MAQUETAS ALERT! Madonna, ¡mira qué tracklist alternativo tan chulo de ‘Rebel Heart’ te traigo! La sola mención de las maquetas del último disco de Madonna filtradas en diciembre de 2014 produce récords de “eye rolling” en cualquier foro de la cantante. Sin embargo, ha sido uno de los momentos más excitantes e intensos para seguir su carrera. Aunque ella se sintió “violada” (luego retiró la expresión), lo cierto es que tuvimos gratis algo por lo que los fans de Bob Dylan pagan una verdadera pasta (sus Bootleg Series continúan a día de hoy, vamos por 1981). El debate sobre canciones mejoradas en el estudio (‘Devil Pray’, ‘Holy Water’, ‘Illuminati’, ‘Joan of Arc’, casi todas) y canciones empeoradas (‘Rebel Heart’, ‘Messiah’, ‘Addicted’) continúa a día de hoy. Hace solo unas semanas llenaba páginas y páginas de los foros de Popjustice y lo ha hecho en los nuestros desde su filtración hasta el reciente suicidio -¡ay!- de Avicii. Independientemente de que la producción de este fuera viejuna desde antes del día de salida, con la EDM ya dando sus últimos coletazos, y de que la versión final del disco sea inaudible, esté saturada y presente unos efectos incomprensibles; lo seguro es que ‘Rebel Heart’ cuenta con una secuencia de acordes sencilla pero preciosa y con una de las letras más bonitas que jamás haya escrito Madonna. La artista puede morir tranquila porque ya ha escrito la canción que resume su vida, sus momentos altos y sus momentos bajos, y es esta. Es su ‘Non, je ne regrette rien’, lo cual tiene todo el sentido si recordamos que la gira ‘Rebel Heart’ incluía una versión de Édith Piaf, aunque en ese caso se decantara por ‘La vie en rose’. La canción es una reivindicación de la diferencia desde el inicio “he vivido mi vida como una masoquista / escuchando a mi padre decir “te lo dije, te lo dije / ¿por qué no puedes ser como el resto de las chicas?” / Pero esa no soy yo y no creo que lo sea nunca”. También habla sobre la alienación (“he intentado encajar pero no era yo”, “he caminado sola, nunca satisfecha”), si bien la segunda estrofa es una feliz aceptación de uno mismo (de una misma), emocionante hasta provocar lágrimas de felicidad, que es lo difícil, por la convicción con la que es cantada (“he dejado atrás mi pasado y he mudado mi piel / Lo dejaré ir y empezaré de nuevo / nunca miro atrás, es una pérdida de tiempo / Sí, esta sí soy yo, y estoy exactamente donde quiero estar”). El estribillo, de frases largas, sobre la supervivencia y el desafío de “escoger la ruta menos transitada”, puede que no sea el más comercial de su carrera, pero sí uno de los más edificantes. Nunca sabremos qué habría pasado con esta canción de haberse masterizado apropiadamente, de haber sido producida por BloodPop como ‘Devil Pray’ o de haberse lanzado en modo remix, pero atendiendo a la sonrisa de oreja a oreja con la que Madonna la ha cantado en la última gira, esperemos que ocupe en su repertorio ese lugar que siempre tiene reservado para ‘Candy Shop’.
‘American Life’ contiene algunas de las melodías más ariscas en la carrera de una cantante que si por algo se había caracterizado hasta el momento era por el gusto por las melodías clásicas. Siempre se ha notado mucho que Madonna se crió en los 60 en ese sentido. El impacto que producía escuchar en la radio por primera vez ‘American Life’, el single, no fue positivo para casi nadie, pero el segundo single era mucho mejor por mucho que, por primera vez desde 1983, ni asomara la cabeza por el Billboard Hot 100… ni por el Bubbling Under. Aunque la letra de ‘Hollywood’ peca de escueta, hablando sobre la esclavitud y la adicción que genera la ciudad de las estrellas para los actores y sobre todo para las actrices, el vídeo de Mondino con la cantante inyectándose bótox lo complementa a la perfección. Pero lo mejor de ‘Hollywood’ es el avance de su trepidante línea de guitarra sobre una base bastante lo-fi, que culmina con un delirante uso del pitch masculinizando la voz de Madonna paso a paso, haciendo referencia a lo mierdera que es la radio… cuando ella venía de sonar a saco en ella con ‘Music’ y ‘Don’t Tell Me’. Mirwais cuenta que mientras Madonna quería usar Auto-tune en la canción, él quería evitarlo porque no quería que ‘Hollywood’ pareciera una canción dance, optando por modificar el pitch con otro aparato. También revela que la parte final era en principio mucho más larga. En resumen, partiendo del sonido ambiente de unos pajarillos, la canción merece el premio a los “mejores efectos especiales” de su discografía: es uno de los finales más apoteósicos de su carrera. También inolvidable es la icónica actuación en los premios MTV mezclada con ‘Like a Virgin’ y con la presencia de Britney, Aguilera y Missy Elliott.
