Música

Rocío Márquez: «Lo que hago en mis discos es el resultado de escuchar cosas que no son sólo flamenco”

Me encuentro con Rocío Márquez en una sala de un céntrico hotel de Barcelona, a unos pasos de la Generalitat y el Ayuntamiento de la ciudad. Arropada por un grueso pañuelo, pide un te (dice que en estos días de promoción lo bebe por litros, y no sabe bien por qué). Habla a voz en cuello, como reservándola, pero con dulzura, mirando a los ojos y de cerca (quizá porque, de otro modo, no podría oírla). Mueve mucho las manos, y a veces se detiene a mitad del discurso para meditar bien lo que va a decir. Presenta ‘Visto en El Jueves’, cuyo título se refiere a un popular mercadillo de objetos de segunda mano de Sevilla –que evidentemente se celebra ahí cada jueves–, del que, cuenta, ha extraído la inspiración y las canciones para este álbum. Un disco muy distinto al sobresaliente ‘Firmamento’, en cuanto a que, lejos de la rica y atípica instrumentación de aquel, este está sobriamente interpretado únicamente con su voz, la guitarra de Juan Antonio Suárez “Canito” y las percusiones de Agustín Diassera. Disco que, además, estará presentando en las próximas semanas en directo: el 28 de marzo, en Sevilla (Teatro de la Maestranza); el 10 de abril, en Madrid (Teatros del Canal); el 4 de mayo, en Las Palmas de Gran Canaria (Parque Doramas); el 13 de mayo, en Granada (Teatro Alhambra); y el 18 de mayo, en Barcelona (L’Auditori).

“Los últimos discos que estoy haciendo nacen de emociones fuertes en el escenario, de esto que dices “hay que tirar un poco del hilo””

Comienzo recordándole que hace poco más de un año hablábamos vía mail por el espectáculo que traía entonces a Barcelona, ‘La costilla de Rocío’, basado en parte en la obra de la geobióloga Hope Jahren (NdE: autora de ‘La memoria secreta de las hojas’), de quien aparece una cita en el encarte del disco (“La primera hoja de verdad es una idea nueva”). Así que asumo que aquel espectáculo y este disco están conectados. Márquez recuerda que aquel show se hizo para una exposición de Manuel León –que ha hecho los dibujos del arte del álbum–, que estaba comisariada por Pedro Jiménez –que ha hecho el texto interior del álbum–, y que se complementaba con fotos de Celia Matías –que ha hecho las fotos en las que se basan los dibujos de Manuel–. Aquella investigación que empezó con ellos para aquella puesta en escena partía de la relación humana con la Naturaleza y, cuando surge ‘Visto en El Jueves’, estaba presente el tema de la reinterpretación, la reutilización, el uso de objetos de segunda mano, la crítica al sistema capitalista, al ritmo frenético… Para ella suponía una consecución lógica de aquel trabajo.

Pero musicalmente, dice, se remonta mucho más, a 5 años atrás, que fue la primera vez que actuó con “Canito”, en el festival de flamenco de Jerez, invitados ambos por la bailaora Leonor Leal a su espectáculo ‘Naranja amarga’. “Y fue… fue un flechazo artístico. Me quedé prendá y le dije: “tenemos que hacer algo””. Lo cual la lleva a reflexionar sobre lo importante que es para ella el cante en directo: “los últimos discos que estoy haciendo nacen de emociones fuertes en el escenario, de esto que dices “hay que tirar un poco del hilo””. Sin embargo no fue hasta hace año y medio que hizo esa llamada y comenzaron a preparar este disco, seleccionar los temas, mientras paralelamente seguía trabajando con los artistas antes mencionados el aspecto estético del disco.

“Lo que está sucediendo ahora, dentro de 5 segundos está obsoleto. Este punto de perder la memoria, nos hace caer 25.000 veces en los mismos errores”

“La memoria es obra de ficción”, se lee en la portada del libreto de ‘Visto en el jueves’, una cita del realizador Chris Marker a cuenta de su documental ‘Le tombeau d’Alexandre’ (NdE: conocida en España como ‘El último bolchevique’, una película sobre el realizador soviético Alexandre Medvedkine). ¿Por qué un disco sobre la memoria, en tiempos en los que se mira mucho más al futuro? “Precisamente por eso. No sé si es tanto una crítica como una toma de conciencia de que, lo que está sucediendo ahora, dentro de 5 segundos está obsoleto. Este punto de perder la memoria, nos hace caer 25.000 veces en los mismos errores. Quería hablar de la memoria, pero no ya musical, sino social. Sin la memoria histórica, estamos condenados al fracaso. No es sólo revisitar las emociones y compartirlas y encontrar esa memoria común, sino también tener conciencia de por dónde se ha andado, para que sea un punto de partida” asevera Rocío.

