Todo explotaba en la cuarta gala de OT 2020 del pasado domingo –en la que Maialen se salvaba gracias a La Bien Querida–, aunque las apreciaciones que la vocalista de La Quinta Estación había dirigido como jurado a algunos concursantes en las primeras semanas ya le habían valido algunas críticas. Los reproches más llamativos de la cantante madrileña fueron para Anne, porque había omitido los falsetes del estribillo de ‘Wicked Game‘ –lo hizo así porque fue lo que le sugirieron sus profesores en la Academia–, y, sobre todo, para Anajú, cuya interpretación de ‘Amor eterno‘ de Juan Gabriel se le quedó «pequeña».
Lo cierto es que hasta ahí sería comprensible su opinión. Sin embargo, parecía innecesario que recalcara tantas veces que ella también la interpreta en su último disco y que cuando la canta en vivo en México «se cae el estadio». Por si no hubiera sido bastante humillación, se puso a cantar un fragmento en vivo. La respuesta del público presente en el estudio a su «desafío» no fue tan positiva como quizá esperaba Jiménez, y se oyó claramente a una chica que gritó «¡Vaya jurado de mierda!» Lo cierto es que cabría pensar que, lejos de ser solo el exabrupto de una fan exaltada, la opinión general en redes sociales coincide. Y no solo eso, sino que incluso Noemí Galera en sus valoraciones hacia las personas nominadas mostró su disconformidad y lanzó una puyita a Natalia: «quiero recordar que nosotros no estamos haciendo ‘Tu cara me suena‘». O sea, que hay beef.
Muchos consideran que el jurado integrado también por Nina, Javier Castellano y Portu no solo no es justo –lo cual es subjetivo–, sino que además humilla en demasía a los concursantes. De hecho, no había pasado ni una semana desde que el mentado Portu se ensañó con Samantha, suspendiendo su actuación de ‘Maniac’ porque Lorena Gómez –ganadora de OT 2005, recientemente concursante de, precisamente, ‘Tu cara me suena’– lo hizo mejor en su día. De no ser porque en esta misma gala 4 se disculpó ante ella (días antes lo había hecho públicamente en un tuit), casi cabría pensar que esto está guionizado, y que es parte de la estrategia de Gestmusic para realzar una audiencia que va de mal en peor. Cabe señalar que, de manera muy llamativa, esta gala ha sido la menos vista en la historia del talent-show, y la edición va camino de ostentar incluso peores cifras que aquella que emitió Telecinco en 2011 y que supuso el final del formato hasta que RTVE lo recuperó en 2017.
Así las cosas: ¿qué puede hacer la productora del programa para recuperar el buen dato que logró en su primera gala? Una de las opciones podría ser mantener ese nivel de crueldad en el jurado. Desde luego, de no ser por eso, quizá no estaríamos hoy hablando de Operación Triunfo aquí… a pesar de una selección de canciones cada vez más abierta, y que para la próxima semana incluye a Lykke Li, Nathy Peluso o Beyoncé (‘Run The World (Girls)’). Y parece la posibilidad más probable, después de que el director del programa Tinet Rubira haya justificado ese vídeo por ser una respuesta «a los haters» que «la invitan de mala manera a irse del país». Otra posibilidad sería justo la contraria: escuchar a la audiencia y sustituir como jurado a Natalia Jiménez por la actitud desafiante que ha mantenido hacia el público. Desde luego, sería un revulsivo de audiencia para futuras galas ver quién ocuparía su asiento y si realmente hay un cambio de perspectiva… al menos al principio.
Sin embargo, quizá se está dando demasiada importancia a esas valoraciones –aunque Anajú, que entró al programa cantando por Rosalía, tiene posibilidades reales de salir del concurso en los próximos días– y se obvia que, quizá, el principal problema del formato es, más allá de que puede estar algo gastado, que sus aspirantes a cantantes no enganchan. El que fuera anunciado como «el mejor casting en la historia de OT» ha resultado ser un bluff considerable y, a día de hoy, solo Nia parece tener el carisma, solidez y versatilidad como intérprete que la puedan llevar a ganarse el pan como cantante fuera de la Academia. Ahí, y no en el jurado, podría estar la clave de que cada vez menos gente escoja ver Operación Triunfo en televisión.