“Vamos a por todas o nos vamos a casa”, dice el estribillo de ‘Bitch I’m Madonna’ y en esta canción Madonna decidió ir «a por todas» tras haberle pedido a Diplo que le mostrara lo más radical que tuviera en su portátil durante una sesión de estudio. Como dice la letra, «seremos friquis si nos lo proponemos». Inspirada por la letra “I look like Madonna, bitch I’m a farmer” de Lil B y redondeada por los sonidos clásicos de PC Music de una SOPHIE que por alguna razón no aparece acreditada tras haber declarado gracias a esta colaboración que Madonna controla todo y detrás de ella no hay ninguna discográfica, ‘Bitch I’m Madonna’ se convertía en el gran himno anti-ageism de la cantante, logrando el apoyo para su hilarante vídeo de Beyoncé, Katy Perry, Miley Cyrus, Kanye West y, sobre todo, Rita Ora. La idea de Diplo era hacer una canción que fuera “todos somos Madonna”, pero terminó, sobre todo, siendo un himno para la sororidad después del cual, y tras las contradicciones del violento ‘Bad Blood’, ya no es lo mismo la guerra entre divas. Nicki Minaj hace aquí uno de sus mejores raps, durante medio minuto que supone toda una inyección de adrenalina para un tema que ya era todo un tiro desde su maqueta. La canción es el mayor hit de la era streaming de Madonna, con 300 millones de reproducciones (y eso que jamás se subió a Youtube el bombazo de presentación en Jimmy Fallon, luego dicen que está «desesperada»), si bien los comentarios que recibió en el visor de Google fueron, en general, espantosos, con miles y miles de usuarios pidiendo a la cantante que se retirara o que hiciera música “acorde a su edad”. ¿El momento más sonrojante de Madonna o puede interpretarse como una victoria en toda regla? ¿Alguien quiere llegar a los 60 vistiendo de negro y haciendo calceta? Ahí queda un dato para la reflexión: la primera vez que Madonna fue llamada “abuela” por la prensa fue en el tabloide británico The People con motivo de la gira ‘Girlie Show’. La crónica del evento se llamaba “¡Abuelita, cálmese!”. Tenía 35 años.
En el álbum más genérico de Madonna hay un par de sorpresas alejadas de la tónica de R&B blandito. ’Bedtime Story’, casi-casi la titular, es una colaboración con Björk sobre la que suscribo lo que Igor Paskual explica en el libro ‘Bitch She’s Madonna’: es como si Madonna y Björk se hubieran anulado la una a la otra (aunque añadiría que es un precedente de ‘Ray of Light’). Mucho mejor es la sexual ‘Human Nature’, que incluye un sample de ‘What You Need’ de Main Source. ¿Por qué es tan querida esta hija de ‘Erotica’ y por tanto nieta de ‘Justify My Love’ y a la vez bisnieta de ‘Express Yourself’? A mediados de 1995, cuando se estrena su vídeo y a un año de ‘Evita’, se habla mucho de que Madonna está edulcorando su imagen para el gran público y de repente… vídeo de Mondino con estética S&M y chihuahua para esta canción en la que la cantante deja clarísimo que no se arrepiente de su pasado (su presente). Aunque un fracaso fuera del top 40 estadounidense en la época, es claramente favorita de la artista: la ha incluido en multitud de giras y hasta la cantó en aquella cosa de Coachella con Drake. El «no soy tu zorra, no me tires tu mierda» es todo un hito. Además, ‘Human Nature’ ha sido alabada en el último año por artistas de culto como Owen Pallett en una crítica para Pitchfork y Arca en un especial para el mismo site sobre las canciones más importantes de la historia del Orgullo LGTB+. Pallett dijo que pese a no ser tampoco muy fan de este disco, ‘Human Nature’ “presentaba uno de los más efectivos “grooves”” de Madonna, concluyendo: “pon ‘Human Nature’ en un disco de oro, pon ‘Take a Bow’ en mi funeral». Por su parte, Arca elogiaba la era ‘Erotica’ y ‘Bedtime Stories’, hablando en particular de ‘Human Nauture’: “Esta canción y su vídeo me impactaron fuerte y después me acariciaron suave, tenía una falta de disculpas tan panorámica y empoderadora que, a día de hoy, cuando la canción comienza, sonrío de oreja a oreja y quiero lamerme mi propia piel”. Sin duda, pues, una referencia para su propia imaginería.
