‘Retrato de una mujer en llamas’ es un delicado y sutil romance lésbico

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‘Retrato de una mujer en llamas’ es un delicado y sutil romance lésbico

Una de las mayores sensaciones de la sección oficial de Cannes de este año fue la última película de la interesante directora francesa Céline Sciamma, quien acabó llevándose el premio al mejor guion. Con ella, aporta un nuevo capítulo en su ecléctica obra siempre interesada en explorar la feminidad desde distintos puntos de vista. En esta ocasión, y por primera vez, presenta un drama de época ambientado en el siglo XVIII en el que Marianne, una pintora, debe realizar el retrato de bodas de Heloïse, una joven noble. Aunque esta no debe enterarse, por lo que Marianne deberá vigilarla a diario y hacer de su acompañante en sus largos paseos.

Llama la atención el salto a niveles estéticos que supone ‘Retrato de una mujer en llamas’ respecto a otros trabajos de la directora, como la excelente ‘Bande de filles’. Aquí ofrece un estilo visual pictórico, rodado con una elegancia y un virtuosismo hasta ahora desconocido en su carrera, con el que crea imágenes bellísimas con la ayuda de la directora de fotografía Claire Mathon. La película es una sutil historia de amor prohibido en la que las miradas y los gestos cuentan mucho más (y de mejor manera) que los diálogos. Sciamma siempre ha hecho un cine puramente femenino, alejando a los hombres de los papeles protagonistas y centrándose exclusivamente en las mujeres. Por ello, su visión de un gran romance lésbico en nada tiene que ver con las de ‘Carol’ –dirigida por un hombre homosexual- o ‘La vida de Adèle’ –dirigida por un hombre heterosexual-, aunque ella, según indicó en una entrevista con la revista francesa So Film, reivindica todas las miradas.

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‘Retrato de una mujer en llamas’ propone una experiencia más gratificante en términos visuales que en términos narrativos. Y no porque la narración de Sciamma sea deficiente, pues nada más lejos de la realidad, pero en conjunto queda algo descompensada respecto a sus demás virtudes. De hecho, el premio al guion en Cannes es, probablemente, el galardón menos justificable de aquellos a los que podría optar la cinta. Su buscadísima (y conseguida) belleza no siempre acompaña a ciertos detalles un tanto cuestionables, como el primer acercamiento amoroso de las protagonistas, que se espera con impaciencia y, cuando llega, lo hace de una manera algo anticlimática. Sin embargo, y pese a que la pasión esté representada desde una perspectiva algo fría, la directora de ‘Tomboy’ hace un trabajo precioso con sus actrices, ambas pletóricas y con una química muy particular. Tanto Noémi Merlant como Adèle Haenel (actual pareja de la directora), comedidas e implicadas en sus personajes, brillan con luz propia y son, sin duda, una de las mayores cualidades del filme.

El agradable viaje amoroso y el juego de espejos y miradas que propone Sciamma con su visionado, compensa las deficiencias que pueda tener. Por aquí preferimos los diamantes en bruto y con todas sus asperezas como lo era ‘Bande de filles’ a la búsqueda de la perfección académica, pero ‘Retrato de una mujer en llamas’ es otra obra interesante de una cineasta que se niega a encasillarse y cuya sensibilidad está siempre impresa en cada plano de cada una de sus películas, por diferentes que sean entre sí. 7.

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