La canción del día: Rusos Blancos queman sus naves antes de convertirse en ‘Señores’

De manera algo sorprendente, hemos asistido un pequeño milagro del pop nacional. Rusos Blancos estuvieron a un tris de cerrar el chiringuito antes de publicar ‘Museo del romanticismo’, que se planteó como su “disco final”. Pero, de repente, la crítica y sobre todo un público en permanente crecimiento que se identificaba con sus historias de decepciones sentimentales y asunción de la adultez salvaron la situación.

Ahora, tras publicar el pasado año el jugoso EP ‘Algo nuevo, algo viejo, algo prestado’ (un evidente guiño a esa boda de unos amigos que ocupaba la portada de su tercer disco de estudio), el grupo de Manu Rodríguez, Javier Carrasco (Betacam) y compañía está a punto de lanzar un nuevo álbum. ‘Bailando hacia el desastre’ se publica el 19 de octubre y ha contado con la producción de Paco Loco, con el que no trabajaban desde ‘Tiempo de nísperos’. Incluirá los dos adelantos que han presentado en los meses pasados, ‘¿Qué somos ahora?’ y ‘No es tan difícil’, un tema con reminiscencias Astrud cuyo vídeo estrenábamos en JENESAISPOP.

Y también ‘Señores’, la canción que adelantaban este viernes y que supone una nueva demostración del fantástico estado de inspiración y madurez (artística, no confundamos) que atraviesa el grupo madrileño. Con un hábil manejo de los tempos y de la épica, este fantástico tema tan Belle and Sebastian muestra un gancho instantáneo, está tan dotado de sutiles detalles sonoros: las palmas, la autoreferencia de Betacam a su ‘No más

’ en los sintes tras el primer verso, los cantos de pajarillos, los coros de Muni Camón –Maddening Flames, pareja y mano derecha de Loco en su estudio de El Puerto de Santa María–…

Pero, sobre todo, asistimos ante otra letra demoledora de Manu sobre el fin de la juventud, ese momento en que los que son iguales a tus ojos comienzan a verte y tratarte como “señor”. Ante eso, en lugar de asumirlo y agachar la cabeza dócilmente, Rusos Blancos plantean quemar sus naves, ir “a trabajar con la ropa de ayer”, tarde y medio drogados, “bajar al bar y dejarse querer por lo primero que pase a mi [su] lado”. Así, el nihilismo de ese estribillo que dice “hoy no quiero hacer nada que mañana no lamente muy fuerte” resulta realmente enternecedor, aunque sólo sea una distracción instantánea con el que “huir de la muerte”. Con tres de tres aciertos, las perspectivas ante ‘Bailando hacia el desastre’ no podían ser mejores.

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Publicado por
Raúl Guillén