Maroon 5 dejaron hace rato de ser una banda de pop-rock para convertirse en un conglomerado de autores y productores centrado en la pegadiza voz de Adam Levine -y en lo que sea que hace el resto de integrantes- que se dedica a fabricar y lanzar hits de pop blanditos y solventes que buscan la comercialidad del momento. La razón por la que son tan exitosos es porque sus canciones están diseñadas para ser adictivas, y la razón por la que son tan odiados es porque nadie percibe autenticidad en ellas. Han pasado por las manos de demasiadas personas. En ‘JORDI’, su nuevo disco, casi 50.
‘JORDI’ se titula en homenaje a Jordan Feldstein, mánager de Maroon 5 de toda la vida que falleció en 2017 por un ataque al corazón. La relación entre el título del álbum y su contenido empieza y termina en el single ‘Memories’, lanzado en 2019. Es un tema que refleja muy bien esta dicotomía amor/odio que existe con Maroon 5. La canción se supone que debería ser emocionante, conmovedora, pero suena tan sumamente calculada que solo causa rechazo. Es la fórmula clásica de Maroon 5: ellos mastican las emociones hasta convertirlas en un puré insípido, y el público consume sus canciones masivamente porque tienen un efecto narcótico. De ahí que el titular de uno de los pocos artículos que se ha atrevido a defenderles declare que Maroon 5 hacen canciones para gente que está «demasiado cansada para sentir algo».
Como no se le puede pedir peras al olmo, ‘JORDI’ vuelve a ser un buen disco de pop sin una personalidad marcada pero funcional, en el que incluso es posible percibir una cierta unidad en la producción evocadora y atmosférica de las canciones. ‘Sugar‘ era un single excelente, pero también era un single excelente de Katy Perry, y Maroon 5 no ven la necesidad de buscar un sonido propio cuando el que fabrican es tan exitoso. La balada ‘Beautiful Mistakes’
con Megan Thee Stallion podría ser de cualquiera, pero funciona y reconozco que la estrofa de «holding on» es bonita, y ‘Nobody’s Love’, otro de los singles que se dieron a conocer hace tiempo, con esos licks de guitarra tan ochenteros, está OK. Es olvidable, pero cuando la escuchas no te dan ganas de salir corriendo.Esta es la tendencia que sigue ‘JORDI’ desde el principio hasta el final. ‘Lost’ es otro single pegadizo, muy sintético, de base lo-fi pero no, que probablemente olvidarás una vez la hayas escuchado. ‘Lovesick’ tiene un punto Motown que sienta bien a la voz de Levine y Stevie Nicks aparece haciendo coros en una ‘Remedy’ que no, no está a la altura de su leyenda, pero quizá no iba a estarlo nunca. La balada ‘Echo’ con blackbear es atmosférica sin perder de vista la eficacia de un gancho que usa un «eco» en el estribillo. Y ‘Seasons’ es la apuesta de Maroon 5 por el sonido de trap y bedroom-pop de moda desde hace años. Otra vez no es exactamente una mala canción. ¿Cómo iba a serlo con tanta gente involucrada?
Más desaprovechada está H.E.R. en ‘Convince Me Otherwise’: ella canta de lujo pero la canción, que trata de emular un sonido de pop-rock de los 80, no es memorable, y Bantu puede agradecer a Maroon 5 abrirle a una audiencia masiva en ‘One Night’, pero este pseudo-dancehall es anodino y repetitivo. Tampoco necesitábamos escuchar al fantasma de Juice WRLD en ‘Can’t Leave You Alone’.
En este largo que habla sobre todo de la necesidad de apoyarse en el amor para superar la incertidumbre o la depresión, Adam Levine vuelve a ejercer de vehículo de unas canciones que se conforman con existir en el contexto de pop actual. Los artistas colaboradores pasan para saludar, pero no son esenciales. Maroon 5 tienen con ellos eso en común.