Sin embargo lo que hace en ‘Visto en El Jueves’ es más una reescritura de la memoria, al estilo de los palimpsestos que menciona Pedro Jiménez en el texto del libreto. “Partiendo de lo que a mí me llega de cada cante y cada canción –es importante decir que hay ambas cosas, porque esa falta de rigidez ya era una declaración de intenciones– cada una ha tenido después un desarrollo muy distinto”. Se refiere a que, por ejemplo, ‘Luz de luna’ (“que es donde nace el proyecto a nivel musical”, dice), parte de la reinterpretación flamenca del bolero clásico que hizo El Cabrero (aunque aclara que hay una última parte del original de Álvaro Carrillo que el cantaor omitía y que ella sí ha incluido aquí, agregando nueva música).

Mientras que, en el otro extremo, hay cantes como ‘Llegando a la meta’ que, aunque musicalmente es un romance –un palo flamenco antiguo, que apenas se emplea ya–, a ella le pedía incluir un texto más contemporáneo. Así que recurrió al poeta Antonio Orihuela (“precisamente le conocí en “El Jueves” porque me lo presentó Paco, Niño de Elche, que entonces vivía también por allí”, recuerda): “leí un texto suyo que iba clavado, aunque estaba en verso libre y tuve que pasarlo a décimas para que cuadrara. Pero el tema me parecía que era justo el mensaje del disco, por eso está justo en el centro del disco, porque marca el sentido de esta obra”.

Efectivamente, es un momento muy potente dentro del disco, con ese contraste entre un palo añejo (“parto de una manera de hacer que era propia de los años 30 y ya está en desuso, ese lazo entre la voz recitada y la voz cantada”) y un texto actual, vigente, que además es una crítica directa al capitalismo y el modo de vida contemporáneo. Es decir que, más allá de ligar pasado y presente, hay en el disco un posicionamiento ético, más que estético. “Sí, yo lo siento así y creo que todos los que estamos en este proyecto lo sentimos así también”. Aunque también tiene una parte menos sesuda, de emoción, de nostalgia: “Yo tengo esa parte romántica superlatente, sí. Lo que intento es que esa mirada hacia atrás vaya siempre acompañada de una mirada hacia adelante”.

“Mucha gente me está diciendo que (‘Visto en El Jueves’) es más tradicional que los anteriores. Yo no lo veo”

En esa conexión de la memoria con un nuevo camino tiene bastante protagonismo el mencionado guitarrista, “Canito”, que arregla las canciones de una manera muy libre. “Lo de “Cano” me llamó tanto… Él trabaja con compañías de baile, cantaores, bailaores… Conoce los códigos (del flamenco) como la palma de su mano. Pero entra en un diálogo en el que está proponiendo permanentemente alternativas, que cuadran con la respuesta tradicional. Me apasiona porque él lo que hace es descodificar esas respuestas y convierte un acompañamiento que puede parecer formal en algo experimental”, explica sobre el tocaor. “Mucha gente me está diciendo que, precisamente, por ser casi todo guitarra y voz es más tradicional que los anteriores. Yo no lo veo”.

Coincido con ella, y pienso que quizá por eso ha debido ser más complicado innovar al partir de una base tan sencilla, en contraste por ejemplo con ‘Firmamento’, en el que no había guitarras y empleaban instrumentos no tradicionales del flamenco (metales, contrabajo, pianos). Ella no tiene tan claro si el desafío ha sido más grande: “Buscaba cosas distintas. Que en ‘Firmamento’ hubiera otros colores, invitaba a ir por otro lado. Ahora, había que crearlo, eso fue difícil, aunque a la vez muy natural”. Destaca por eso el papel de Raül Refree en aquel disco (“tiene una claridad alucinante”). Efectivamente, este formato voz-guitarra tenía el “peligro” de ser “el suyo”, en el que se ha desenvuelto siempre, y era fácil caer en lo que tienen ya interiorizado dos músicos con sus instrumentos naturales y los mismos códigos. “Pero para mí el punto de partida no está ya en la tradición, está en buscar alternativas. Y para “Cano” igual. Teníamos necesidades artísticas parecidas, así que ha fluido” concluye. Destaca, de nuevo, el papel del tocaor y Diassera, el percusionista: “el trabajazo es el de ellos, los arreglos son suyos. Yo les daba unas indicaciones, pero ellos hacían todo lo demás. Para mí todo era ver qué emoción, qué memoria tenía en cada uno de esos temas y llevarlo a la idea musical”.

