Kitai, el grupo de rock madrileño autor de canciones como ‘Fuego en la radio’, ‘Cadáver exquisito’ o ‘Rivera maya’, y que no es precisamente desconocido, pues publica en una multinacional (Sony), ha ofrecido un concierto de 24 horas y 6 minutos en la Sala El Sol de Madrid. Englobado dentro del ciclo de conciertos Vibra Mahou, la intención de Kitai ha sido lograr el Record Guinness al concierto ininterrumpido más largo y demostrar que el rock no es solo “sexo y drogas”, sino también un estilo de artistas disciplinados y comprometidos con su arte. Kitai ha superado de hecho las 24 horas de concierto ininterrumpido, tocando desde las 20.00 del miércoles a pasadas las 20.00 del jueves, sin repetir canción cada cuatro horas y sin superar los 30 segundos entre corte y corte, los cuales debían durar al menos 2 minutos; condiciones a las que parece que Kitai se ha atenido al cien por cien. La proeza ha llegado a medios generalistas como El País, El Mundo o Público, que ha contado entre los asistentes del concierto a colegas del grupo como Taburete, Fran Perea o Def Con Dos. Más abajo puedes ver un vídeo con el tramo final del concierto, recogiendo el momento en el que se superan las 24 horas de show.
El de Kitai no ha sido el único concierto que ha transcurrido al menos un día y sin parar, aunque sí probablemente el único de rock. El percusionista indio Kuzhalmannam Ramakrishna llegó a tocar más de 84 horas seguidas en una de sus famosas maratones en 2005 (superando la marca de otro músico aficionado a los récords, el tamil-canadiense Suresh Joachim Arulanantham). En 2009, Ramakrishna ofreció una maratón-concierto de 501 horas, adjudicándose el récord de concierto solista más largo de la historia. Otro indio, Prasanna Madhav Gudi, cantó durante más de 29 horas en 2017, rompiendo su propio récord de 2008, cuando actuó durante 26 horas. Récord que llegó a superar en su momento el pianista canadiense Chilly Gonzales, que en 2009 actuó durante 27 horas, 3 minutos y 44 segundos en París.
Ninguno de estos artistas, sin embargo, seguirá vivo cuando concluya uno de los “conciertos” más largos que va a ver la humanidad, el que tiene lugar desde 2001 en una pequeña iglesia alemana con una partitura de John Cage, ‘As Slow As Possible’, escrita en 1985 y cuya duración original era de entre 20 y 70 minutos (para que luego digan de las 6 horas de Morton Feldman). Cage llevaba más de 10 años muerto cuando alguien decidió que esta iglesia acogería la performance más larga de ‘A Slow as Possible’ hasta el momento, que durará (o esa es la intención) 639 años y terminará (o esa es la intención) en 2640. Claro que hay truco: la pieza no la toca nadie sino un órgano automático.