La gran novedad a la que se enfrentará cualquier persona que escuche el nuevo disco de Love of Lesbian es que el grupo ha cambiado las estructuras enrevesadas de sus anteriores discos (algunos de los cuales fue doble, aunque de manera no intencionada; y no hay que olvidar que se hablaba de ‘El Poeta Halley‘ en términos de que era un disco de «pop progresivo») por otras más sencillas y convencionales. Asegura la banda de Barcelona que ha buscado hacer un trabajo más «contundente», menos complejo en lo musical, y en una entrevista con ellos que publicaremos próximamente, afirman que su intención en la grabación de ‘V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)’ ha sido despojar a sus nuevas composiciones de capas innecesarias y sintetizar ideas lo máximo posible para que sean las canciones las que destaquen, y no todo lo demás.
La banda de Santi Balmes nunca ha tenido problema en que sus (mejores) canciones destaquen, en cualquier caso: estas podían dar vueltas sobre sí mismas de diversas maneras, como la infravalorada ‘Bajo el volcán’, pero tampoco dejaban de ser memorables. Otra cosa eran los conceptos con los que enmarcaban sus álbumes, no siempre demasiado bien redondeados debido a la presencia de canciones menores y letras muy cuestionables, y que en algunos casos daban lugar a trabajos muy difíciles de digerir en su totalidad. No estoy seguro de que ‘V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)’ contenga canciones históricas a la altura de los clásicos de la banda, pero está bien entero, los despropósitos incluidos en el largo son un total de cero, y aunque el grupo sigue apegado a su afición por los crescendos épicos y a juegos de palabras tipo «si blanquean el racismo no hay color» o «se voló la tapa de los sexos en el puto lavabo», que no sé si son ocurrentes o todo lo contrario, por lo menos también se quitan de que el disco termine resultando indigesto con una serie de canciones diferentes, en las que exploran otros sonidos que les sientan muy bien.
Cuentan Love of Lesbian que ‘V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)’ es el disco más «de protesta» que han hecho, sin que esto signifique que sea un disco protesta como tal. Es fácil sentirse frustrado y alienado del mundo cuando ves que dos pazguatos como Donald Trump y Jair Bolsonaro capitanean naciones gigantes o que la sociedad todavía no pasa página de su racismo y su machismo, y Santi Balmes ha querido hablar de ello a su manera, desde una perspectiva un tanto pesimista. En ‘Crisálida’ directamente se pregunta si el ser humano no se debería extinguir; en ‘Eterna revolución’, que parece beber de los últimos Arcade Fire, los que han coqueteado con la pista de baile, declara que «no hay nada nuevo por aquí en Barbaria», plantea que existe una «dulce conspiración ante la involución» y busca a gritos «otra civilización» que le libere de «la infamia y toda clase de dolor»; y la macarra ‘Catalunya bondage’ con El Columpio Asesino utiliza la imaginería del BDSM para hablar de «manis», violadores «retrasados», «rehenes electorales» y «abuelas sediciosas».
Pese a la rabia política contenida en sus letras, ‘V.E.H.N.’ es en realidad un trabajo sumamente personal y reflexivo. Quizá, por eso, Love of Lesbian no se han comido la cabeza experimentando con estructuras e ideas de producción y han asimilado un sonido de pop-rock americano bastante clásico en forma y fondo que recuerda a Bruce Springsteen o a lo que, en la actualidad, hacen The War on Drugs
; y que por producción bordea lo añejo y apagado, no sé si a propósito. Destacan especialmente ‘Crisálida’, que cuenta con una melodía muy bonita, y tampoco se puede decir que la frase «no hay hierro para tanta anemia emocional» no llame la atención; y ‘Sesenta memorias perdidas’, que es parecida pero incorpora elementos del country y sintetizadores para adentrarse en un terreno más existencialista en lo lírico.De manera extraña, y puede que por primera vez en la carrera de Love of Lesbian, el single principal del álbum suyo no se cuenta entre lo mejor que este ofrece: el dramón épico de ‘Cosmos (Antisistema Solar)‘ habla sobre la identidad y sobre las emociones que la obra de la banda suscita entre su público; como balada está bien, funcionará en los directos… pero no es exactamente un single. El grupo ha dicho que es un tema «bisagra» entre las dos etapas, por lo que quizá apueste más por ‘Los irrompibles’, un tema mucho más enérgico que versa sobre la necesidad de «dar un paso para ser libres», y también un single más claro pese a su sonido un tanto trasnochado (esa euforia casi populista, esas guitarras medio jevis).
Pero la joya de la corona de la primera mitad de ‘V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)’ es ‘Viento del oeste’, una canción que también es épica, pero cuyo momento más emocionante se produce cuando entran en escena unos vocoders inesperados, logrando un momento de gran belleza muy sutil. La canción imagina un mundo en que el ser humano se deja llevar por sus instintos y no cae preso de la «razón», y su sonido relajado y vespertino, con esa mezcla de voces sintetizadas y guitarras acústicas que recuerdan al ‘Golden Hour‘ de Kacey Musgraves, es un soplo de aire fresco en un trabajo que se reserva otras sorpresas para el final.
‘El sur’ con Bunbury no es exactamente una sorpresa puesto que ya había sido single, pero su sonido sureño, majestuoso y dramático supone una buena asimilación del sonido de The Last Shadow Puppets. Sí ha chocado más la mandolina de ‘El mundo‘, una canción sin epicidad, ultra tradicional, folclórica incluso, que incorpora otros instrumentos como el «shaker, el vibráfono, el xilófono o las congas» además de frases en catalán y portugués, pero que no suena recargada ni pretenciosa. Sin embargo, es el corte final ‘El paso’ el que impresiona de verdad. Una bonita balada de ecos country-rock, folk y coros «ah ah ah ah oh oh oh», que se va creciendo poco a poco hasta llegar a un final que alcanza la categoría de mágico. Una canción que, como tanto desea Santi, se deja llevar, libre. También es una oda a la inspiración, que no ha abandonado a la banda, aunque en ‘V.E.H.N. (Viaje épico hacia la nada)’ no iguale glorias pasadas. Quizá porque lo mejor, ahora, es el todo.