A pesar de que el sexto episodio no tuvo la audiencia esperada y se emitió casi rozando la una de la madrugada, nadie puede discutir que ‘Mónica y el Sexo’ está siendo un gran revulsivo para que la Pantera de Figueres se abra en canal ante los espectadores y muestre su cara más natural y humana. La serie de Miguel Bosch y Ana Joven, a quienes anteriormente se les conocía por las webseries ‘Te Quiero, Yo Tampoco’ o ‘Me Han Dejao’, finalizará dentro de un par de semanas tras darnos ocho capítulos entretenidísimos en los que la diva se ha quitado todas las caretas que durante los últimos años han encorsetado su día a día. De todo ello hablamos con sus creadores, quienes son íntimos desde que coincidieran en las aulas de Comunicación Audiovisual ahora hace veinte años. ¿Ha habido algún tipo de censura? ¿Gracias al programa Mónica Naranjo en estos momentos está mejor que nunca? ¿Qué planes de futuro tienen en mente? De todo esto y mucho más hablamos en esta charla.
¿Contabais con que el programa se emitiría los viernes de madrugada fuera del prime time? ¿Os molesta?
Ana: A nivel de programación ahí no hemos entrado porque la parrilla la han organizado ellos.
Miguel: Varias veces nos dijeron que el contenido es delicado para la tele y que podría causar problemas.
A: Evidentemente nos vería más gente estando en prime time, pero ahí sí es verdad que donde hay patrón, no manda marinero. Hemos hecho el programa lo mejor que hemos sabido y el resto escapa de nuestras manos. El viernes no me parece mal día porque sí es verdad que hay mucha gente que se queda en casa, aunque mucha otra se va de parranda. Nosotros entre ellos. De todos modos, al día siguiente ya puede verse en streaming.
M: Al venir de Internet los contenidos realmente los consumo por esa vía. El simple hecho de que se emita en televisión ya es un lograzo para nosotros porque básicamente seguimos haciendo lo que hicimos en las webseries, aunque esta vez en otra plataforma. En ‘Te Quiero, Yo Tampoco’, Fran [su ex-pareja] me preguntaba por qué lo hacía, por qué estaba todo el rato grabándole y dedicando mí tiempo gratis a hacerlo. En definitiva, cuál era el objetivo. En ese momento contesté que ojalá algún día esa forma de contar historias pudiese verse en la tele. Siempre ha sido el objetivo vital, así que a pesar de la hora o que sea en viernes, ese sueño se ha hecho realidad años después.
Si no voy errado, el programa empezó a grabarse en el verano de 2018. ¿Desde un principio estaba claro el planteamiento?
A: Todo esto empezó hace dos años cuando nos llamó Mónica y nos dijo de hacer algo sobre sexo. Llámale programa, llámale documental. En aquel momento ella estaba casada y decidimos explorarlo desde el punto de vista de una mujer que lleva en pareja muchísimos años y tiene que reinventar la pasión de su matrimonio. Sin embargo, de repente Miguel y yo leímos en Internet que Mónica se separaba. Lo primero que nos vino a la cabeza es que nada de esto se iba a hacer, pero ella nos comentó que seguía creyendo en el proyecto. Solamente hubo que reorientarlo partiendo de la idea de “me he separado”.
M: Por una parte piensas “pobre mujer…”, pero por otra fue interesante tener esta materia prima para el proyecto. Además, yo hacía años que lo había dejado con mi pareja y Ana estaba en la misma situación. En ese sentido los tres hicimos mucha piña.
A: También es verdad que parejas con una relación adormilada hay muchas, pero gente a la que han dejado, aunque sea una relación de un mes, hay muchísima más. A nivel de empatía nos venía bien porque a Mónica también la han dejado como a muchas otras personas.
En el primer episodio se dice que te conoció a ti, Ana, mientras trabajabas como guionista en un programa de televisión. ¿Cuál era?
A: En ‘Tu Cara Me Suena’. Mónica habló con su directora acerca de esta idea de proyecto y fue ella quien le remitió a nosotros. Le enviamos todas las webseries de Miguel, se las miró y le fascinó lo que vio.
«Mónica es muy conservadora en cuanto a valores y habla de hasta una posible segunda virginidad. Tiene unos valores muy arraigados, muy religiosos»
Aunque mucha gente disfrutó vuestras webseries, ¿da algo de vértigo dar el salto a la tele?
M: Te expones más, sí, pero tampoco hemos notado ninguna diferencia. Si te refieres a que nos reconozcan por la calle, noté más la repercusión con ‘Te Quiero, Yo Tampoco’ al ser más local y porque me veían por los bares en Barcelona.
A: Yo sí que lo he notado porque voy a comprar y hasta la pollera me ha preguntado si era la amiga de la Naranjo. Me sorprende porque por el horario y el tipo de público que me lo dice no es el que pensaba. La repercusión sí que ha sido más en redes, donde tenemos mensajes de muchísima gente que ve los episodios online.
