Marta Movidas es otro de esos proyectos de pop indisociables del siglo XXI, debido a la cantidad de influencias que contiene su música incluso dentro de una misma canción. El proyecto solista de Marta España, bajista de La Claridad, un grupo de soft-pop que no tiene demasiado hueco en su universo personal, es explosivo desde el primer segundo al último y excesivo incluso en la longitud de los títulos de sus canciones, pero también fresco y dinámico hasta el punto de que los 26 minutos de ‘Os castigaré’, su debut, se pasan en un suspiro. No se puede decir lo mismo de muchísimos discos de punk grabados en garajes que salen cada año y que, en pos de la autenticidad o de un planteamiento anti-capitalista, hacen gala de discursos musicales ultra raquíticos, conservadores y acomplejados. La música de Marta Movidas es pop sin rodeos ni medias tintas.
De primeras, es imposible no prestar atención a la música de Marta Movidas debido a lo llamativo de sus portadas, obra de la ilustradora Raisa Álava (pronto, «Tipo Test» con ella). De manera nada casual, el estilo colorido, psicodélico e hiperatareado de la obra de Raisa, por el que se cruzan diversos personajes, escenarios y líneas temporales, tiene mucho que ver con la música que ilustra: las composiciones de Marta Movidas también pueden describirse con estas palabras. La mala baba de ‘Mira lo que me has hecho hacer (a cualquier santo le rezo)’ se inspira en el j-pop o en las típicas intros eternas de los animes, pero probablemente también en los primeros de La Casa Azul; el disco incluye un corte titulado en japonés, ‘Nani mo iranai!! 何もいらない (no necesito nada)’, de corte más melódico y new wave, con un peso especial de los sintetizadores, y más adelante, Marta Movidas se atreve a versionar ‘Siboney‘ de Ernesto Lecuona, una habanera clásica de los años 50, para adaptarla a un diseño de sonido lo-fi, burbujeante, casi rococó y lleno de color.
El secreto de Marta Movidas es que en su música habita lo macarra y sofisticado al mismo tiempo, en un interesante punto medio que le permite componer canciones pop con instrumentaciones y producciones complejas pero que a la vez desprenden un espíritu eminentemente punk. Una de las canciones destacadas es ‘Por favor, no difundas las fotos íntimas que te mando solo a ti’, que por sonido apunta a la moda tropicalia new wave, por melodía a una canción popular de patio de colegio y a Mecano (ese estribillo), pero cuya letra difícilmente habría entonado Ana Torroja: «yo te mandaba snaps pa’ que te hicieras una paja, y a la vuelta de la esquina me clavaste la navaja». La inteligencia poética de ‘El alquimista de acero (fraternidad)’ es evidente en frases como «yo pensaba que esto era un intercambio equivalente, pero yo te estoy dando la vida y tú me estás dando la muerte», por mucho que musicalmente el tema nos lleve a la pista de baile de los 90, amparándose en los códigos del piano house.
‘No entiendo los vínculos sexo-afectivos de la postmodernidad’, el mejor título del disco, simplemente genial, profundiza en la mente de Marta España, no tanto en lo que observa socialmente a su alrededor, o en su cama. El tema habla sobre el complejo de inferioridad que una persona puede sentir dentro de un grupo de amistades. Cierra la discoteca, las amigas de Marta han ligado y ella no, de modo que vuelve a casa deprimida. «Siempre soy la amiga rara, la menos guapa, la que tiene pinta de no saber chuparla», canta melancólicamente acompañada por un fondo de emo-punk con piano. Irónicamente, el haber compuesto esta canción, el que esta canción exista, la hacen parecer la triunfadora a ella. Y seguramente lo sea.
En ‘Os castigaré’, que ha contado con producción de Pablo Espiga, Mané López y Miguel Nicolás y masterización de Carlos Javier Villa, Marta Movidas cumple con creces la amenaza propuesta en su título: no quiero ser la persona a la que va dedicada ‘Mira lo que me has hecho hacer (a cualquier santo le rezo)’, una canción-desahogo de esas que no se cortan un pelo. «Todo el día fumando porros, qué lastima de chaval, deja ya de escribir temas sobre chicas que tú dices que trataron fatal, y empieza a afrontar la realidad, que eres un terrorista emocional». Si su estribillo «si te vas, llévame contigo» parece romántico, casi naíf, en realidad esconde un mensaje más siniestro, vinculado a la brujería. Y decepcionada absolutamente con el amor, Marta Movidas tiene más cera que dar en ‘Nani mo iranai!! 何もいらない (no necesito nada)’, en la que entra en un terreno más filosófico, para cantar: «odio este lugar, el cielo y la gravedad, que me puedas tocar / quiero escapar del constructo material tangible y terrenal». Su tema más melódico y synth-pop, es también ultra representativo del discurso de Marta Movidas, definido por los contrastes, irreconciliables en todos los mundos menos en el suyo.