Anoche se inició la nueva edición del WARM UP, el festival de música murciano que cada año va ganándose más y más el respeto de público y crítica gracias a su esmerada organización y a un cartel que huye de los típicos nombres que hacen parecer clones a otros festivales. Aquí se incluyen algunos de ellos, pero sobre todo se apuesta por el eclecticismo y los distintos tipos de público y, si el año pasado teníamos compartiendo cartel a Alt-J, Yelle, Izal y Ms Nina, que no pueden ser más distintos entre sí, este 2019 teníamos, ya desde la primera jornada, combinaciones imposibles como The Jesus and Mary Chain, Second y Amaia.
Pero el gran premio de la noche se lo llevó Zahara, que sigue demostrando con los shows de este ‘Astronauta‘ que es, entre otras muchas cosas, toda una estrella del pop nacional (y que le gusta genuinamente el pop, algo no tan común como parece). Ya nos contó lo calculado que tenía todo en este tour, pero incluso en un setlist reducido de festival como fue el de ayer supo ganarse a los allí presentes. Entre los pocos contras, un horario quizás demasiado tempranero para alguien como ella, las dificultades acústicas a veces con la voz que sufrieron otros compañeros de ese escenario también, y los inevitables olvidos de temas míticos como ‘Oh, salvaje’ o ‘El Deshielo’ o una de las joyas del nuevo, ‘Big Bang’ (algunos en el público esperaban también un ‘Con las ganas’ a dúo con Amaia). Pero el resto, de diez. Desde el vibrante comienzo con ‘David Duchovny’ a los momentos más íntimos como ‘Guerra y Paz’ o ‘El Frío’, una desgarradora ‘La Gracia’, el éxtasis con ‘Camino a L.A.’ y ‘El diluvio universal’ o la divertidísima verbena coreografiada de ‘Caída libre’. Y, por supuesto, el cierre con ‘Hoy la bestia cena en casa’, donde hubo espacio para incluir en la letra a Pablo Casado, para bailar y cantar con el público e incluso para mezclarse con él a lo Florence, en este caso sin guardias de seguridad: los bailarines eran los encargados de escoltarla y, a la vez, de transmitir alegría a las fans, encantadísimas con la jiennese bailando entre ellas como una más de sus amigas. Foto: Javier Rosa
Otros que son una apuesta segura para pasarlo bien en un festival son Two Door Cinema Club. Es cierto que los últimos lanzamientos de los irlandeses no han estado a la altura de sus primeros éxitos (en la web llegamos a bromear con la posibilidad de que Paramore fuesen mejores haciendo de ellos que ellos mismos), pero parece que vienen con las pilas cargadas en su nuevo trabajo: ‘Talk’ es todo un pepinazo, y tan seguros están que abren el show directamente con este tema. La respuesta del público fue estupenda, y todos disfrutaron como niños tanto con éste como con otros temas del nuevo disco que presentaron, como ‘Satellite’. En general se centraron en sus anteriores trabajos, desde ‘Sun’ o ‘Next Year’ de ‘Beacon‘ o incluso temas del más flojo ‘Gameshow‘ como ‘Decisions’ y, por supuesto, los hits del primero: ‘Undercover Martyn’ o ‘This is the life’ levantaron especialmente al público, y la cumbre llegó con ‘What you know’, a la postre su mayor éxito. Durante todo el repertorio además Alex Trimble no paró de interactuar con el público, chapurreando todo el español que hiciese falta.
Esa interacción les faltó en cambio a The Jesus and Mary Chain, uno de los platos fuertes del festival. Los escoceses son a estas alturas toda una leyenda de la música, y una influencia para muchísimos grupos posteriores, y eso quedó claro con un show lleno de clásicos como ‘Head On’ de ‘Automatic’, ‘April Skies’ de ‘Darklands’, ‘Far Gone Out’ o la polémica ‘Reverence’ de ‘Honey’s Dead’ y, por supuesto, su megahit ‘Just Like Honey’. Pero el recital se antojó frío y casi desganado, recordando al caso de otra banda que volvió tras un descanso y cuyos conciertos parecen más una playlist (llena de temazos, eso sí) que algo vivo: Pixies. Poco que reprochar a nivel técnico, pero sí a nivel de conexión con el público, que aún así disfrutó de ese repaso por su discografía, incluyendo la “presentación” de su cuestionado último disco tras el largo hiato, ‘Damage and Joy‘, a través de temas como ‘Amputation’.
