Por tanto, no parece que vayan a volver a repetir la experiencia en absoluto: «Preferimos dedicar nuestro tiempo a escribir nuestras propias canciones porque es la razón por la que hacemos música. Me parece que no deberíamos dar eso por hecho. Cuanta más gente metes en una habitación o en una canción, menos tuya es. Me di cuenta enseguida. Cuanta más gente, más duro es pelear por tu parte. Y casi siempre con hombres». No hay en el tercer álbum de Purity Ring por tanto concesión alguna a la industria, ni tampoco a su opuesto -por ejemplo, un disco más oscuro con el que huir abiertamente de ella-. ‘WOMB’ es un álbum con el que simplemente han querido reafirmarse a sí mismos. Volver a hacer lo que más les gusta.
El grupo formado por la vocalista Megan James y el multiinstrumentista Corin Roddick hizo olvidar aquella cosa llamada witch-house con un buen debut llamado ‘Shrines‘ (2012) y se consolidó con un buen segundo disco un poco más orientado al pop llamado ‘Another Eternity‘ (2015). ‘WOMB’ no mueve ficha en ninguna dirección aunque a veces lo parezca. El muy buen single ‘stardew’ incorpora, además de un piano y el sonido de una caja de música, unos sintetizadores un tanto trance que lo acercan a lo que un día fue el sonido de Radio 1 (pienso en Faithless, mucho después Niki & The Dove o el momento más oscuro de Ellie Goulding, el cual juro que existió
).Sin embargo, ‘WOMB’ deja esta pista para el final y es un glorioso cierre, eso es cierto, pero el desarrollo del disco echa de menos precisamente eso, un desarrollo hacia algún lado, especialmente en una segunda mitad en la que el acercamiento a la new-age con gaitas de ‘vehemence’ es vago, la melodía de ‘silkspun’ es algo aparatosa y ‘almanac’ parece un tema de transición. Por suerte, la primera mitad sí contiene producciones más centradas y que van a contentar a quienes echasen en falta el sonido de Purity Ring: el reptante inicio con ‘rubyinsides’, las voces distorsionadas que abren ‘pink lightning’ y el estribillo luminoso de ‘peacefall’ estarán en las correspondientes playlists con lo mejor de su trayectoria.
Líricamente, persiste el imaginario de Megan James que nos habla de «tormentas que no mueren» y por las que no podemos «parar de llorar» (‘pink lightning’), muerte y vejez (‘rubyinsides’), contrastes entre «noche» y «luz» (‘peacefall’, ‘sinew’), «montañas que se abren» (‘vehemence’), el «fondo del océano» (‘silkspun’) y el «universo que nos traga» (‘almanac’). Entre todas, destaca la función de ‘femia’, que con más referencias naturales Megan ha dedicado a una tía suya que ha fallecido y en la que habla de heteropatriarcado, pues según sus propias palabras gran parte de las metáforas del álbum van encaminadas a expresar cómo «la mujer y las personas de género no binario han de luchar por su parcela de poder». Purity Ring, cuando menos, logran asentar frente a las modas una voz propia.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘stardew’, ‘peacefall’, ‘rubyinsides’, ‘i like the devil’
Te gustará si te gusta: un cruce entre Crystal Castles y Chvrches, Niki and the Dove, los anteriores
Youtube: vídeo de ‘stardew’