‘La Nota’, también entre las canciones más reproducidas en el mundo en Spotify, en torno al puesto 20, es una de esas composiciones de reggaetón que apelan a las emociones más que a sacudir el pandero en la pista de baile. Está más en la onda de ‘Te boté’ que de ‘China’, más en la de ‘Si se da’ del propio Myke Towers y Farruko que de ‘Taki Taki’, más en la de ‘Hasta que Dios diga‘ que de ‘Safaera’, más en la de ‘Ay Dios Mío!‘ que de ‘Blanco’. En los últimos tiempos, este tipo de reggaetón melancólico, de tempo ligeramente ralentizado, arrasa en las listas de América Latina y España, y dos ejemplos recientes muy claros son ‘Tusa’ de Karol G y Nicki Minaj (aquel tema que hablaba de una «depresión tonta») y ‘Caramelo
‘ de Ozuna. Puede que a menudo las producciones de estas grabaciones no sean tan enriquecedoras como la de ‘Soliá‘ de Bad Bunny y que los bombos queden más cerca de la vulgaridad de Anuel AA que de la sofisticación de J Balvin, pero las melodías siguen estando hechas para encoger el corazón aunque sea un poco, y lo cierto es que lo consiguen.En el caso de ‘La Nota’, la sombra de ‘Te boté‘ es alargada, pero a espera de que el tema sea remezclado con un remix de 10 minutos en el que participe todo artista de reggaetón imaginable, resulta igualmente adictiva. No, no es una canción romántica en absoluto pues la letra relata una infidelidad, y está dedicada a la devoción que sus intérpretes sienten por una mujer y a la que esta siente por el sexo en general. Frases como «tú y yo tenemos un problema serio, ven pa’ hablarte claro, dejemos el misterio, si tienes novio hagamos un adulterio, y si eres seria yo me voy en serio» ni reúnen las mejoras rimas que se pueden escuchar ni están hechas para emocionar a nadie, pero entre referencias a un deseo insaciable («sabe que despierta el deseo carnal, hasta no comerme no se va a calmar») y políticas («ella quiere que la nota se le suba, porque dice que e’ libre como Venezuela y Cuba»), la composición musical de ‘La Nota’ está hecha para hipnotizar.