Hablamos de ‘Never Come Back’, un tema que ofrecía una pista de la diversidad que contiene este trabajo del canadiense, en la que ‘Home‘ y ‘You and I‘, también magníficas, ejemplificaban otras vertientes sonoras de la amalgama entre hedonista y alienígena que contiene ‘Suddenly’. Como decía, supone la particular aproximación a ese house (o deep house), que atrapa desde su mismo inicio combinando el doble gancho de su teclado espacial y una voz pitcheada ininteligible, al que enseguida se suma la caja y la voz aflautada de Dan que repite el enigmático mantra «y nunca vuelves, nunca vuelves para…»
Snaith explicaba en la nota de prensa que fue la primera canción de ‘Suddenly’ que terminó, y que fue tan divertida de hacer como lo es para nosotros bailarla. «Tan pronto como aterricé en los acordes de sinte principales y el gancho vocal, el resto vino junto muy rápido y naturalmente», explica. «Sentí que mi trabajo era no interponerme y no complicarla o sobrepensarla. A veces los mejores placeres son los sencillos», remacha. Ciertamente ‘Never Come Back’ aparenta sencillez, pero a la vez se percibe cómo Caribou juega sobre esa estructura básica, tanto con las percusiones y pianos como con un segundo estribillo (ese, no menos enigmático, que dice «Nunca puedo olvidarlo / prométeme que no te arrepentirás / Tú y yo estábamos juntos / incluso aunque nos conocíamos mejor»). E incluso se percibe, en esa outro en fade out, que tenía alguna que otra línea melódica más en la que trabajar, pudiendo haber prolongado sus cinco minutos otros cinco más. Pero tiene razón: como está, ya es gloriosa.