El ansiado regreso de Madonna con William Orbit dejó resultados desiguales. Por un lado la decepcionante ‘Some Girls’ -un estandar de electro sin sal- o la triste réplica de hits pasados que es ‘I’m a Sinner’ -demasiado ‘Amazing’… que ya era demasiado ‘Beautiful Stranger-. Pero también dio algunos de los grandes atrevimientos de ‘MDNA’, como ‘Gang Bang’ o ‘Falling Free’ -lo más cerca que puedo imaginar a Madonna de Joanna Newsom-. El disco empieza de manera totalmente hedonista, con Madonna enfundada en un traje de cuero y bebiendo “Tanqueray” en una fiesta escapista que empieza con ‘Girl Gone Wild’ y sigue con ‘I’m Addicted’, ‘Turn Up the Radio’, ‘I Don’t Give A’… Es Madonna bailando, ligando, mandando todo a la mierda después de su divorcio, pero solo para al final del disco llegar a casa y exclamar, en “caída libre” algo así como: “¡pero si estoy más sola que la una!”. El disco se cierra con una preciosa canción de despedida, de querer “dejar marchar”, muy obviamente dedicada a Guy Ritchie (sus últimos segundos son demoledores) y el punto de inflexión entre las dos partes tan diferenciadas del álbum es ‘Love Spent’, pues es al mismo tiempo la última pista de las divertidas y la primera de las tristes. Un tema que casi queda fuera del disco y de la gira pero que es su gran joya perdida: dos canciones en una en la que los trapos sucios (“¿te habrías casado conmigo si yo fuera pobre?”) van dando paso a la catarsis, con otro ritmo, una locura de beats a destiempo y la cantante elevando los pies del suelo para retar una y otra vez “quiero que me tomes como has tomado tu dinero”, mientras Orbit lanza por los aires todos los sintes que tenía a tiro. Una verdadera rareza que tiene el gracejo además de estar guiada por un banjo y contener un guiño a ‘Hung Up’ que añade significados: ¿era esta toda una “LoveSong” adaptada para Guy, y nadie había caído?
‘Nothing Really Matters’ es la prueba definitiva de que el álbum espiritual post-maternidad de Madonna no es una reinvención familiar y católica con la cantante adoptando el rol de madre tradicional, idea que indirecta pero expresamente terminó influyendo a Adele al plantear el multimillonario ‘25’. En el disco Madonna incluye una canción en sánscrito, lo promociona con imaginería hindú y en el vídeo de esta canción se disfraza de geisha, obsesionada con el papel de uno de los personajes del famoso libro de Arthur Golden, Hatsumomo. Sin duda lo oriental le resulta más exótico y adecuado, menos rancio. Además, ‘Nothing Really Matters’ es una canción electrónica, con elementos de house y ambient que, al margen de los productores Orbit y Marius DeVries, cuenta con más ingenieros de sonido que músicos de estudio. Y eso que el solo de “piano” en escala descendente en el puente “give me comfort in your arms” es uno de los grandes momentos de la grabación. Muy evidentemente dedicada a Lourdes León desde la primera estrofa “cuando era joven (…) era una egoísta (…), pero ya nunca volveré a ser así gracias a ti”, es a pesar de eso una canción completamente universal que sirve simplemente para dejar el pasado atrás y entregarse a un futuro lleno de luz. Porque “nada se lleva el pasado como el futuro”. El tema sería una decepción comercial, atascado en el top 93 de Estados Unidos debido a una descoordinada edición del CD single y a la intro ambient, que impidió su radiodifusión. Sí sirvió para alimentar las ventas del álbum tras ser interpretada en los Grammys, kimono de Gaultier mediante. Es la única vez de toda la historia que la ha cantado en vivo, aunque en la gira ‘Drowned World’ pegaba absolutamente todo en el segmento de ‘Nobody’s Perfect’. Una nueva reinvención estética que Madonna ya no ha vuelto a repetir, ni bien ni mal, para un quinto single.