“Yo odio los temas de relleno. Para que no haya temas de relleno, hay que trabajar el doble”

Lo que más trabajo, musicalmente, ha llevado de ‘Visto en El Jueves’ es la selección de los temas, en la que comenzó a pensar hace año y medio, partiendo de una selección inicial de 30 canciones, lo cual ha obligado a probar, descartar y afinar, algo que se ha dado cuenta que es muy necesario. “Yo odio los temas de relleno”, dice Rocío. “Así que, para que no haya temas de relleno, hay que trabajar el doble. Al final han quedado 15, así sale más barato y tenemos contento a Universal”, comenta entre risas. Lo bueno es que todos los implicados en este trabajo, me explica, vivían cerca unos de otros, en la zona sevillana de El Aljarafe, incluido el estudio de grabación del mítico Jesús “Bola” Carmona (al que recientemente encontrábamos en los créditos de ‘El mal querer) donde se registró. “Ha sido un lujo sentirlos tan cerca, ese contacto directo permanente, e ir probando”.

Aunque este trabajo sigue siendo un disco de flamenco, tiene mucho de canción popular, una vez más. Hay coplas (‘Se nos rompió el amor’, ‘Me embrujaste’), una rumba (‘Quiero’), bolero, tango… que contrastan con la serrana o la mariana, palos muy poco frecuentes. Pero no es algo sobre lo que meditara mucho a priori, aunque algunos de esos cantes viejos sea como “quitarles el polvo”, siguiendo con la metáfora de los objetos de segunda mano. Pero en realidad “ha sido más visceral. Me atrae lo que no se hace mucho”. En cuanto a la conexión con la música latinoamericana, tan presente en el disco y más allá del idioma, pone de relieve todo lo que aquella música le ha dado al flamenco, a través de los “cantes de ida y vuelta”, como la vidalita o la milonga. “El flamenco ha vivido mucho de Latinoamérica, y me parece coherente que volvamos a hacer lo que se hizo hace más de un siglo, que sigamos trayendo cosas de allá y las incorporemos, como las respuestas de vidalita que me da “Canito” en ‘El último organito’. Es como reactualizar, también”.

“Confío en que Vox no obtenga ninguna cartera (en el Gobierno andaluz), por Andalucía y por toda la sociedad”

El álbum también incluye, llamativamente, ‘Andalucía’ –el himno apócrifo de El Turronero, ese que dice “entrañas mías, las entrañas mías / cómo me duele en el alma / las cosas de Andalucía”– y una emotiva interpretación junto a Kiko Veneno de ‘Andaluces de Jaén’ –himno oficial de la provincia, canción de Paco Ibáñez que musicaba el precioso poema de conciencia proletaria ‘Aceituneros’, de Miguel Hernández–. Teniendo en cuenta que se grabó en los pasados octubre y noviembre, en plena pre-campaña y campaña de la pasadas elecciones andaluzas que culminaron con la formación de un gobierno entre Partido Popular y Ciudadanos, con el apoyo necesario de la ultraderecha de Vox, no puede ser casual, le digo. Rocío se ríe, reconociendo que “somos hijas de nuestro tiempo”, aunque su discurso se va poniendo más grave. “Cuando te dije que la elección se basó en lo que más me emocionaba, lo que me emociona es también lo que me preocupa. El tema político nos ha hecho reaccionar y ser más explícitas. No es que antes no pensara así, claro que pensaba así, pero creo que estamos en un momento en el que es necesario poner las cosas sobre la mesa”, asevera.

