Música

Triángulo de Amor Bizarro / oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ

La marca de un viejo vinilo en su funda de papel original, un agujero negro, un conjunto vacío, el centro, la nada… Todas esas ideas inspira la simple y cruda portada del quinto largo de Triángulo de Amor Bizarro. Un disco con el que el grupo radicado en Abanqueiro (apartado, por tanto, de la vida urgente y cruel de las grandes ciudades y, también, de la tiranía de las modas) pretende marcar un nuevo rumbo en su carrera. Pero que nadie tema, porque nosotros no lo percibiremos tan claramente. Esos cambios, en realidad, se refieren a su manera de enfocar la composición y la creación de las canciones, un refresco para recobrar la ilusión y las ganas de seguir. Sus seguidores y oyentes podemos, pues, estar tranquilos: las diferencias para nosotros, aunque palpables, no afectan a que estemos ante otro discazo incontestable. Cinco de cinco.

Y es que toda esa austeridad y oscuridad que sugiere la apariencia física del disco no es tal en su sonido. Por un momento nos lo hicieron creer así, con la violenta ‘Ruptura‘, una ráfaga de metralla percutida brutalmente entre guiños a Big Black y Atari Teenage Riot y protagonizada por un Rodrigo con voz alienígena absolutamente desgañitado que parece que, efectivamente, va a romperse. Y ‘Fukushima‘, prácticamente la antítesis, es un melancólico y reposado tema en el que, de nuevo, mandan la experimentación y los sonidos sintéticos de la primera electrónica. Pero eso sí, con una melodía tan deslumbrante como abrumadoramente triste, que habla de soledad en tiempos ultratecnológicos.

Las dudas que pudieran haber sembrado, pese a su indudable impacto, quedaron borradas de un plumazo con el pelotazo que es ‘Vigilantes del espejo‘. Una canción rotundamente pop –en la manera en que lo han sido The Cure (se da un claro aire a ‘In Between Days’) o The Smiths– en la que por primera vez graban guitarras acústicas y que, como nos explicaban, pretende reflejar la maldad suprema a través de ese amigo que nos seduce para abandonar (por un día, al menos) la vida tranquila y lanzarnos a un abismo en cuyo fondo podemos leer en letras luminosas las palabras «resaca mortal».

Esos tres adelantos ya indican que ‘oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ’ (ese es, al parecer su simbólico título oficial: siguen siendo ellos, pero puestos del revés) es un disco variado, de extremos y algo conceptual en su planteamiento (cada canción parte de una idea o emoción). Y efectivamente lo es. Pero lo cierto es que eso no deriva en un trabajo farragoso o pesado. Al contrario, es un disco que transcurre de forma fulgurante porque sobre todo es, de acuerdo a sus pretensiones, un disco pop. Uno que además no olvida quiénes fueron antes de ‘El gatopardo‘ (así lo corroboran trallazos como ‘Canción de la fama’ o ‘Calígula 2025’), pero que sobre todo busca seducir con melodías y ganchos exuberantes, como corresponde al carácter popular y celebratorio que, a su manera, persiguen aquí.

El pop se impone incluso a pesar de su extraña secuencia, que tras ‘Ruptura’ sorprende un poco con el dub sinuoso a lo Primal Scream/The Clash de ‘No eres tú’ –que, ojo, cautiva igualmente por sus ricas percusiones y la estupenda melodía entonada por Isa, que como nos decía Rodrigo, canta más confiada y mejor que nunca–. Una canción que induce a una tensión pre-bélica (“nuestro peor año, nuestra peor noche / Y cuando amanezca, y arranquen motores los tanques”)… que finalmente estalla a golpe de acelerón y distorsión. Esa inercia nos lleva a la festiva “Vigilantes” enlazada con la furibunda ‘Canción de la fama’, clásico trallazo rock marca de la casa “TAB” en el que se despachan contra el individualismo ultracapitalista, jugando al pimpampum

con un ídolo pop autoerigido en dios todopoderoso (“que mis canciones se expandan como una plaga / que mis ganchos se claven como una daga / que mis caídas se narren como triunfos”). Nos sitúan así a unos niveles de energía que ya apenas descienden significativamente hasta el final del disco.

No lo hacen, gracias a su singularidad y su brillo melódico, canciones reposadas como la citada ‘Fukushima’ o el estratosférico medio tiempo a lo My Bloody Valentine/The Pains of Being Pure at Heart (en la forma, porque en el fondo tiene la estructura de una torch song de los 50) que es ‘ASMR para ti’, una emocionante canción de amor con trasfondo de violencia de género (“aunque no habrá más bailes para ti / tampoco más peleas ni arañazos”) entonada de forma hermosa por Isa. Es un valle de belleza previo a otro pico de tensión marcado por el himno de autodefensa feminista que es, entre los ricos juegos de guitarras ruidosas y acústicas y, sobre todo, el excitante intercambio vocal entre Isa y Ariadna Paniagua (Los Punsetes), ’Acosadores’, dilatado por el retrato de un neo-dictador que es la rabiosa ‘Calígula 2025’ (y que aunque no esté dedicada explícitamente a Santiago Abascal, cabe pensar en él cuando canta eso de “empezó como un trabajo / Ministerio de Propaganda / Ya que nunca fue militar era el primero en cobrar de otro partido”) y la increíble ‘Folía de las apariciones’ que, a partir de ese estilo de danza del siglo XV, crea una cumbre fascinante, una canción vibrante que se eleva hacia el infinito en una espiral de energía y giros melódicos hipnóticos. Y, para colmo, seduce también con su lírica de fantasía romántica en la que el futuro fantasma de la propia Isa Cea sobrevuela las rías de A Coruña persiguiendo (y atormentando) a su amado, tan desaparecido por entonces como ella misma.

‘oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ’ cumple con creces, por tanto, la intención de erigirse en el disco pop por antonomasia que cabía esperar de Triángulo de Amor Bizarro. Que, además, no puede decepcionar a nadie. Ni a los que se identifican con su parte más rockera y apta para el pogo, ni a los que admiran sobre todo sus ganchos, ni a los que les valoran por su valentía y experimentación. En ese aspecto, la producción de este disco –firmada a medias por el cuarteto, por todo el trabajo previo en su estudio doméstico, y por el rocoso y explosivo Carlos Hernández Nombela, con el que dieron el acabado final en Estudio 1 de Madrid– es también otro apartado en el que recrearse con unos buenos auriculares. Sirva de ejemplo esa nueva cumbre con la que se cierra el disco, el baladón por la vía Cocteau Twins titulado ‘Cura mi corazón‘ que, entre referencias zoológicas y mitólogicas, parece una alusión ecologista… o catastrofista ante la emergencia climática. Su final tras su trotón curso sobre una nube eléctrica, en el que sintetizadores y latigazos de distorsión se funden mientras el feedback de lo que parece un bombo se cruza de lado a lado de cada auricular (el epílogo que han llamado ‘Los golpes olvidados’) supone un deleite glorioso para esta nueva obra maestra de, sin dudas, se ha mostrado como el mejor grupo de pop y rock español de los últimos tres lustros.

Triángulo de Amor Bizarro preveían presentar ‘oɹɹɐzıqɹoɯɐǝpolnƃuɐıɹʇ’ a partir del próximo mes de abril y todo el verano en diversas fechas que, ahora mismo, están pospuestas o pendientes de confirmación. La única fecha de presentación de este disco que parece segura ahora mismo es la que ofrecerán en Ochoymedio Club de Madrid, el día 2 de octubre.

Los comentarios de Disqus están cargando....
Share
Publicado por
Raúl Guillén