Música

Eurovisión 2020, la edición fantasma: las 10 grandes actuaciones que nos perderemos

Eurovisión ha optado por la más radical de todas sus opciones y ha decidido cancelarse. Nadie en todo su equipo millonario ha sido capaz de dar con una idea alternativa con la que entretener a los eurofans, de cuarentena en sus casas. Paradójicamente, es una noticia excelente para España, que acudía con una composición llamada ‘Uni-Universo’, que había sido completamente incapaz de llegar al top 100 de nuestro mismísimo país, pero que por alguna razón alguien había pensado que podía gustar fuera de él. El tema iba en una humillante posición 33 en las apuestas, es decir, por debajo incluso de la mayoría de canciones que debían pasar por el calvario las semifinales, y ahora al menos RTVE tiene un año para rectificar y enviar una canción que el público pruebe a partir de octubre en boca de Blas Cantó y por la que la misma España muestre algún tipo de interés. Suspendido Eurovisión, y en vista de que ya se conocían las 41 canciones participantes, os contamos qué 10 actuaciones estelares lamentaréis perderos.

El viral de Rusia

Rusia es uno de los países que más ruido había hecho -otra vez- con la banda Little Big, en marcha desde hace unos años. Su tema ‘Uno’ se había viralizado a lo Netta y su vídeo llevaba la friolera de 35 millones de visualizaciones. Una reivindicación retro a lo Fundación Tony Manero con un punto freaky y un as en la manga: un bailarín entre RuPaul, Lizzo y Pepe Viyuela.

La gran favorita: la Billie Eilish de Bulgaria

Bulgaria acudía con una balada en la línea de Billie Eilish, ‘Tears Getting Sober’. Victoria es una joven cantante salida de ‘Factor X’ que se pasaba todo el videoclip sentada en un banquito, por lo cual esperábamos una performance intimista y minimal que quizá habría podido dar la gran sorpresa. Eso sí, tenía que pasar por semifinales y Bulgaria tampoco es que sea el país más afortunado en Eurovisión.

El funky de Islandia

Islandia participaba con una simpatiquísima canción de funky que perfectamente podría haber compuesto (y coreografiado) Erlend Øye. La banda Daði & Gagnamagnið liderada por Daði se presentaba preparada con uniforme y coreografía e iba cuarta en las apuestas pese a que Islandia no suele ser favorita en el certamen. Realmente una pena.

La peculiar presentación de Lituania

Otra de las superfavoritas para ganar era la banda lituana The Roop, con un extravagante cantante al frente, una extraña mezcla entre el cantante de James y el cantante de Ska-P. La canción llamada ‘On Fire’ en cambio podría haber sido producida por GusGus, si bien su coreografía era de nuevo totalmente sui generis. Una lucha de contrastes que lamentablemente jamás sabremos qué aceptación habría encontrado.

El baladón de Italia

En el saco de baladas que acudían muy bien posicionadas estaba la suiza, la noruega, la holandesa, la rumana en la línea de ‘Stay’ de Rihanna… y entre las que acudían sin ninguna posibilidad, la de Francia. La que seguro, pero seguro iba a triunfar, era la italiana. Italia cae muy bien en el festival, siempre queda en las primeras posiciones, ‘Soldi’ fue el gran éxito que dejó 2019, este año acudía como primer país de Europa sacudido de manera salvaje por el coronavirus… y ‘Fai Rumore’ de Diodato es un pepinaco muy fácilmente recordable desde la primera escucha.

La Adele de Malta

Otros que siempre quedan bien son los suecos, y la mala noticia para The Mamas es que no representarán a Suecia en 2021, pues este año habrá otra edición de Melodifestivalen. Pero puestos a elegir una canción en la estela clarísima de Jess Glynne, este año me quedaba con el ‘All Of My Love’ de Destiny. De nuevo Malta llevando lo que deberían sus colegas de Reino Unido.

La expresiva performance de Australia

Aunque iba peor posicionada en las apuestas que en otras ocasiones, Australia no iba a pasar desapercibida con la performance con que iba a abrir la primera semifinal. Montaigne, con ‘Don’t Break Me’, podía atraer un mínimo al fan de las coreografías de Christine & The Queens, la expresividad de Olly Alexander de Years & Years y la honestidad de Troye Sivan.

La fiesta africana de Israel

Un par de países concursaban con sendas propuestas africanistas, como República Checa con ‘Kemama’ (el padre de Benny Cristo es de Angola) y, con algo más de opciones, Israel. Eden Alene iba a montar una considerable fiesta cantada en 4 idiomas: inglés, árabe, hebreo y amhárico, procedente del norte y centro de Etiopía, de donde son los padres de la cantante.

La Cleopatra de Azerbaiyán

Azerbaiyán, eterna favorita, figuraba una vez más en el top ten de las casas de apuestas con una adaptación de Cleopatra llevada a escena por una suerte de Selena Gomez llamada Efendi. La coreografía se quedaba a las puertas de acercarse a los territorios de Beyoncé, pareciéndose más bien al mal día de Lady Gaga o Britney, pero los beats tenían su pegada.

El disco de Alemania

Nos quedamos sin ver a Hooverphonic por Bélgica, el folk a lo Mumford & Sons de Dinamarca, los bailecitos de Macedonia, el tema entre Tegan & Sara y la primera Katy Perry de Irlanda o al Chester Bennington de Georgia. Una de las canciones más actuales las llevaba Alemania, con el debutante Ben Dolic apostando por un juego entre dance noventero y guitarras disco que podría haber dejado un buen resultado al país de Lena, ahora que tan bien le va a Dua Lipa.

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Publicado por
Sebas E. Alonso