Curiosamente, el nuevo presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, le entregó el 8 de marzo uno de los Premios Meridiana 2019, galardones con los que la Junta premia el compromiso con la causa feminista en diferentes ámbitos, en su caso en las artes. Y me parece paradójico que se lo haya entregado un gobierno que ha llegado al poder gracias a un partido que niega la violencia machista, así que le tengo que preguntar sobre cómo se sintió. Antes de responderme a eso, me dice muy seria que confía en “que Vox no obtenga ninguna cartera, por Andalucía y por toda la sociedad. Porque cuesta mucho dar un paso hacia adelante, y muy poco dar 20 hacia atrás”.

“Los cambios son necesarios incluso aunque vayan en contra de tu ideología”

Pero a la vez señala que el premio podría haberse eliminado y no ha sido así –la Consejería de Igualdad es de C’s; la de Cultura, del PP, indica–. Me interesa saber el clima que, como andaluza, observa en la comunidad autónoma tras las elecciones. Tras pensárselo mucho, dice que cree que lo que está claro es que Andalucía ha decidido que hacía falta un cambio porque nunca habían tenido un gobierno que no hubiera sido socialista, “y los cambios son necesarios incluso aunque vayan en contra de tu ideología”. Así que, al margen de la citada cuestión, personalmente es partidaria de no juzgar de antemano el gobierno de PP y Ciudadanos, porque lo que hace el PSOE ya lo conoce. “Intento ser positiva, sin dejar de estar alerta y ser dura con lo que es intolerable”, remata, antes de pedirme perdón por “enrollarse” con un tema que “la enciende”. Yo, como entrevistado, estoy obviamente encantado.

“Juntarme con gente de otros géneros es tan bonito… Hace falta abrir puertas y ventanas, me enseñan mucho y me siento muy agradecida”

Reconduzco la conversación hacia la música, recordando el disco colaborativo que se publicaba a finales de 2018, ‘Diálogos de viejos y nuevos sones’, un disco grabado con los violagambistas Fahmi y Rami Alqhai y el percusionista Agustín Diassera (como decíamos, presente en ‘Visto en El Jueves’), que nació como un proyecto encargado por la Bienal de Flamenco de Sevilla de 2016. Ella asegura que lo ve como parte de su propia discografía, pero reconoce que es peculiar, al implicar a varios solistas: “delegué mucho, no cogí las riendas como he hecho con los míos (en solitario) (…), pero no hay nada ahí con lo que yo no me sienta identificada. (…) Y me daba mucha pena que no quedara grabado, después de girar tanto con el proyecto”. Y, ya que estamos, le pregunto por la múltiples colaboraciones que ha hecho a lo largo de su carrera, no siempre con artistas de “su cuerda”, por así decirlo: más allá de sus varios trabajos con Raül Refree y Niño de Elche (con Rosalía como corista, por cierto), recuerdo trabajos recientes con The New Raemon, Christina Rosenvinge, Albert Pla o de nuevo con Refree en solitario. Y me pregunto: ¿alguna vez ha dicho que no a alguna propuesta? “Sí, a muchas. Pero no te voy a decir de quién”, suelta entre risas. “Yo para eso soy bastante visceral”, responde a mi cuestión sobre su criterio de elección. “Hay que ser honrado: si de entrada no me interesa, no le doy cabida”.

Dice que lo que le decide a trabajar con alguien es la emoción que aquellos le generan. Y, en todos estos casos, asegura que son artistas que ella admira y escucha habitualmente, por lo que si le llaman y le preguntan si le apetece hacer algo con ellos, ¿cómo no le iba a apetecer? “Juntarme con gente de otros géneros es tan bonito… Hace falta abrir puertas y ventanas, me enseñan mucho y me siento muy agradecida. Porque además ha sido a partes iguales y un disfrute con el resultado final, pero también con el proceso, de mucho aprendizaje, mucha conexión personal… He tenido la suerte, además, de que, además de ser grandes artistas han sido buenos compañeros, que te llevan de la mano en un terreno que conoces menos. Nunca he vivido una experiencia que haya dicho “¿para qué me he metido en esto?””

“Freddy Mercury, ¡qué voz! Veía la película y pensaba “¡qué cosa más flamenca de hombre!””

