto, The Breeders)
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