M: La única diferencia entre la tele e Internet es que ahora nos han pagado, lo cual es estupendo.
A: ¡Y que hay anuncios en medio!
¿Con qué vamos a encontrarnos en los dos próximos episodios que quedan?
M: Nos vamos de viaje otra vez, a Brasil. En el sexto capítulo nos dimos cuenta de que Mónica no se liberaba o se lo había pasado realmente bien porque siempre había estado trabajando. Tras llevarle a la juventud que nunca vivió, que es lo que se vio la pasada semana, también descubrimos un factor por el que no tiene abiertos sus chakras chochiles: Mónica es muy conservadora en cuanto a valores y habla de hasta una posible segunda virginidad. Tiene unos valores muy arraigados, muy religiosos. Tras mostrarle nuestro entorno más liberal y divertido ella se queda con el mundo de los hakuna, de las juventudes católicas.
A: De algún modo es como si se nos estuviera escapando la Mónica que conocimos en Japón: la que quería ver y experimentar cosas dio paso a la que quería enamorarse de un hombre para toda la vida. Encima esos chavales son todos súper guapos y le encantaron.
M: Los dos últimos capítulos es nuestro intento desesperado de que no vaya por ahí. Por eso en Brasil presionamos a saco a Mónica para intentar por todos los medios que eche un polvo.
A: Es como cuando tienes un amigo que sabes perfectamente lo que necesita, pero él no lo sabe y tú insistes e insistes. Eso mismo es lo que nos ocurre en la recta final del programa.
Como espectador hay un enorme contraste entre el viaje a Tokio y el de México. ¿Os frustró de alguna manera todo lo que ocurrió en el segundo al no cumplir las expectativas?
M: Cantar a Mónica le lleva a otro lugar, y México para ella es siempre sinónimo de trabajo. Aprovechamos el viaje para que hiciera ruedas de prensa y otras cosas que tenía entre medio de nuestro rodaje. Al menos en el quinto capítulo remonta un poquito…
A: Ella va fluctuando a lo largo de la serie.
¿Cómo os encontrasteis a Mónica la primera vez que la conocisteis y cómo la veis ahora? ¿La serie realmente le ha ayudado?
A: Totalmente. Ella siempre dice que la serie le ha cambiado la vida, aunque en realidad nos ha cambiado a todos en el sentido vital de conocernos y crear ese vínculo tan fuerte entre nosotros. En muchas ocasiones ha dicho que el programa le ha ayudado a encontrarse a sí misma, a quererse más, a saber qué es lo quiere y lo que no.
M: Y también a dejarse llevar. Siempre había sido una persona que quería controlarlo todo y en este proyecto te aseguro que ella no tenía ni idea de lo que iba a grabar. En su estado de recién separada tuvo un acto maravilloso de ponerse cien por cien en nuestras manos. Para nosotros eso ha sido divertido, pero para ella ha sido muy provechoso.
A: Algunas veces le decíamos “hoy te tienes que dejar llevar” y veíamos que a ella le costaba y no dejaba de preguntarnos “¿a dónde vamos a ir?” o “¿qué me vais a hacer?”. Teniendo la experiencia que tenemos en lo audiovisual jamás la vimos como un lienzo en blanco al que hay que ponerle cosas o pintarla a nuestra manera, sino que simplemente hemos viajado con ella y hemos ido haciendo las cosas tan pronto iban surgiendo.
«(Mónica) está aprendiendo a no ser tan tirana y perfeccionista porque esa ha sido su condena»
En realidad, ha sido como una terapia de grupo.
M: Sin duda. En el final del capítulo tres, el de antes de volver de Japón, ella en la habitación se sincera muchísimo y vimos a una persona muy vulnerable que había tenido una vida muy complicada porque se olvidó de algo muy básico: vivir y pasárselo bien. Todo lo contrario de Ana y yo, ya que para nosotros el trabajo siempre ha venido después. De repente piensas por un lado “qué guay, Ana, porque al menos nosotros no nos hemos equivocado y estamos muy satisfechos con nuestra vida”, pero por el otro sentimos mucha pena por Mónica. Ahora hay que ver si va a tener tiempo de recuperar todos estos años en los que ha trabajado tantísimo. Nos decía que no había ido al cine con amigas, que no había salido de fiesta o que no había pasado la tarde tranquilamente en un bar.
A: Piensa que durante años ha estado empalmando un viaje tras otro y que al llegar a casa lo único que quería era estar ahí. Ella es muy hogareña y solitaria. A mí me sorprendió mucho cuando dijo que la última vez que había ido al cine fue a una sesión matinal para ver ‘Bohemian Rhapsody’. En la habitación de Tokio, precisamente cuando estamos hablando, me emocionó muchísimo no el hecho de que haya perdido a gente en su vida, que ella misma dice que es algo nos ha pasado a todos; sino todo aquello que no ha podido hacer y que nosotros consideramos esencial en nuestro día a día.
