¿Completa o semanal? ¿Atracón o paladeo escalonado? ¿Netflix o HBO? Es el eterno debate sobre la emisión de las series. ¿Cuál es mejor? Haciendo un símil, la primera sería la opción “neoliberal”: haz con la serie lo que te dé la gana, vela entera en un día o por partes en un año, compulsivamente o relajadamente. Eso sí, de forma individual, ya que, hasta que no la acabes, no vas a poder participar en el debate público si no quieres comerte spoilers. Pero date prisa, porque la semana que viene ya habrá empezado otra.
La segunda, sería la opción “socialdemócrata”: haz con la serie lo que yo te diga porque creo que es lo mejor para ti. Su emisión está planificada para que la consumas de la forma “correcta”, construyas una relación emocional con ella, y te permita participar en la conversación pública en igualdad de condiciones. Y si no estás de acuerdo, te esperas un par de meses y la ves como quieras.
Quizá la disyuntiva no sea “completa o semanal”, sino qué tipo de contenido se adapta mejor a una modalidad u otra. No es lo mismo una serie ligera como ‘El vecino’ que una compleja como ‘Mindhunter’, por poner dos ejemplos de Netflix. ¿No le hubiera ido mejor a la serie de David Fincher si se hubiera emitido semanalmente? Y al contrario, ‘Chernobyl’ era perfecta para verla de forma dosificada. Pero, ¿tiene sentido esperar una semana para ver un capítulo de media hora de ‘Silicon Valley’?
La emisión de ‘Mare of Easttown’ ha sido semanal (termina el lunes 31). Y ha sido un acierto. Su tono sombrío, su atmósfera opresiva, su densidad dramática, la variedad de tramas y personajes, y su extraordinaria gestión de la intriga, hace que sea una historia perfecta para degustar poco a poco. Y para comentarla luego durante la semana. No es extraño que se haya convertido en una de las series del momento, sobre todo en Estados Unidos, donde HBO sí revela los datos de audiencia.
Escrita por Brad Ingelsby, autor de thrillers como ‘La ley del más fuerte’, ‘Una noche para sobrevivir’ o el reciente drama deportivo ‘The Way Back’, y dirigidos todos los episodios por el eficaz Craig Zobel (‘Compliance’, ‘La caza’), ‘Mare of Easttown’ destaca por el protagonismo de una espléndida Kate Winslet (¿el Emmy ya tiene dueña?), quien además se estrena como productora. Todo el drama –que es mucho- y toda la intriga, se articula a través de su personaje.
Winslet interpreta a una detective de un pequeño pueblo de Pensilvania, del “cinturón del óxido”, tan degradado como poderoso visualmente. Su personaje es algo así como la versión femenina del típico policía maduro, divorciado, desmañado y bebedor que hemos visto en muchos thrillers criminales. Una “vieja gloria” local llena de traumas, madre (y abuela) divorciada, que suple sus carencias emocionales y su cansancio existencial con el trabajo policial.
Easttown es el clásico pueblo pequeño donde todos se conocen y nunca pasa nada (hasta que pasa). Y Mare es un personaje que ya hemos visto otras veces. Sin ir más lejos, en series recientes como ‘Happy Valley’, ‘The Killing’ e incluso ‘Heridas abiertas’, de la propia HBO, cambiando la profesión de policía por la de periodista. ¿Qué hace que la serie funcione tan bien a pesar de su falta de originalidad?
La combinación de dos elementos: el drama de la Mare madre, abuela, ex esposa e hija (la tierna y divertida relación con su madre, interpretada por Jean Smart, es otro de los aciertos de la serie); y el suspense de la labor policial de la Mare investigadora. ‘Mare of Easttown’ es igual de interesante cuando vemos a Winslet charlando con su familia en la cocina o ahogando penas en la barra de un bar, que cuando la vemos interrogando a un sospechoso o persiguiendo a un criminal. Esa es la clave de la serie: que no importa tanto quién es el asesino, como quién es Mare Sheehan.