Pese a la palpable heterodoxia de sus trabajos, sinceramente no esperaba que Márquez fuera fan de Ramón Rodríguez o Rosenvinge. Me sorprende, la verdad, que sean artistas que ella escuche con asiduidad, así que le pregunto qué otra música escucha, al margen del flamenco. “Dedico muchas horas al flamenco, y que durante muchos años de mi vida he sido tremendamente monotemática, pero en la adolescencia, por ejemplo, lo que más escuché fue Queen”, dice. Por supuesto, ha visto ‘Bohemian Rhapsody’: “lo he flipado. Freddy Mercury, ¡qué voz! Veía la película y pensaba “¡qué cosa más flamenca de hombre!” ¡Qué arte!”, espeta entre risas, antes de pararse a pensar en una de esas pausas suyas que a estas alturas de la charla ya he aprendido a respetar porque sé que viene acompañado de una frase de calado: “de hecho, fíjate que lo que hago en mis discos y mis propuestas es el resultado de escuchar, cada vez más, cosas que no son sólo flamenco”, antes de recordar lo muchísimo que ha aprendido durante sus años trabajando en Francia, donde la ubicaban en festivales de World Music que la exponían a una “lluvia de motivaciones”.

No se atreve, en cambio, a decir un artista con el que le gustaría trabajar, porque no es nada cerebral, así que no se proyecta hacia un futuro. Ni siquiera acercándose ella misma a otros estilos no flamencos, porque es muy de vivir el momento y no sabe lo que va a querer dentro de 2 meses. Pero, eso sí, ya tiene la cabeza puesta en su próximo disco que, dice, va a estar muy influido por ‘Aquellos puentes sutiles’, un espectáculo con Jorge Drexler sobre los cantes de ida y vuelta de los que antes hablábamos. “Pero no va a ser eso ni un disco con Jorge”, aclara.

“En este sistema capitalista que sólo se mueve por dinero, es normal que (los flamencos tradicionalistas) se sientan amenazados, porque si existe una línea que genera más dinero, toda la inversión va a ir a esa línea”

Me daba ya por satisfecho entonces, con todo lo hablado, pero a punto de apagar la grabadora, nos ponemos a hablar, un poco informalmente, de la mucha cultura andaluza que hay aquí, en Cataluña y en El Barcelonés en particular… y surge Rosalía espontáneamente (lo juro): “A mí sí me parece que hace flamenco, ella conoce los códigos. A mí todos estos debates que se han generado, aunque metan cañan, los veo superpositivos porque significa que el flamenco está vivo. Yo creo mucho en la convivencia de distintas líneas, que se equilibren la tradición –que siempre ha estado y no va a dejar de estar– y otra visión más alternativa que vaya caminando al lado”.

Tiene, de hecho, una teoría sobre el por qué de la animadversión (“el rebote”, lo llama ella) de parte del mundo flamenco hacia la autora de ‘El mal querer’: “Creo que es porque ha conseguido llegar a las masas. Lo que jode es eso, pero no tiene ningún sentido, porque como aficionado, aunque tú seas más tradicional: ver que hay chavales de 12 años que están escuchando un tango de Manuel Vallejo… nada más que te puedes alegrar”, dice. Ella ve en esa reacción una especie de miedo a perder el poder y, al final, una cuestión económica y hace, dice, de abogada del diablo: “en este sistema capitalista que sólo se mueve por dinero, es normal que se sientan amenazados, porque si existe una línea que genera más dinero, toda la inversión va a ir a esa línea”. Y pone como ejemplo cómo gente de su entorno ha intentado persuadirla de seguir actuando en peñas –cosa que no va a hacer, porque “me encanta y aprendo muchísimo”– porque eso no genera rentabilidad.

“Para mí es un orgullo que exista una mujer como Rosalía. Yo me siento agradecida con ella y su valentía”

Concluimos que es un debate muy complejo en el que intervienen también la lucha de clases y los privilegios, pero esa cuestión económica es muy importante porque genera desequilibrios entre la línea tradicionalista y la renovadora, que se está imponiendo a una rapidez difícil de asumir: “lo que en un principio nació como contracultura ha pasado en 2 años a ser cultura, llegando al mainstream, y convertir en contracultura lo que antes era “cultura”. Y todavía no nos hemos recolocao. Tenemos que replantearnos dónde está el poder, porque ha cambiado de bando y no está de más que seamos conscientes”, asevera. Lo cual no quita que celebre esa vía alternativa, tan necesaria: “yo brindo por eso, y para mí es un orgullo que exista una mujer como Rosalía. Yo me siento agradecida con ella y su valentía”.

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Publicado por
Raúl Guillén