Y es que, si ‘Venice Bitch‘ era un intrincado tema de casi 10 minutos repleto de arreglos y ‘Mariners Apartment Complex‘ un tema con gancho pero en el que las subidas y bajadas de intensidad aportaban dinamismo, ‘hope is a dangerous thing for a woman like me to have – but I have it’ (titulazo, en todos los sentidos) también va a su bola… aunque sin perder la coherencia con lo que parece la tónica general del quinto largo de la neoyorquina. Esto es: oscuridad al estilo ‘Ultraviolence’ pero despojada de la pátina electrónica.
Una tónica que apunta, al contrario de lo que pudiera sugerir el trabajo de Antonoff con otras artistas pop, a una instrumentación tradicional y arreglos clásicos. De hecho, esta nueva balada es una balada prácticamente desnuda, con apenas un piano guiando la voz sin artificios de Lana. Aunque evoca a composiciones propias –en nuestro foro sobre la artista, hay quien la ve como una «‘Change’ 2.0″– y la melodía es extrapolable a una de sus producciones más contemporáneas, la ambientación frágil pero solemne parece apelar a nombres como Chris Isaak y Leonard Cohen.
Quizá lo más especial de todo el tema sea su letra que, siguiendo la línea de los dos adelantos previos del disco y al contrario que en su luminoso y optimista anterior trabajo, parece desnudar (en consonancia, en este caso, con la sencilla instrumentación de la canción) la parte menos amable de su alma. Porque Lana parece mirarse en un espejo en el que ve reflejada a la escritora Sylvia Plath, adalid del malditismo literario, que tuvo una mala vida y no fue debidamente publicada y reconocida hasta después de su prematuro suicidio, punto final a una depresión derivada de un probable trastorno bipolar. Curiosamente, en los últimos tiempos Charlotte Gainsbourg y Belle and Sebastian también han homenajeado a la poeta norteamericana en sendas canciones.
Entre referencias a la mitología de su propia vida –su paso por una secta siendo aún una adolescente, su pasado como alcohólica–, Elizabeth Grant enfrenta su propia aflicción emocional –una parte depresiva de sí misma que define como «esta oscura narcisista»– de la que sólo escapa cuando está de gira –»menear mi culo es lo único que me la quita de encima», canta–. Esa aflicción no parece abandonarla nunca, en todo caso, y de ahí ese larguísimo título que repite al final de cada estribillo: «la esperanza es algo peligroso de tener para una mujer como yo». «Pero la tengo», apostilla al final, tranquilizándonos un poco sobre su equilibrio personal en unos días en los que ya hemos visto a otra mujer joven y talentosa planteándose la idea del suicidio.