Y es que la lluvia fue otra de las protagonistas de la jornada, dando algunas treguas durante la tarde-noche, y ya dejando descansar a partir de la medianoche. Una de esas treguas, aún con las nubes amenazantes, coincidió con la puesta en largo de las canciones de Amaia, que hasta ahora en sus conciertos se había limitado a versiones, y había muchísima expectación por conocer detalles de su debut. La navarra fue recibida con un tremendo aplauso del público, al que respondió “jo, muchas gracias, estoy muy nerviosa… hoy son todo canciones nuevas”. Realmente no fue así, y cayeron versiones, desde ‘Medio drogados’ de Fresones Rebeldes (una fan decía, mientras Romero cantaba, “¡vaya temazo, seguro que es el segundo single!”) a una bonita cover castellanizada de ‘The End Of The World’ de Skeeter Davis. Pero también tuvimos un acercamiento a los temas que compondrán su álbum debut, y que confirman su sonido entre La Buena Vida, Natalia Lafourcade, Marisol o los primeros temas de La Oreja de Van Gogh. Destacó especialmente un intimista corte a piano que comenzaba diciendo “no haces más que llorar, esto no va a funcionar (…) por favor, anímate y perdóname, siento que es por mi culpa” y seguía con un crescendo que desembocaba en unos repetidos “ale, Osasuna, ale” – y que, no es broma, funcionaban muy bien como recurso dramático. La temática romántica parecía estar presente en varios temas del disco, pudiendo captar frases como “miénteme si quieres, sé cuándo dices la verdad, te quiero con todas las mentiras”, “últimamente estoy hablando, me gusta hablar contigo” y, especialmente, una que podría estar dedicada también a un familiar o a alguien que ya no se encuentra entre nosotros: “quiero imprimir todas tus fotos, quiero imprimir todos estos años / quiero imprimir hasta lo imposible / porque yo quiero imprimirte a ti / y que estés aquí”. Y, después de encogernos el corazón con cosas como ésta o como ‘El Relámpago’, que en menos de un día en el mercado ya se la sabía todo el público, la navarra nos recordó lo que nos hizo fijarnos en ella: te pone los pelos de punta con su interpretación de frases como las citadas y, un minuto después, se despide con la BSO de ‘High School Musical’. Podrá gustar más o menos, pero lo que está claro es que es única. Foto: Diego Garnés
Otros con un horario difícil eran Claim y Second; los primeros, encajonados entre Amaia y Carolina Durante, y los segundos, con peligro de ser “la hora de ir a cenar” entre The Jesus and Mary Chain y Two Door Cinema Club. A pesar de ello, las bandas, ambas murcianas, tuvieron una fracción de público fiel entre sus paisanos. Claim llenaron de buen rollo el Escenario Up, presentando con energía su debut largo ‘Sofá Paraíso’, que publicaron este noviembre, pero también se acordaron de temas de sus EP, como ‘El baile y la cena’. En el caso de Second, presentaban el que ya es su octavo disco, ‘Anillos y Raíces‘, del que se han extraído los singles ‘Mira a la gente’ y ‘¿Quién pensaba eso?’, pero también recorrieron sus otros dos álbumes, con cortes como ‘2502’ de ‘Montaña Rusa’ o ‘Rodamos’ del más anterior ‘Fracciones de un segundo’.
De bastante más lejos venían The Sound of Arrows. El dúo sueco actuó ya pasadas las tres de la madrugada en el mismo escenario donde horas antes habían actuado Claim, y, superando con profesionalidad algunos problemas técnicos, se encargaron de mantener despierto al personal con trallazos como ‘Wonders’ o ‘Nova’ de su debut largo ‘Voyage‘, también temas del más flojillo ‘Stay Free’ como ‘Beautiful Life’, y hasta una versión del mítico ‘With Every Heartbeat’ de Robyn y Kleerup. Justo antes habíamos disfrutado también de otra propuesta electrónica: la de Roosevelt. El alemán empezó por todo lo alto haciendo bailar a los allí presentes, a los que se ganó además con su encanto en la mezcla de timidez con presencia y expresividad mientras sonaban temas de su debut o del último ‘Young Romance‘, encandilando especialmente con ‘Yr Love’.