William Fusell, el nombre que se esconde tras Honey Harper, es un alma inquieta. Primero probó suerte en el indie-dream pop de Mood Rings. Luego lo intentó con el synth pop en Promise Keeper, sin pena ni gloria. A la tercera, como Honey Harper, puede ir la vencida. Este es el alias que usa para cultivar country alternativo/americana, en el que mezcla la línea de Gram Parsons o Townes Van Zandt con elegante pop británico. A pesar de lucir un sombrero Stetson, Harper quiere alejarse del tópico más folcklórico. Carece de la épica (algo caricaturesca) de Orville Peck y está en las antípodas de figuras del neocountry como Sturgill Simpson. Harper abandona los paisajes recios en busca de otros más brumosos y tenues. No en vano, él mismo se define como “celestial cosmic-country”.
Los más de dos años transcurridos desde su EP de debut, ‘Universal Country’ han servido para pulir unas canciones breves, que dejan con ganas de más. Estas, en ‘Starmaker’, oscilan entre la contención y las ganas de desatarse, de recrearse en lo melodramático. Pero nunca llegan a ninguno de los dos extremos y en eso radica parte del encanto del disco. La otra parte recae en las maneras de cowboy tierno que luce Honey. Para redondear el personaje, ayuda su timbre de voz, viril pero dulce, sin llegar a lo empalagoso y unas letras que funden una naturaleza etérea con un desamor elegante y estilizado.
La música oscila entre la tradición y el regusto que sus otras reencarnaciones han dejado por el camino. Sólo hay que escuchar el inicio retrofuturista en el tema inaugural, ‘Green Shadows’. Pero Honey enseguida se entrega a la dulzura neocountry en ‘In Light of Us’, donde conjuga hermosos juegos de voces sostenidos apenas sobre una steel guitar. La duración de los temas es corta; sin embargo, deja espacio para que respiren las partes instrumentales; delicadas y ligeras, con los recursos justos para ser sofisticadas, pero sin recargar.
Más country es ‘The Day it Rained Forever’; esta no sólo remite a Gram Parsons, sino también a Everything But the Girl. También hay lugar para suntuosos arreglos cinematográficos, como el baladón ‘Suzuki Dreams’, que tiene un delicioso arranque de melodrama hollywodiense para pasar a orquestaciones más propias de Angelo Badalamenti. Una leve alegría recorre la trotona ‘Tomorrow Never Comes’; los “I wish” que entona Harper se clavan bastante en la cabeza. También hay algún tiro hacia el pop psicodélico, como ‘Strawberry Lite’, o retornos al canon marcado por Gram Parsons en ‘Someone Else’s Dream’, la pieza más clásica y country, que incluye los coros de Katie Stelmanis de Austra, haciendo las veces de Emmylou Harris. Pero más sorprendente como invitado es Sébastien Teller en la canción final, ‘Starmaker’.
A ‘Starmaker’ sólo le falla el aire de ser un artefacto muy pensado y muy estético; es un disco precioso, al que quizás le falte algo de emoción sincera. Funciona fantásticamente como escucha balsámica en tiempos que piden melancolía reconfortante. Pero hiere menos de lo que sería recomendable.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘In Light of Us’, ‘The Day it Rained Forever’, ‘Something Relative’ ‘Suzuki Dreams’, ‘Tomorrow Never Comes’
Te gustará si te gusta: Gram Parsons, Everything but the Girl, Townes van Zandt