Después de “Confessions” muchas canciones de Madonna se consideran “genéricas” o “trend-chasing”, pero algunas se revitalizan con el paso del tiempo. A veces se le ha exigido tanto a la Reina del Pop que el subconsciente nos traiciona: he llegado a leer en los comentarios del site (escrito por un fan) que Madonna escogió como productor a Diplo por el éxito de ‘Lean On’ cuando publicaron sus singles juntos meses antes del tema de Mø, y yo estaba convencido de que ‘Only Girl’ de Rihanna era un año anterior a ‘Celebration’ hasta que me he puesto a mirarlo. Sí es cierto que en el año de ‘The Girl and the Robot’ Paul Oakenfold no era un nombre en el que mirarse especialmente, y el eurodance de tintes trance no era lo más sofisticado sobre la faz. ‘Celebration’, editada para el recopilatorio homónimo, parecía una canción funcional, de vídeo con remix aburridísimo y cameo de Lourdes León cual Paquirrín y nueva rima de “hesitation” con cualquier otro “-ation”, al que nadie prestó mucha atención. Y de repente llegó 2012, la gira MDNA, una de las más ambiciosas técnicamente de la artista y la 2ª más exitosa de su carrera, y Madonna convirtió esta canción entonces en trallazo total, cerrando con ella, en glorioso mash-up con ‘Give It To Me’ y ‘Girl Gone Wild’, como homenaje a la cultura dance en un número lleno de cascos y plataformas de DJ digno de ver en DVD (la versión Youtube no le hace justicia). Lección aprendida: no tienes que ser la más innovadora del lugar 365 días al año; a veces basta con hacer una canción así de saltarina. ‘Celebration’ fue la última vez que Madonna fue apoyada por la radiofórmula británica (51 años), por lo que podría ser su último top 3 en el que parecía su mercado principal. Sobre todo si sigue sacando una media de un single cada 4 años y mantiene su filosofía de no colaborar en discos ajenos.
Desde hace unos años ‘Take a Bow’ es un hit de Rihanna con 500 millones de escuchas en las plataformas de streaming, pero hubo un buen día en que también se llamó así un single de Madonna que fue número 1 del Billboard Hot 100 durante 7 semanas, el más longevo de toda su discografía. Hoy permanece algo olvidado por la propia dejadez de la cantante, que muy rara vez la ha cantado en directo, hasta el punto de que ni siquiera es una de sus 100 canciones más veces interpretadas en vivo según Setlist.fm. La ha cantado alguna vez suelta, pero no ha sido incluida como fija en ninguna gira. Madonna reconoció estar nerviosa como nunca en su vida al cantarla en los American Music Awards, pero quien lo pasó peor fue su acompañante Babyface, que celebró que no se pudiera ver cómo le temblaban las piernas gracias al traje que llevaba. Definitivamente interesada en dulcificar su perfil tras ’Erotica’ y el libro ‘Sex’, Madonna quiso colaborar con Babyface después de lo que le había gustado ‘When Can I See You’ de su álbum de 1994. También podemos entender la aproximación al R&B de ‘Bedtime Stories’ en relación a las pesadillas que reconocía tener con Whitney Houston, que se había comido el mundo con ‘El guardaespaldas’ mientras ella se había comido los mocos con ‘Erotica’.
