La audiencia del especial pre-campanadas que, como avanzamos, preparó el mismo equipo fue más discreta (un 4,9% de share, 696.000 espectadores) a pesar de su jugoso planteamiento: con la coartada argumental de una mano negra que elimina los archivos de RTVE, artistas actuales reinterpretaban canciones de la historia del pop español (con alguna excepción). Así, con mayores o menores dosis de atrezzo según cada caso, Amaral se «convirtieron» en Cecilia (interpretando ‘Nada de nada’), Elefantes en José Luis Perales (‘Te quiero’), Miss Caffeina en Gala (‘Freed from Desire’), Rodrigo Cuevas en Tino Casal (‘Embrujada’), La Bien Querida en Rocío Jurado (‘Ese hombre’), Papa Topo en Sonia y Selena (‘Yo quiero bailar’), Los Vinagres en Los Mismos (‘El hombre del tiempo’), Las Odio en Las Vulpess (‘Me gusta ser una zorra’) y Camela… en Camela (cantando ‘Camela’, para completar la aliteración). El programa puede verse al completo en Youtube
.Pero con lo que dio la verdadera campanada el equipo de «Cachitos» fue con el programa de tres horas emitido después de las uvas. Esta vez sin actuaciones ad-hoc, «Cachitos Nochevieja» recurrió exclusivamente a refritos de actuaciones pasadas (algunas bastante recientes) para mantener a muchos pegados a las pantallas… de televisión y de móvil. Porque la clave de su éxito estuvo, además de en su vertiginoso montaje que ofrece apenas un minuto largo de cada actuación, en su ingenio con los rótulos que acompaña las imágenes. Bromas con bastante mala baba que gozaron de gran repercusión en Twitter, donde el hashtag #CachitosNochevieja fue trending topic número 1 en España buena parte de la noche, al sucederse los mensajes que replicaban los rótulos más hilarantes del programa. Hasta tal punto que RTVE ha recopilado en 5 minutos los momentos más retuiteados de esa noche, como podéis ver más abajo.
Por eso la nueva temporada de «Cachitos» no podría llegar en mejor momento. Desde luego, el prime-time de un martes cualquiera es una franja mucho más disputada en la televisión convencional que la de Nochevieja, pero quién sabe si el incremento de popularidad del formato se extienda también a nuevas generaciones que, muy probablemente, no habrán visto nunca (o no recordarán haberlo hecho) esas imágenes.