A Bryan Cranston es imposible disociarlo de Walter White, su personaje en la serie ‘Breaking Bad’ entre los años 2008 y 2013; de su álter ego Heisenberg como icono capaz de lidiar tanto con los mafiosos que distribuyen su famosa metanfetamina azul como con la justicia norteamericana. Mucho tiempo (y muchas ganas) después, su papel ahora como Michael Desiato, un reputado juez de los tribunales de Nueva Orleans, nos deja sin aliento. Literalmente desde el primer hasta el décimo capítulo de esta serie que se inspira en ‘Kvodo’, otra serie de origen israelí.
La elección por este actor después de tanto tiempo no puede ser más acertada, pues la dicotomía entre el bueno de Walter y el malo de Heisenberg la volvemos a encontrar en el personaje de Desiato. Tampoco deja indiferente a los que desconozcan ‘Breaking Bad’, pues el guión sabe conectar inmediatamente con el espectador gracias a esa escena en la que el hijo del famoso juez sufre un accidente de tráfico brutal, digamos que lo suficientemente sanguinaria para dejarnos ahogados, valiéndose del discurso emocional y del espíritu de supervivencia, hasta el final del relato.
Los adeptos a ‘Your Honor’ lo serán también por el enredo de mentiras que padre e hijo aceptan a destajo reproducir por cometer un lamentable error; un error en una familia ejemplar, modélica e incluso tan impoluta y aparentemente feliz que rozaba lo empalagoso. O también por ese otro clan familiar de la misma ciudad, despiadado, mafioso, sin escrúpulos ni límites, con poco lugar para el almíbar y mucho para la venganza por ser víctimas de un atropello.
Es cierto que las virtudes de ‘Your Honor’, disponible en Movistar+, no están tanto en un esquema que ya hemos visto decenas de veces, el de la violencia crónica que lo invade todo, el arrastrar de los personajes más débiles que hayan cometido o no un desliz al infierno -bien por estar en el lugar equivocado o simplemente por mantener la compañía menos apropiada-; como en un guión trepidante y unas interpretaciones apabullantes, en su inmensa mayoría por parte de actrices secundarias. Hubo nominación a los Globos de Oro a su intérprete principal, pero atentos a la serenidad y quietud de Margo Martindale (‘Mrs. America‘) o al reencuentro en televisión desde su papel en ‘Transparent’ de Amy Landecker, ahora como detective de policía.
Es una bendición que los directores, entre ellos además de Bryan Cranston, Edwar Berger –imposible no mencionar su trabajo en ‘Patrick Melrose’- y Clark Johnson, se centren en la ambigüedad moral de los actos de los personajes, celebrando la delgada línea que separa quién es víctima y quién el verdugo. Y lo logran haciendo que sea imposible que no nos pongamos en su piel. Una tarea que parecía complicada para un thriller judicial, en estos tiempos digitales en los que nada parece importarnos.