‘Take a Bow’ es una rareza en la discografía de Madonna por empaparse del edulcorado sonido de Babyface hasta proporciones empalagosas, pero también cuenta con una melodía incontestable tanto en las estrofas como en la declaración de amor que supone el estribillo, así como en el tercer verso con la referencia a Shakespeare (“all the world is a stage”). Cuenta Babyface que estaba muy nervioso de tener que trabajar con Madonna por su fama de perfeccionista, pero que esta canción que escribieron ellos dos solos a partir de un beat y unos acordes básicos que tenía él en un cajón, salió fácil y deprisa, y que fue Madonna quien insistió en incluir cuerdas reales, algo que nunca había hecho él. Hablar de ‘Take a Bow’ también es hablar de su vídeo rodado en Ronda con temática torera, en contraste con sus aires orientales, provocando el escándalo nacional y la no cesión de una plaza de toros como boicot a la cantante obedeciendo a “criterios moralistas” (la nota de El País de 1994 no tiene desperdicio). Resultó una influencia expresa para videoclips del siglo XXI de Justin Timberlake (‘Sexyback’, del mismo director, Michael Haussman, con la española Elena Anaya) y de Britney Spears (‘Radar’). Con esta autoría Madonna pasó a ser la autora femenina con más números 1 en el Billboard, superando a Carole King. Como curiosidad extra, el hecho de comenzar la letra diciendo el título de la canción pero sin volver a repetirlo en ningún momento, fue una idea llevada a cabo aposta.
Uno de los aciertos en la producción de ‘Ray of Light’ junto a William Orbit fue la incorporación de la psicodelia al corte titular. Madonna había hecho muchas cosas pero rara vez había sonado “psicodélica”. Ambos dieron un paso más peleando por componer la canción para la banda sonora de la versión 1999 de “Austin Powers” al escribir ellos dos solos esta maravilla llamada ’Beautiful Stranger’. Por primera vez Madonna iba a recibir comparaciones con gente como Led Zeppelin, The Doors, los Beatles, los Monkees o incluso Love, en concreto a ‘She Comes In Colors’, a la que se parece bastante. Madonna dijo no haberlos escuchado en su vida… ¿pero tampoco Orbit? ¿De verdad se atrevería a negar a una banda tan influyente como Love? En cualquier caso, Madonna se recrea en la melodía de esta canción dedicada a su novio de la época, el escritor Andy Bird, extendiendo las sílabas al final de cada frase, aunque lo más llamativo es el uso de guitarras eléctricas y flautas, al modo del citado pop psicodélico de 1967. Seguramente fue eso lo que más gustó a los productores de “Austin Powers” y se editó un vídeo que merece la pena destacar. ¿Cuántas veces se ha integrado así de bien película y vídeo musical hecho ad hoc? Madonna quería trabajar con el director Brett Ratner desde que este se encargara de ‘Brown Sugar’ de D’Angelo, y Mike Myers, protagonista de la peli, pudo pasarse por el set de rodaje al margen de la película, dispuesto a hacer el tonto así de bien. El resultado fue un videoclip repetido en MTV ad nauseam y una larga lista de reconocimientos que incluyó un Grammy, un premio MTV, así como versiones de grupos indies que se han extendido hasta nuestros días por la vía de DMA’s o The Big Moon, quienes la tocaron el año pasado en Tomavistas.
Una de las baladas más bonitas que jamás ha cantado Madonna es ‘The Power of Goodbye’, el cuarto single de ‘Ray of Light’. Ya el inicio es abrumador (“ya no me quieres / así que debo irme / el encanto se ha roto / te quise tanto”), pero además cada frase es alargada aportando cierto dramatismo en la interpretación vocal de una cantante que se sabe recién salida de las clases recibidas para el musical ‘Evita’. Dramatismo que subraya la inclusión de la sección de cuerdas de Craig Armstrong, que en aquella época editaba el sublime ‘The Space Between Us’. Sin embargo, ‘Ray of Light’ es un disco espiritual y luminoso y Madonna sabe sacar la parte positiva de la relación que se ha acabado, añadiendo frases de sabiduría y resignación como “eres la lección que he tenido que aprender” o “no queda nada que perder / ni corazón que dañar / ni poder más grande / que el poder del adiós” y conceptos como “libertad” y “creación” a raíz de esa separación. El vídeo, centrado en una metafórica partida de ajedrez inspirada en ‘El caso de Thomas Crown’ (1968), es uno de los más hermosos que Madonna ha rodado, con final abierto (¿suicidio? ¿calma total?) y un momento totalmente abrumador en el que el ser querido se escapa de tus brazos, representado con la multiplicación de planos cortos. El coautor de la canción Rick Nowels se desharía en elogios hacia Madonna subrayando la rapidez con que escribió esta letra, y un total de 9 canciones en un par de semanas, recalcando que no recibía el crédito como autora que merecía. Dijo de ella que era “profunda, poética e inteligente” y la comparó con Paul Simon y Joni Mitchell “cuando se pone”.