M: Yo no conocía mucho su trayectoria musical, pero los fans están muy contentos porque la ven ahora mucho más relajada a la hora de cantar. Sale al escenario y te canta una copla, otra de Rocío Jurado… Se ve que son cosas de las que antes era incapaz porque debía tenerlo todo súper ensayado y preparado. De hecho, en el Pride de Madrid, donde hizo el pregón, cantó ‘Sobreviviré’ y para mucha gente podrá parecerle una tontería. No obstante, para ella aquello fue un paso gigante porque anteriormente no lo hubiera hecho si el sonido no fuese perfecto. Se lanzó, lo hizo, y eso creo que se lo ha dado la serie. Está aprendiendo a no ser tan tirana y perfeccionista porque esa ha sido su condena.
A: Con la serie mucha gente ha cambiado su opinión sobre ella. Me llegan muchos mensajes del tipo “ostras, ¡pero si es normal!”. ¿Cómo no va a serlo? Es una persona como tú y yo.
¿Os habéis autocensurado de alguna manera?
M: La tele no ha dicho nada. Sí que hay algunas concesiones de la productora. Simplemente nos han hecho quitar un par de frases que eran algo soeces y hacer algunas cosas que por nuestra inexperiencia no las valoramos en un principio. Por ejemplo, viajar tanto o meter a otros famosos. Nuestro plan inicial era hacer algo mucho más casero y mostrar a gente anónima.
A: Lo que viene siendo dar un valor de producción.
M: Entiendo perfectamente todas estas concesiones. Nos han enseñado otras formas de trabajar.
A: Lo que es censura como tal no ha habido nada.
Lo cierto es que tú estás más protagonista que nunca, Ana.
A: Nunca me he visto en otra de estas. ¡Y no creo que me vea! Somos como Almodóvar y Carmen Maura. Al principio tampoco estaba planeado que saliéramos Miguel y yo, pero después de que la productora viera ‘Te Quiero, Yo Tampoco’ pensó que el experimento de Miguel narrando y apareciendo de vez en cuando mientras graba, y yo por ahí, podría ser interesante.
M: Se fue haciendo sobre la marcha.
Miguel: «Siempre digo que me gustaría hacerlo con Esperanza Aguirre, meter a un personaje que nunca te imaginarias hablando de sexo»
¡El bautizo de tetas me pareció lo más!
A: Eso es algo que te puedes encontrar si vienes a una de nuestras fiestas. José Corbacho estuvo encantado.
M: Obviamente eso no estaba preparado. Yo simplemente estaba grabando y surgió. Ha habido momentos en los que literalmente nos moríamos de risa.
¿Y ahora qué?
A: Eso digo yo…
M: Nos hemos tomado un paréntesis en el trabajo para ver a dónde nos lleva la serie. Nos encargamos de gestionar las redes y disfrutar la emisión, sí, pero estamos a la espera. Vamos a darnos unos meses para ver qué ocurre.
¿Qué os gustaría que pasara?
A: A mí me encantaría que saliera una segunda temporada.
¿Cómo se enfocaría entonces?
A: Está todo pensado. Tenemos un dossier hecho de cómo sería exactamente.
«(Mónica) nunca se va a enrollar con Ana Milán. Qué dejen de dar el coñazo con el “que se líen, que se líen” porque son amigas y ya está»
¿La propia Mónica aprueba esta hipotética segunda temporada?
M: Ella dice que adelante. Lo que más le gusta ahora mismo es esto porque se entretiene mucho más que con la música. Se lo pasa genial con nosotros.
A: Afirma que para ella esto no es trabajo prácticamente, que es pasárselo bien. Incluso habla en términos de futuro en plan “para la segunda temporada…”
M: Le hemos contado lo que queremos hacer y está entregadísima a todo. La idea le gusta mucho.
¿Habéis pensado en reciclar el mismo formato con otras celebridades?
M: Siempre digo que me gustaría hacerlo con Esperanza Aguirre, meter a un personaje que nunca te imaginarias hablando de sexo. A lo mejor no da para ocho capítulos, pero sí para dos. También con Julio Iglesias o Raphael.
A: Julio molaría mucho para ver qué hay detrás del mito, para desmontar a un artista que todo el mundo conoce pero que, de hecho, nadie sabe cómo es verdaderamente en la intimidad.
M: Sé que sería imposible, pero por pedir… Hacer esto mismo con un político rancio me daría la vida.
¿Algún secreto confesable de Mónica o el rodaje?
A: Me preguntan mucho por las tomas falsas, aunque la verdad es que no hay porque se ha incluido todo en la serie.
M: Nunca se va a enrollar con Ana Milán. Qué dejen de dar el coñazo con el “que se líen, que se líen” porque son amigas y ya está.