Música

Chucho / Corazón roto y brillante

No duelen prendas en decir que Fernando Alfaro ha demostrado ser uno de los artistas más fiables e incombustibles en la historia reciente del pop en español. Tras un período glorioso al frente de Surfin’ Bichos (que ahora revisitan, de cuando en cuando, en directo), se reinventó primero con Chucho y, en la última década, más a menudo en solitario como una suerte de cantautor rock. Uno que revisó toda su carrera añadiendo nuevos hallazgos en ‘Sangre en los surcos‘. Y en ese ciclo acaso accidental, ha correspondido ahora el turno de recuperar a Chucho, el inquieto perruzo de rock que mueve junto a Juan Carlos Rodríguez y Javier Fernández. Resucitado con ‘Los años luz‘, es el vehículo perfecto para que el dolorido ‘Corazón roto y brillante’ lata con fuerza y eso, brillo.

Una ruptura sentimental ha sido el agrio acicate para que Alfaro construya un nuevo episodio en su carrera, pero él, «optimista antropológico», ha elegido que su disco de ruptura sea también un disco de esperanza. Y que, además, sea una suerte de álbum conceptual en torno a ello que corre en paralelo a la figurada historia que retrata en ‘Pere y María‘, un relato extendido de una (otra) fractura sentimental con tintes fantasmales y de psicosis que publican estos días los compañeros de Muzikalia. Pero Fernando, sobre todo, ha elegido huir de la pesadumbre predecible en un disco de estas características y ha apostado por enfrentar el dolor con luminosidad y esperanza, como ya nos enseñó en su vibrante primer single, el que da título al disco, o en el impetuoso segundo, ‘La carretera de la costa’, arquetipo del cancionero Chucho.

En ese sentido, ‘Corazón roto y brillante’ es otro fantástico volumen del curtido trío. Y no solo regalándose un buen puñado de canciones que probablemente tendrán acomodo en sus setlists por años, sino además ampliando sus horizontes musicales. En esta ocasión, lo hacen a base de divertidos guiños musicales a tiempos pretéritos, a veces tan remotos como el hillbilly, el vals o el blues, salpicados con trazos surf que acaban derivando en el western de Morricone. Y otras, reviviendo sus tiempos mozos con furia nuevaolera, con manifiestas y confesas querencias a Devo, Elvis Costello o Blondie. Pero, independientemente del palo acometido, todo siempre acaba encauzándose hacia el particular estilo de Alfaro, perfectamente reconocible a lo largo de todo el álbum.

En este caso, las mayores cotas de vigor e ingenio se concentran en una primera parte tan fulgurante como suele, partiendo del citado single homónimo del álbum y sus teclados chisporroteantes. El tan trotón como crepuscular ‘Sombra lunar’ –una vibrante recapitulación a través de las manchas cutáneas de un recuerdo feliz– y la seductora introducción, reminiscente del soul más elegante, de la terapéutica ‘La ambulancia y el dolor’ –»eras para mí la ambulancia y el dolor, / dolor de ser feliz y ser atropellado», canta inspiradamente– dan una variada réplica a aquel tema ya crucial en la trayectoria del grupo. Y ‘Yoga Love

‘ y ‘La carretera de la costa‘ –casi canónica dentro del estilo propio de Alfaro, aunque se escora hacia territorios jamaicanos hacia su final– mantienen el nivel, y ese grito de guerra que es ‘Hoamm‘ –los celos y las complicaciones de la relación abierta de Pere y María (conectando ya directamente con el mentado libro) emergen entre efluvios de southern gothic y adicciones a sustancias y personas– se eleva claramente como uno de los momentos capitales de esta etapa creativa.

El resto del disco se devanea entre el encanto de preciosidades como ‘Vals del trueno’ y la marcha campestre de ‘Espalda brillante’ –un animado canto, con latigazo eléctrico, que confronta con templanza la madurez–, y tramos más hoscos como ‘La feria animal’ y una acaso predecible (no tanto en su referencia a ‘Boardwalk Empire’ como en su recurrente patrón musical, con un evidente eco de Pixies en sus guitarras) ‘Agente Sebso’. Pero esos vaivenes quedan bien atados con un final a la altura de la elegancia y clase artística de Alfaro y sus cómplices habituales Fernández y Rodríguez: la deliciosa miniatura camp ‘Agujetas’, es un interludio dulzón para un final solemne, una ‘Otra ciudad’ que conecta en cierto modo con ‘Los diarios del petróleo‘ –su otro disco conceptual, como nos ha reconocido en una entrevista de inminente publicación–.

En la conclusión de esta historia agridulce se retrata a sí mismo (¿o era Pere?) como un fantasma que vaga de ciudad en ciudad –lo que puede atañer tanto a sus avatares vitales como profesionales–, invocando a los espíritus de sus propias hijas cuando eran pequeñas, también personajes de aquel crucial trabajo de 2001. Otra de esas puertas y ventanas que Fernando goza dejando entreabiertas entre sus discos y canciones, invitando siempre a entrar a un universo propio, interesante y visceral como pocos, en el que la vida y el arte se retroalimentan sin medida.

Calificación: 7,6/10
Lo mejor: ‘Corazón roto y brillante’, ‘La carretera de la costa’, ‘Hoamm’, ‘Sombra lunar’, ‘La ambulancia y el dolor’
Te gustará si te gusta: Surfin’ Bichos, Sr. Chinarro, Joaquín Pascual.
Youtube: ‘Sombra lunar’

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Publicado por
Raúl Guillén