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Oneohtrix Point Never / Magic Oneohtrix Point Never

Oneohtrix Point Never ha basado su carrera en mirar hacia el pasado. Sus discos están inundados de samples de viejos anuncios de televisión, canciones de pop de radiofórmula ya olvidadas, transmisiones radiofónicas inútiles más allá de su contexto original que él ha sabido reciclar magistralmente… ¡Hasta es uno de los pioneros del “vaporwave”! Muchas de sus composiciones son obras maestras del diseño sonoro del siglo XXI, pero Daniel Lopatin ha topado con una encrucijada: el artista es cada vez más popular, su trabajo en el campo de las bandas sonoras y en discos de artistas como The Weeknd ha elevado su perfil exponencialmente, pero sus discos recientes carecen de la magia de antaño. Cuanto más “accesibles” se vuelven sus discos, cuanto más buscan asemejarse a un “disco pop de Oneohtrix Point Never”, menos impacto producen a largo plazo, al menos para quienes le descubrimos hace ya casi una década.

Como sin ideas de hacia adónde ir en su siguiente paso, Oneohtrix Point Never ha decidido que es momento de homenajearse a sí mismo. ‘Magic Oneohtrix Point Never’ es el nombre con el que Daniel Lopatin publicó su primer disco en 2007, surgido del de una estación de radio de Boston cuyo dial (el 106.7) el músico escuchó mal un día, y su estructura “junta la lógica de transmisión de las franjas horarias de la radio, comenzando por la mañana y terminando por la noche”. Es decir, ‘Magic Oneohtrix Point Never’ busca replicar una experiencia que puede parecer anacrónica en la época del streaming com es la de escuchar la radio, y poner el foco en una experiencia que en nuestra vida diaria suele ser secundaria, estar en segundo plano.

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En papel, el concepto de ‘Magic Oneohtrix Point Never’ funciona, pero el álbum falla en dos elementos fundamentales: las transiciones entre canciones no son tan inmersivas como probablemente Daniel Lopatin cree, a pesar de que interludios como el de ‘Cross Talk II’ son intrigantes, y las canciones pop tampoco son las mejores aunque desprendan cierto magnetismo. ‘Long Road Home’ es una buena composición que aúna pop sinfónico con voces procesadas y que está adornada con la inconfundible voz operística de Caroline Polachek, que canta sobre “sueños que se funden en un brillo digital”. Por su parte, ‘I Don’t Love Me Anymore’ es una composición típica de ‘Garden of Delete’ en cuanto a que Lopatin utiliza los códigos del pop-rock para destruirlos in situ mediante disparos de ruido digital. Lo mismo sucede en la empalagosa balada Lost But Never Alone’. Y el mismo Abel Tesfaye aparece en ‘No Nightmares’, una bonita -si bien intrascendente- balada inspirada en el olvidado dueto entre Phil Collins y Marilyn Martin de 1985 ‘Separate Lives’. En todos los casos, Lopatin demuestra ser un estupendo diseñador sonoro, no tanto un hábil compositor pop.

No puede sorprender a nadie entonces que los momentos más estimulantes de ‘Magic Oneohtrix Point Never’ sean también los más abstractos. Las florituras electrónicas y voces fantasmagóricas de ‘Auto & Allo’ remiten a ‘Replica’ para después introducir un segmento de pop sinfónico como de la nada, y en ‘Imago’ esta misma fórmula, que incluye unas cuerdas colosales capaces de dividir los mares, da lugar a la composición más escalofriante de todo el largo. El trabajo de Oneohtrix Point Never en el mundo de las bandas sonoras da lugar a cortes tan intrigantes como el conjunto de melodías sinfónicas, efectos acuáticos y voces espectrales de ‘Answering Machine’, y los ecos a obras previas de Lopatin no acaban aquí. ‘The Weather Channel’, un título más “vaporwave” imposible, presenta la típica composición ansiosa, esquizofrénica, deslizante del Oneohtrix Point Never de ‘R Plus Seven’ pero incluye también un sonido de cuerdas oceánico… y una segunda parte que recupera el sonido de batería mítico de los años 80. Y ‘Shifting’ cuenta con la participación de Arca para otro enriquecedor entramado de ambientaciones y percusiones que sí logra un balance casi perfecto entre el Oneohtrix Point Never del pasado y el actual.

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El nuevo disco de Daniel Lopatin se guarda una pequeña joya para el final llamada ‘Nothing’s Special’. El músico se ha especializado en componer un tipo de balada que parece descomponerse a medida que avanza, y decide cerrar el álbum con una de ellas. ‘Nothing’s Special’ es una pieza oscura, introspectiva y emotiva que nos traslada definitivamente a lo más profundo de la noche, como esa transmisión de radio que ha llegado a sus emisiones nocturnas. Es otra composición meticulosa de un artista que ha demostrado su genialidad en numerosas ocasiones, pero que definitivamente parece haber perdido la chispa presentes en sus mejores trabajos, ya absorbido por Hollywood. La paleta de sonidos de Lopatin sigue siendo fascinante, absolutamente única y con razón ha influido a numerosos artistas contemporáneos, simplemente quizá dentro de un contexto pop no tenga demasiado sentido, ni termine de crecerse del todo.

Calificación: 7,1/10
Lo mejor: ‘Long Road Home’, ‘Auto & Allo’, ‘Answering Machine’, ‘Shifting’
Te gustará si te gusta: Tim Hecker, Steve Hauschildt, Laurel Halo, Caroline Polachek, Andy Stott
Youtube: vídeo de ‘Long Road Home’